El PP duplica sus diputados en la Comunidad Valenciana y gobernará la Generalitat con el apoyo de Vox

El PSOE resiste y gana cuatro escaños pero Compromís cae y Unides Podem desaparece

El candidato del PP y próximo presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, y la candidata a la alcaldía de Valencia, Maria José Catalá, a su llegada a la sede del partido en Valencia.Foto: MANUEL LORENZO (EFE) | Vídeo: EPV

El PP apuntó a la Comunidad Valenciana como clave, termómetro, balanza y muestra de las posibilidades de cambio no solo en este territorio sino en toda España y el resultado ha sido claro. Los populares se han sobrepuesto a ocho años perdiendo votos y la derecha se ha impuesto con rotundidad en la Comunidad Valenciana. En cualquier caso, el PP, que prácticamente duplica el porcentaje de votos y de escaños respecto a los obtenidos en 2019, no alcanza la mayoría absoluta y precisará de Vox para que Carlos Mazón acceda a la presidencia de la Generalitat. Así, el candidato popular sirve en bandeja...

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El PP apuntó a la Comunidad Valenciana como clave, termómetro, balanza y muestra de las posibilidades de cambio no solo en este territorio sino en toda España y el resultado ha sido claro. Los populares se han sobrepuesto a ocho años perdiendo votos y la derecha se ha impuesto con rotundidad en la Comunidad Valenciana. En cualquier caso, el PP, que prácticamente duplica el porcentaje de votos y de escaños respecto a los obtenidos en 2019, no alcanza la mayoría absoluta y precisará de Vox para que Carlos Mazón acceda a la presidencia de la Generalitat. Así, el candidato popular sirve en bandeja a su presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, una primera piedra del camino hacia La Moncloa.

Con el 94% de los votos escrutado, el bloque de las derechas ocupará 53 asientos de los 99 que hay en las Cortes valencianas (PP, 40; Vox, 13). El PP se ha alzado además como el partido más votado con un 35,40% que, unido al 12,4% conseguido por Vox, son suficientes para desbancar a la izquierda (PSOE, 31; Compromís, 15) que, junto a Unides Podem, ha gobernado durante las últimas dos legislaturas en el territorio encabezado por el socialista Ximo Puig. La victoria de los populares no se ha debido a una derrota del PSOE, que ha ganado cinco diputados, sino al descalabro de Compromís, que ha perdido dos y la desaparición de Unides Podem del arco parlamentario valenciano. También Ciudadanos se queda sin representación.

Entre la izquierda hay dos datos relevantes. El PSOE no solo ha aguantado el envite y gana escaños sino que ha obtenido casi un 5% más de votos que en 2019. Sin embargo, la resistencia de los de Ximo Puig no ha sido suficiente para paliar la caída de Compromís, sin Mónica Oltra, y la desaparición de Unides Podem, que no ha alcanzado el necesario 5% de los votos para entrar en las Cortes Valencianas.

En cualquier caso, el triunfo del PP es incontestable, como se ha demostrado en los resultados municipales. Difícilmente se puede alcanzar la Generalitat sin ganar alguna de las tres capitales de provincia. La izquierda ha resistido en la provincia de Valencia, sobre todo en el llamado cinturón rojo de su área metropolitana, si bien la derecha ha avanzado también y ha sido la ganadora sin ambages en Alicante y Castellón. Ya en las elecciones autonómicas de 2019, la diferencia entre el bloque de la izquierda, ganadora entonces, y el de la derecha, tan solo fue de 40.000 votos. La diferencia ahora supera los 120.000 votos a favor de la derecha. Unides Podem ha obtenido en estos comicios alrededor de 85.000. Ciudadanos ha obtenido 36.000 apoyos. En definitiva, 75.000 votos de diferencia a favor de los partidos de la derecha entre las formaciones parlamentarias o las que en adelante ya serán extraparlamentarias.

Carlos Mazón ha afirmado, durante toda la campaña, que tratará de formar un gobierno en solitario. Los datos reflejan que, en cualquier caso, necesitarás de los votos de Vox para acceder a la presidencia de la Generalitat. Además, el dirigente del PP valenciano nunca ha descartado un gobierno con Vox. “Hablaremos con todos los grupos”, aseguró en una entrevista a EL PAÍS.El presidente del partido de ultraderecha, Santiago Abascal, ya advirtió que no le entregaría “un cheque en blanco” para gobernar y que exigirá entrar a formar parte del Ejecutivo. Abascal ha garantizado que si Vox logra en la Comunidad Valenciana un resultado similar al de Castilla y León el pasado año, exigirá un gobierno de coalición.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, durante una rueda de prensa.Foto: M.MÒNICA TORRES (EL PAÍS) | Vídeo: EPV

En su primera comparecencia, Carlos Mazón no ha mencionado a Vox y ha asegurado que se dirigirá al resto de formaciones políticas, con el mismo orden que lugar han ocupado en porcentaje de votos, “para tratar de garantizar ese gobierno estable, eficaz y que ponga en marcha el gobierno del cambio”. Mazón no pudo ocultar su alegría por la que calificó como “gran y clara victoria”. “Es una gran noche para el PP”, ha afirmado.

Por su parte, el candidato de Vox a la Presidencia de la Generalitat, Carlos Flores ha “tendido la mano” al PP para abrir “una nueva fase en la historia” de la Comunidad Valenciana pero ha advertido que la formación “no está dispuesta a hacer regalos ni a aceptar chantajes”.

