Así fue el mortífero fuego que arrasó 138 viviendas en Valencia en apenas una hora
Al menos nueve muertos y 15 heridos en el pavoroso incendio que se extendió a una gran velocidad por la fachada de dos bloques del barrio de Campanar a través de un aislante de las placas de aluminio
La policía recibió una llamada de aviso de un incendio en un piso de Valencia sobre la cinco y media de la tarde del jueves. Una hora después, las llamas se habían extendido a todo el complejo formado por dos bloques de viviendas de 14 y 10 plantas, unidos por una ascensor panorámico. “Jamás había visto un fuego así, tan rápido. Esto es una auténtica tragedia”, comentaba un agente antes de conocerse el primer balance de víctimas: nueve muertos y 15 heridos (sin riesgo para sus vidas). Una tragedia que recuerda por su impacto al accidente del metro de Valencia, de 2006, que segó la vida a 43 personas e hirió a 47; y por su tipología, al incendio que causó 72 muertos en la torre Grenfell en Londres, en 2017, un edificio que empleó en su construcción el revestimiento de poliuretano usado presuntamente en la fachada de estos dos bloques de Valencia.
Hoy no queda nada de las 138 viviendas que albergaban a unas 450 personas, según estimación de la administradora del edificio. Esta mañana ha amanecido una siniestra mole negra, ya sin fuego, en el popular barrio de Campanar, un antiguo pueblo de labradores de la huerta que en los años del bum del ladrillo, en la primera década del siglo XXI, vivió un notable crecimiento. Tanto que el barrio se extendió y nació Nou Campanar. Allí se acabó de construir en 2008 el complejo de viviendas en una manzana independiente, de aspecto moderno, calidad media-alta, pisos con jacuzzi y una reluciente fachada de placas de aluminio revestidas de poliuretano, muy eficaz como aislante, pero también muy inflamable.
Este material fue, muy probablemente, lo que provocó la fulminante extensión del fuego, según sostiene Esther Puchades, vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de València (Cogitival), que, entre otros expertos, participó en un peritaje de ese mismo inmueble. Otros expertos también inciden en el material aislante como conductor de las llamas, si bien no tiene claro que fuera poliuretano. Fbex, la promotora catalana del complejo, vendía los pisos en un vídeo aludiendo a sus “fachadas revestidas de un innovador material de aluminio”, “difícilmente inflamable o no inflamable”, antes de entrar en concurso de acreedores a raíz de la crisis de 2008.
Las horas pasaban. Ya se había habilitado un hospital de campaña, el número de voluntarios con comida y ropa no dejaba de aumentar y se había ofrecido cobijo en hoteles a 36 vecinos afectados. También se había abiertoorió un espacio en el cercano Centro de Referencia Estatal de Atención Psicosocial, asistido por profesionales, paraamiliares y allegados de fallecidos y desaparecidos, a pesar de que en un principio las autoridades solo habían comunicado oficialmente la existencia de 13 heridos. Insistían en la necesidad de ser muy prudentes porque las elevadas temperaturas y el fuego aún vivo impedían acceder al inmueble. Los bomberos, que llegaron a desplazar 22 dotaciones y contaron con la ayuda de la Unidad Militar de Emergencia (UME), no paraban de arrojar agua e inspeccionar con grandes focos y drones los balcones y terrazas, así como el interior de las viviendas. Cundían los malos augurios.
En esos momentos de tensión, varios residentes destacaron la labor del portero, que avisó a numerosos vecinos del incendio para que desalojaran sus pisos y ayudó a bajar a los que tenían menos movilidad. Lo presenció y así lo contó a este periódico Rida, tras su precipitada huida, justo con lo puesto, de su casa en la puerta 83. Allí “ya no queda nada”, se lamentaba antes de alejarse emocionada. Se han salvado de las llamas más destructivas el concesionario de la firma china de coches eléctricos de gama alta ByD y una tienda Tedy, ambas ubicadas en los bajos del complejo, que contaba con piscina y un pequeño jardín en la parte de atrás que, junto a la calle, han servido de cortafuegos para que las llamas no se extendieran a otros edificios aledaños.
El mayor alivio de la tarde terrible en Nou Campanar se vivió cuando los bomberos lograron rescatar finalmente a dos vecinos que, algunos que observaban desde abajo identificaban como un padre y a una hija, y otros como una pareja joven. En cualquier caso, aguantaron acurrucados en un balcón las acometidas del fuego mientras esperaban a que los bomberos se abrieran paso entre las llamas. Cuando al final lo consiguieron, el numeroso gentío que se agolpaba detrás del perímetro de seguridad rompió en un sonoro aplauso que muy pronto se mitigó por una de las diversas explosiones provenientes de los edificios en llamas. Una persona se salvó al saltar desde varias alturas a un gran colchón desplegado por los bomberos.
Las horas pasaban. Ya se había habilitado un hospital de campaña, el número de voluntarios con comida y ropa no dejaba de aumentar y se había ofrecido cobijo en hoteles a 36 vecinos afectados. También se había abierto un espacio en el cercano Centro de Referencia Estatal de Atención Psicosocial, asistido por profesionales, para acoger a familiares y allegados de fallecidos y desaparecidos, a pesar de que en un principio las autoridades solo habían comunicado oficialmente la existencia de 13 heridos. Insistían en la necesidad de ser muy prudentes porque las elevadas temperaturas y el fuego aún vivo impedían acceder al inmueble. Los bomberos, que llegaron a desplazar 22 dotaciones y contaron con la ayuda de la Unidad Militar de Emergencia (UME), no paraban de arrojar agua e inspeccionar con grandes focos y drones los balcones y terrazas, así como el interior de las viviendas. Cundían los malos augurios.
Cuando pasaban unos minutos de la medianoche y las llamas seguían ardiendo, aunque parecía que no quedaba nada por quemar, Jorge Suárez, subdirector general de Emergencias de la Generalitat, compareció ante los medios de comunicación, acompañado por el presidente valenciano, Carlos Mazón, y la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ambos del PP. Suárez dio la fatídica noticia de que ya se habían contabilizado cuatro muertos, pero no quiso cifrar el número de desaparecidos. También la ministra de Ciencia y secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant, estuvo en el puesto de mando. Minutos más tarde, fuentes oficiales del Ayuntamiento de Valencia señalaron que había 19 desaparecidos en el incendio de Nou Campanar.
Esta mañana las cifras variaban. Las personas que permanecen desaparecidas eran entre 9 y 15. La delegada de Gobierno, Pilar Bernabé, aseguraba que hay residentes que son extranjeros y que costará más conocer su paradero. Acerca del cambio de cifras, la delegada insistía en que la Policía Nacional tenía 14, no 19 desaparecidos. Y fuentes municipales aclaraban que el descenso de cinco desaparecidos respecto a la información ofrecida ayer es porque se han recontado y depurado algunos datos erróneos. Pero advierten de que esta cifra irá variando. Lo cierto es que a primera hora de la tarde el drama se veía en otras cifras, las de los nueve muertos.
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