Valencia se suma a la celebración de bautizos civiles para dar “la bienvenida” a los recién nacidos

El Palacete de Monforte de Valencia acogerá las ceremonias civiles de “bienvenida a los recién nacidos” cuyas familias lo soliciten, con el fin de celebrar la llegada de un nuevo niño desde el respeto y la libertad de los ciudadanos que no quieren optar por celebraciones religiosas. La Junta de Gobierno Local ha aprobado este viernes la propuesta del alcalde, Joan Ribó, surgida por iniciativa de los ciudadanos para que el Ayuntamiento ofrezca estas ceremonias civiles de bienvenida.

Aunque todavía no se ha establecido un protocolo y se están estudiando los espacios y fórmulas para poder efectuar estas celebraciones, se ha planteado el espacio del Palacete y los Jardines de Monforte, donde habitualmente se llevan a cabo bodas civiles.

El alcalde ha subrayado la voluntad que sustenta esta iniciativa, y que consiste en “celebrar una ceremonia civil por la entrada a la sociedad de un niño o una niña, una sociedad en la que tienen unos derechos que queremos subrayar y defender”.

Ahora se analizarán las fórmulas que se llevan a cabo en otras ciudades, para adaptarlas a la idiosincrasia valenciana en un protocolo que estará listo en poco menos de un mes. Dado que no se trata de un acto administrativo, la realización de estas ceremonias no comportará el pago de ningún tipo de tasa por parte de los usuarios. “El Ayuntamiento de Valencia es de todos y de todas por encima de creencias y de no creencias, un ayuntamiento para todas las personas”, ha finalizado.

Estas ceremonias ya existen en otras ciudades de España, como Madrid, Barcelona o Pontevedra, y también dentro de la Comunidad Valenciana en municipios como Mislata, Benicàssim, Benidorm, Paterna o Elche.

La primera ceremonia de este tipo en España se celebró en 2004 en la localidad barcelonesa de Igualada. Fue una ceremonia laica celebrada en el Ayuntamiento en medio de una gran expectación mediática. Los bautismos civiles, una vieja tradición republicana francesa, se llevaron a cabo por primera vez en Estrasburgo (Francia) el 13 de julio de 1790, en tiempos de la Primera República.

Durante la Revolución Francesa proliferaron este tipo de celebraciones, hasta que se instituyeron por decreto el 26 de junio de 1792 como símbolo de la separación entre la Iglesia y el Estado. En Bulgaria, el bautismo está considerado el ritual más importante para el establecimiento de la identidad individual, por lo que los comunistas introdujeron una ceremonia llamada “bautismo civil”.

En la actualidad son diversas las ciudades del mundo que ofician este tipo de acogida bajo distintos nombres; en Liverpool, por ejemplo, se denominan naming ceremonies, es decir, ceremonias para dar nombre.