La estrategia trumpista de Mazón
La estrategia del ‘president’ es la de la doctrina del ‘shock’. Cambios tan rápidos que no dé tiempo a reaccionar

No son pocos los políticos y analistas progresistas que han subestimado la capacidad de personajes como Donald Trump o Javier Milei para resistir contra viento y marea. Una capacidad que está fuera de toda duda, a pesar de la enorme polarización y las multitudinarias movilizaciones que generan en su contra. Son capaces de resistir e, incluso, seguir impulsando su agenda política reaccionaria. Lo cierto es que, a pesar de que pueda parecer que no tienen ninguna estrategia política, sí la tienen: la estrategia del caos, que tiene en el exasesor de Trump Steve Bannon a uno de sus principales teóricos. Cuando Trump fue elegido en 2016, Bannon respondió esto en una entrevista: “Lo único que tenemos que hacer es inundar la zona. Cada día los atacamos con tres cosas. Morderán una, haremos todo lo que podamos. Bang, bang, bang”. Esta forma de hacer política, a diferencia de otras que nos son más propias y cercanas, no tiene como objetivo convencer, sino que más bien busca desorientar y desgastar a la opinión pública, como recuerda el consultor Antoni Gutiérrez-Rubí. Un desgaste paulatino que demuestra que, como decía el exprimer ministro italiano Giulio Andreotti, “no desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo”.
Cuando ocurrió la tragedia de la barrancà, la mayor parte de los valencianos pensábamos que Mazón dimitiría ipso facto. Pensamos —quizás ingenuamente—, que abandonar a miles de valencianos en uno de nuestros momentos más críticos mientras se pegaba tamaña comilona en El Ventorro sería motivo suficiente para ver caer a quien apenas un año antes se las prometía muy felices como Molt Honorable Somrient. Pero...¿Qué ha pasado? Tres palabras: inundar la zona. Recapitulemos. Mazón ha ganado tiempo, preparando su estrategia judicial y dispersando las responsabilidades entre el gobierno central, antiguos compañeros de su Consell, al “ecologismo radical” o a la Confederación Hidrográfica del Júcar. Ha soltado falacias por su boca como si de una ametralladora se tratase, se ha contradicho una y mil veces y ha seguido sonriendo. ¿Que lo increpan por la calle? Paga a un grupo de acólitos para que le aplaudan. ¿Que en À Punt los periodistas trataron la tragedia con rigor y denunciaron las vergüenzas de la gestión del Consell? Los purga, nueva dirección, Mayren Beneyto y corridas de toros. ¿Que pierde la consulta lingüística creada para atacar al valenciano? Confrontación y recortes en la Acadèmia Valenciana de la Llengua. ¿Que hay manifestaciones multitudinarias cada mes contra Mazón? Los llamamos catalanistas y los criminalizamos. Ah, y, por si fuera poco: ¿Que hay que “chupársela” a Vox (Carlos Mazón dixit)? Pues manos a la obra. Sin ningún tipo de escrúpulo ni vergüenza.
La estrategia de Mazón es la de la doctrina del shock. Cambios tan rápidos que no dé tiempo a reaccionar. Que, cuando hay una reacción frente a un tema, ya haya otros 3 encima de la mesa. Confunde. Divide. Reina en el caos. El plan de Mazón busca que la oposición esté desunida, mostrar las contradicciones del PSPV en su relación con Ferraz y las de Compromís con sus divisiones y su crisis interna. Y ahora, la pregunta que muchos de ustedes se harán: ¿Cómo se combate el trumpismo comunicativo? En primer lugar, se requiere de más unidad estratégica entre la oposición a la hora de escoger los temas y marcar agenda. En segundo lugar, es necesaria una mayor coordinación entre oposición, sindicatos y movimientos sociales, que permita definir acciones concretas y maximizar los esfuerzos: esto es una carrera de fondo. Y, en tercer lugar, se requiere de nosotros, los ciudadanos de a pie, que tenemos el deber histórico de no permitir que nos impongan la tristeza y la resignación. Que, como decía Antonio Gramsci, seamos capaces de responder con el optimismo de la voluntad; la fuerza de un Pueblo trabajador que es capaz de levantarse una y mil veces. Amunt, valencians!
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