Detenidos de nuevo los dos cabecillas de la mayor trama de ‘sextorsión’ desmantelada en España
Ismael Bousnina y Massinissa Ferrah, procesados en 2022 por la Audiencia Nacional por chantajear a miles de usuarios de páginas web de prostitución, son arrestados por montar otra red similar con más de 100 víctimas
Nuevo golpe a las redes de sextorsión con dos viejos conocidos de las fuerzas de seguridad entre los detenidos. La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal que presuntamente chantajeó a más de 100 usuarios de páginas web de prostitución con la amenaza de poner en conocimiento de sus familias y conocidos que habían intentado contratar servicios sexuales, según ha informado este domingo el instituto armado. Se estima que pudieron embolsarse 250.000 euros. En la operación han sido detenidas 34 personas y otras 27 ha declarado como investigados. Entre los capturados están Ismael Bousnina Obando, alias Salva, y Massinissa Ferrah Muñoz, Erik, quienes ya fueron arrestados en 2020, durante la llamada la Operación Lubido-Hezurra, como presuntos cabecillas de la que en aquel momento fue catalogada como la mayor red de sextorsión del país, que entonces se estimo que pudo haber alcanzar las 4.000 víctimas, según han confirmado a EL PAÍS fuentes cercanas a la investigación.
Salva y Erik están a la espera de ser juzgados en la Audiencia Nacional por aquellos hechos después de que, en septiembre de 2022, el juez José Luis Calama los procesara por pertenencia a organización criminal y extorsión junto a otros 90 presuntos integrantes de aquella trama. Entre los chantajeados entonces figuraba Abelardo Fernández, exjugador de Sporting de Gijón y el Barça y entonces entrenador del Deportivo Alavés, según reconoció el afectado.
La nueva organización criminal presuntamente liderada también por Salva y Erik utilizaba métodos similares a la primera. Publicaba anuncios ficticios en páginas que ofertan servicios de prostitución con los que los potenciales clientes contactaban para concertar un encuentro que finalmente no se realizaba. Los ahora detenidos indagaban entonces en los detalles personales de estas personas ―como el lugar de residencia, el de trabajo o que si tenían pareja― para luego llamarles por teléfono e exigirles el pago de una cantidad de dinero con el argumento de que habían concertado una cita a través de la web con una de las chicas y que no habían acudido, provocándoles un supuesto perjuicio económico. Si no entregaban la cantidad de dinero, amenazaban con difundir en sus entornos que eran usuarios de servicios de prostitución.
Si ello no era suficiente, la trama no dudaba en pasar a las amenazas de muerte para coaccionarles. Para ello, se presentaban como integrantes de un supuesto grupo mafioso de algún país del antiguo bloque de Este y les enviaban vídeos en las que aparecían personas torturadas que se negaban a pagar o de individuos enmascarados empuñando armas de fuego o machetes de gran tamaño para intimidarlos. En el sumario instruido en la Audiencia Nacional por la primera trama de Salva y Erik desmantela ya se recogían algunas de las amenazas telefónicas que solía utilizar la trama: “En media hora quiero mi dinero y si no te pegaré dos tiros en la pierna”, “baja el tonito de voz si no quieres que te parta las piernas”, y “venga, hijo de la gran puta, ahora vas a ver, te voy a pegar dos tiros cuando te vea; te voy a vaciar un cargador en la cabeza”.
Ahora, la red había conseguido que las víctimas les entregasen todo el dinero que tenían ahorrado e, incluso, que algunas solicitaran préstamos personales hasta arruinarles. Según destaca la Guardia Civil en su nota de prensa, una de las víctimas necesitó atención médica durante meses por las graves secuelas psicológicas sufridas. Otra fue secuestrada en Benassal (Castellón). Tras subirla a la fuerza en una furgoneta, le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y un cuchillo de gran tamaño en el cuello para obligarla a ir al banco para que extrajera todo el dinero de su cuenta bancaria.
Los pagos realizados por las víctimas, como ocurría con la primera trama, eran ingresadas por la red en cuentas bancarias abiertas a nombre de lo que en la jerga policial se conoce como mulas, personas que, a cambio de una pequeña comisión económica, dejan que se usen sus nombre para contratar productos financieros. Con ellos los cabecillas lograban impedir que se pudiera seguir el rastro del dinero hasta ellos. Se trataba en la mayoría de los casos de personas reclutadas en la calle. Luego, uno de los jefes de la organización, asiduo a locales de juego y casas de apuestas, utilizaba estos establecimientos para blanquear parte del dinero. Dos de los investigados son trabajadoras de uno de estos locales.
Un anciana, víctima de ‘phishing’
Los investigadores detectaron también que la red no solo extorsionaba a los usuarios de páginas de prostitución, sino que presuntamente también realizaba estafas bancarias ―en la Operación Lubido-Hezurra había ocurrido algo similar―. Para ello, a través de campañas de phishing (creación de páginas web similares a las reales de una empresa o banco) obtenían los datos de las víctimas, contactaban con ellas haciéndose pasar por miembros el departamento de seguridad de las entidades financieras y accedían a sus cuentas. Una de estas víctimas resultó ser una anciana de más de 70 años de edad, enferma de Alzhéimer.
A los ahora detenidos se les imputan los presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, blanqueo, extorsión, secuestro, lesiones, estafa, robo con fuerza, falsificación documental, posesión ilícita de armas y delitos contra la salud pública. En la operación, se han realizado siete registros domiciliarios en las localidades de Valencia, Burjassot, Alfafar, Sedaví y Tous, donde se han intervenido 50 teléfonos móviles, diversas tarjetas bancarias, 6.505 euros en efectivo, 180 gramos de hachís, 281 de marihuana y 164 de anfetaminas, así como armas prohibidas (defensa extensible, espray de defensa personal y machete de gran tamaño) y cámaras espías. También se han incautado joyas, relojes, material informático y electrónico, documentación falsa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.