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Díaz Ayuso, de candidata desconocida a referente de la derecha

La presidenta se da un máximo de ocho años de permanencia en el poder tras pasar de desconocida a referente

Juan José Mateo
Isabel Diaz Ayuso
Isabel Díaz Ayuso.Agustín Sciammarella

El domingo, cuando ya ha terminado la fiesta por el día de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso confiesa el vértigo que siente ante el examen de las urnas.

“Ha sido mi primer Dos de Mayo, porque el anterior estuvo teñido por la pandemia, y quizá sea el último. Por eso tenía que vivirlo al máximo”, dice Díaz Ayuso.

“Muy optimista, presidenta. ¡Gracias!”, estalla con una risotada su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, mientras se le marchita el clavel rojo que lleva en el ojal de la americana.

Tras permanecer la mayor parte de su carrera política lejos de los focos, Díaz Ayuso (42 años) se ha transformado en la referencia de la derecha. Da igual que en 2019 se convirtiera en la primera candidata del PP en perder unas autonómicas madrileñas desde 1987. No importa que durante todo 2020 le haya perseguido la polémica por su gestión de la pandemia. Tampoco que en 2021 haya decidido convocar elecciones adelantadas en medio de una crisis sanitaria sin precedentes. Díaz Ayuso ha construido su éxito actual sobre una pila de malas noticias que habría sepultado a muchos políticos, y quizá por eso vive el presente como si no tuviera futuro.


Saboreándolo antes de que se acabe. Disfrutándolo antes de que se vaya tan rápida y sorprendentemente como llegó.

”En política hay que vivir con intensidad cada momento, y que sea breve”, recetó durante la campaña en una radio, evocando a esos deportistas de élite que alcanzan la excelencia cuando dominan el arte de permanecer en el aquí y en el ahora. “Si quieres hacerlo bien, tienes que estar a pleno rendimiento, para chutar siempre a gol. Eso te lo dan las ganas, la ilusión… pero como todo en la vida, se puede ir desgastando”, argumentó. “Cuando uno está cómodo en el poder, es porque no lo está haciendo bien”.

Igual que hizo en su día José María Aznar, Isabel Díaz Ayuso se ha puesto fecha de caducidad: como mucho, y si así lo quieren los votantes, ocho años en el poder. A escala madrileña, la líder regional del PP también ha emprendido un proyecto parecido al del expresidente: reunificar la derecha. A ambos les acompaña en ese viaje el mismo asesor influyente, Miguel Ángel Rodríguez.

¿Y quién es Rodríguez? “Es un escudero, protector, compañero de aventuras, la persona que más me divierte, que más me inspira y más me enseña”, le define, emocionada, Díaz Ayuso en el mitin con el que cierra su campaña. Para la líder del PP, Rodríguez es todo eso y más. Son dos almas gemelas que entienden la política como un ejercicio de ocupación de espacios mediáticos, y que practican un “estilo kamikaze”, en definición de un barón del PP. Porque Díaz Ayuso choca hasta con su propio partido.

”Yo es que soy muy mandona”, lanzó para justificar su negativa a confirmar durante casi 48 horas el fichaje para sus listas de Toni Cantó, decisión que se interpretó como un intento de subrayar su autonomía frente a la dirección nacional, impulsora de la llegada del actor. Una frase pronunciada durante un programa de máxima audiencia.

“No rehúsa ninguna batalla, y percibes que va al choque”, cuenta una presentadora que la trata habitualmente. “Se ha convertido en un contrapoder porque Madrid ha sido muy noticia [con la pandemia]”, sigue. “Ha sido el verso suelto, porque ha ido a contracorriente en muchas ocasiones”.

Durante un tiempo, a Díaz Ayuso se le conoció por sus errores: las becas para hijos no nacidos; la defensa de los atascos; o su alarmismo ante Podemos (“cuando volváis de vacaciones, le han dado la casa a los amigos okupas”).

Luego su día a día se asoció a la polémica del caso Avalmadrid, investigado en la Asamblea, donde una comisión concluyó que en 2011 recibió trato de favor por parte de una compañía a la que financia la Comunidad. Más tarde toda su agenda quedó ocupada por la gestión de la pandemia, y varias decisiones clave: confrontar constantemente con Pedro Sánchez; y mantener abierta la hostelería mientras el virus golpeaba la región. Ahora, a Díaz Ayuso la define otra cosa: el poder. ¿Cuál será su legado? “La transformación”, contesta. “Las obras de Gallardón conectaron el sur con el centro. Aguirre, con sus hospitales, consiguió que ningún madrileño tuviera uno a más de 30 minutos”, ejemplifica. “Yo quiero dar un paso adelante en digitalización. No siempre hay que dejar solo una transformación física”.

Sería una huella etérea en el mañana. Quizá lo lógico en una política que exprime el hoy como si temiera que le ocurriera lo que a otros que brillaron como el sol, caso de Albert Rivera: que de repente se apagara su estrella.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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