Puig pide evitar la crispación y Baldoví elude la autocrítica

El candidato socialista a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, pidió anoche, tras el resultado del 28-M, que la sociedad valenciana “no caiga en la división, en las trincheras, en la crispación” y consideró que “es la hora de preservar la unidad, el respeto y la convivencia”.

El socialista agradeció a los electores el resultado obtenido: “Hemos conseguido más votos que en 2015 y en 2019, pero ha sido insuficiente”, destacó y defendió el proyecto que ha liderado, al frente del Gobierno del Botànic, junto a Compromís y Unides Podem, un proyecto “abierto, transversal y de mayoría social”, tal como dijo. Ximo Puig respondió con un enigmático “cada día tiene su afán” al ser preguntado por su futuro al frente de la oposición y señaló que hoy convocará una ejecutiva socialista para abordar “cómo conformar la alternativa”.

“Una oposición contundente y propositiva” es la que dijo el candidato de Compromís, Joan Baldoví, que desarrollará en las Cortes Valencianas, con dos diputados menos que en 2019. Pese a ello, el exdiputado nacional no realizó autocrítica alguna.

Tras ocho años de sequía, el Partido Popular festejó su gran victoria y lo hizo en su nueva sede, a pocos metros del Ayuntamiento de Valencia y en plena ‘milla de oro’ de la ciudad. Y lo hizo por todo lo alto. La victoria popular llegó en una noche ideal para lucir chaleco. Ni frío, ni calor, ni lluvia. Sin embargo, muchos simpatizantes echaron mano de ellos. Más incluso que de banderas de España. La banda sonora empezó con el grito de Campeones, campeones, pasó al Libre de Nino Bravo y acabó con el himno regional.

La celebración en el PP empezó pronto, porque el ambiente de funeral en las sedes del PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem dejó claro bien pronto que no iba a haber batalla. Ni en una urna ni en la otra. Pero faltaban los grandes ganadores, Carlos Mazón y María José Catalá, no aparecieron hasta las once de la noche. Primero llegó Catalá, a la que sus seguidores recibieron al grito de “alcaldesa, alcaldesa”, repartiendo besos y abrazos, flaqueada por su número dos, un exultante Juan Carlos Caballero, que fue una de las almas de la fiesta. “¡Viva el Partido Popular! ¡Viva María José Catalá!”, atronaba la calle, informe Nacho Herrero.

La calle se fue llenando y estaba ya a reventar cuando a las doce hizo acto de presencia Mazón. El dirigente alicantino, con Catalá a su lado, tenía los ojos vidriosos pero eran ya muchos los que lloraban. Los abrazos ya incluían incontables besos. El “presidente, presidente” atronó cuando Mazón tomó la palabra. Agradeció al aún president Ximo Puig una llamada que no le pudo coger. Mas allá del “Bona nit” y del algún “Comunitat Valenciana” de Mazón el único valenciano que se habló fue el himno regional que cantaron solemnes de principio a fin para dar paso más fiesta.

La rápida carrera de Carlos Mazón

A Carlos Mazón (Alicante, 49 años) le han bastado cuatro años para auparse a lo más alto de la política territorial, la Presidencia de una comunidad autónoma, la valenciana, aunque para ello precisará del apoyo de los diputados de Vox. Han pasado cuatro años desde que Mazón aceptó figurar en una lista del PP, para luego presidir la diputación de Alicante, hacerse con el partido en la provincia y saltar hasta el PP autonómico. Bien es cierto que Mazón no era novato en esas lides. Con solo 25 años fue director general del Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ), nombrado entonces por Eduardo Zaplana, y permaneció en la política 10 años para luego guarecerse en la Cámara de Comercio de Alicante durante otros 10.
Pero, tras los cuatro últimos años, y especialmente desde julio de 2021, Mazón se ha mostrado bregado, curtido, con capacidad para vérselas con adversarios mucho más consolidados en gestión y en política. En ese camino ha dejado cadáveres políticos, como el de su antecesora al frente del PP valenciano, Isabel Bonig, al que la dirección popular obligó a apartarse para colocar a Mazón. También ha renegado de sus padrinos: desde el propio Zaplana; la mano derecha de este, José Joaquín Ripoll; el exsecretario general del PP, Teodoro García Egea; o el expresidente de los populares Pablo Casado. Los primeros, por su implicación en casos de corrupción, los últimos, por la batalla perdida contra Isabel Díaz Ayuso que elevó a Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP nacional. Antes de eso, Mazón había dado su apoyo férreo a Pablo Casado, pero, poco después, se unió a otros dirigentes autonómicos y reclamó marcar un liderazgo fuerte.
En estas elecciones no solo se jugaba su capacidad de hacer resurgir al PP valenciano, sino también el conseguir unos resultados reclamados por su presidente, Alberto Núñez Feijóo, y hacer que los socialistas perdieran su mayor bastión, la Comunidad Valenciana. Aunque ha recorrido todo el territorio, las grandes voces han estado destinadas a hacerle esa campaña a Feijóo sobre el fin del sanchismo. Ha conseguido dar un vuelco absoluto, que la suya sea la lista más votada y ahora tendrá que demostrar esa capacidad de diálogo y consenso de la que ha hecho gala. Su pretensión, según ha ido asegurando, es gobernar en solitario.

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