El resultado del País Vasco no modifica las alianzas en Madrid
Esta continuidad no oculta el terremoto que se ha producido por el rotundo éxito de EH Bildu
Madrid no siempre determina lo que pasa y lo que piensan en el resto de España. Mucho menos en las comunidades autónomas con fuerte identidad, donde sus ciudadanos sienten fuerte apego a sus instituciones y con conciencia de que son estas las que determinan su bienestar. Las elecciones en el País Vasco ponen de relieve esta realidad con un resultado en el que ha primado por encima de todo lo que pasa y puede pasar en esa comunidad, al margen de las acciones del Gobierno central y de las Cortes españolas. El lehendakari volverá a ser del PNV y socialista un vicelehendakari. Esta continuidad no oculta el terremoto que se ha producido por el rotundo éxito de EH Bildu, que ha quedado a 30.000 votos por debajo del todopoderoso partido jeltzale.
El descenso del partido de Sabino Arana se ha reflejado en las encuestas desde hace más de un año, con Bildu, cada vez más pegado a su rueda. “El desgaste del poder”, reconocían los peneuvistas que han asistido al creciente malestar de decenas de miles de vascos por las deficiencias de sus servicios públicos, esencialmente la sanidad, y el imposible acceso a la vivienda de nuevas generaciones. De todas las deficiencias se ha hecho portavoz Bildu.
De los problemas de los vascos es de lo que han hablado todos los candidatos. No de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. La mayoría de los actores políticos vascos, con la excepción del PP y de Vox, seguirán su camino en las instituciones vascas, y hoy por hoy, mantendrán su apoyo parlamentario al Gobierno de España.
Los socialistas suben dos escaños, por encima de sus expectativas, y no tienen que enfrentarse a tener que decir “no es no” a Bildu en el supuesto de que hubiera sido primera fuerza política y le llamara a formar gobierno. También puede hacerlo en su posición segunda, pero ya sabe la respuesta.
El reproche del PP nacional a modo de explicación de la subida de Bildu, de que Pedro Sánchez “ha blanqueado” a la izquierda abertzale, continuará, aunque esa lectura no tenga en cuenta la realidad sociológica del País Vasco y a la propia estrategia de Bildu. Esa fuerza política llega a Madrid blanqueada de casa, con la decisión de pegarse al terreno, políticas sociales y económicas, y aparcar sus aspiraciones independentistas, señalan interlocutores de distintos partidos. El revuelo creado por la incapacidad de su candidato, Pello Otxandiano, de llamar a ETA grupo terrorista, revolvió la política nacional y parte de la vasca pero no tanto como para determinar el voto. Los socialistas saben, y temen, que pasada otra legislatura pudiera ser que Bildu fuera primera fuerza política, y, además, es posible que sus candidatos no titubeen cuando se les pregunte por ETA. Esa normalización es la que se derivó de los sucesivos pactos antiterroristas. Pero nadie le quitará el PSE y al PSOE la alegría de anoche por su ascenso y por volver a ser la fuerza que determina el Gobierno de Euskadi.
El PP sube un escaño pero carece de fuerza para influir en el quehacer diario aunque su candidato, Javier de Andrés, tiene vocación y voluntad de seguir remando. No ha conseguido el PP nacional el objetivo de engullir a Vox. A la izquierda del PSOE la desaparición de Podemos y la entrada de Sumar supone un respiro para la formación que lidera Yolanda Díaz. Los votantes de la izquierda del PSOE saben que no es un voto desperdiciado con la vista puesta en las elecciones catalanas y, sobre todo, europeas, según la lectura de Sumar.
Las elecciones vascas no van a marcar el devenir de la legislatura del Gobierno de coalición del PSOE y Sumar. Los socios externos siguen siendo los mismos y con la misma complejidad para la discusión y la negociación bilateral. Queda para la reflexión el dato de la fuerza del soberanismo en la cámara vasca: 54 de los 75 escaños.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.