“Hay que ser positivo. De esto se sale aunque cueste muchísimo”

Cuando Marta Castanys entró en el hospital 12 de Octubre de Madrid el 25 de febrero por alguna contrariedad en el embarazo, nada le hacía presagiar que iba a estar al borde de la muerte. Esta auxiliar de enfermería había pasado la semana 38 de gestación de su hija Yaiza, tenía las piernas inflamadas y no orinaba. Días después, se le diagnosticó coronavirus y empeoró rápidamente. Llegó a estar crítica y los médicos que la atendían temieron en más de una ocasión por su vida. Ahora se ha convertido en la primera paciente de la UCI que ha recibido el alta por la pandemia y se recupera en la casa de su madre. “Hay que tirar para adelante, ser muy positivo, porque de esto se sale, aunque cuesta muchísimo”, reconoce Castanys.

La paciente, de 41 años, había llevado su embarazo en otro centro. Pero se cambió al 12 de Octubre cuando supo que había riesgo de dar a luz por cesárea. Este hospital es uno de los pocos en los que se deja estar a la pareja de la parturienta durante la operación. “La cesárea me la hicieron de urgencia la madrugada del 26 de febrero. Fue todo con normalidad y la niña pesó 3,5 kilos”, recuerda.

Castanys fue trasladada a planta, en el edificio de maternidad. Continuaba con las piernas inflamadas, por lo que también la vieron un nefrólogo y un cardiólogo, según recuerda su ginecóloga, Emma Batllori. “Estaba bien. Había tenido algo de fiebre tras la cesárea, pero tampoco era muy importante ya que suele aparecer en estos casos”, añade la especialista. La situación cambió radicalmente el cuarto día, cuando la fiebre fue más alta y empezó con una tos seca y dolor de garganta. “La saturación de oxígeno en sangre fue bajando. Le hicimos un análisis de los virus más comunes y dio negativos a todos”, añade Batllori. En esas fechas, el coronavirus casi no había llegado a Madrid y los casos eran escasos. Nada hacía sospechar que Marta estuviera contagiada.

“No me acuerdo de nada. Perdí la noción del tiempo. Tan solo recuerdo que vinieron algunos familiares y amigos a vernos a la niña y a mí y que la trajeron algunos regalos. Eso sí, tenía mucha tos, no paraba de toser”, afirma Castanys. La peor noticia llegó al sexto día, cuando le hicieron la prueba del coronavirus, tras ver en unas radiografías que tenía neumonía bilateral. Dio positivo.

Problemas respiratorios

La paciente ingresó el 4 de marzo en la unidad de cuidados intensivos (UCI) con fiebre alta, graves dificultades respiratorias y baja saturación de oxígeno. Los facultativos le hicieron la prueba a la pequeña Yaiza. También dio positivo. La ingresaron en la unidad de neonatos, pero su estado siempre ha sido bueno.

Ya en la UCI, Marta fue sedada. Los facultativos la entubaron y la conectaron a un respirador. “Antes de dormirla, le dijimos todo lo que le íbamos a hacer”, recuerda la médico de la UCI, Silvia Chacón. Las dificultades respiratorias se mantuvieron durante semanas y la paciente llegó incluso a agravarse. La covid-19 se caracteriza por acumular mucha mucosidad en las vías respiratorias. Esto impide que los enfermos puedan ventilar, incluso si están conectados a un respirador. En el caso de Marta la tuvieron que practicar una traqueotomía. “Estos pacientes tienen una estancia prolongada en la UCI. Su evolución es muy lenta. Por eso, al no dar el alta a unos y seguir ingresando más, se producen las saturaciones”, añade Chacón.

El personal del 12 de Octubre se volcó con Marta, al igual que con el resto de pacientes. El hecho de que había sido mamá justo antes de enfermar la convertía en especial. La llenaron la estancia con fotos de la recién nacida. Querían que la primera imagen que tuviera al abrir los ojos fuera la de su bebé, según describe la médico de la UCI Victoria Trasmonte. Los especialistas intentaron despertarla en dos ocasiones, pero la auxiliar se puso muy agitada y no respondió bien a la falta de sedación. “Lógicamente, no me acuerdo de nada de eso. Solo sé algo por lo que me han ido contando. Para mí esa parte de mi vida no existe”, confiesa Castanys.

La pregunta que surge es si Marta se contagió del virus en el hospital. Los médicos creen que ya sufría la enfermedad al llegar al centro. Su pareja ya llevaba un tiempo tosiendo y presentaba síntomas típicos de la covid-19. Los días pasaban y no había mejoría en la paciente. Los médicos llegaron a temer por su vida en algunas ocasiones cuando se agravaba sus dificultades respiratorias. Pero 20 días después de ingresar en la UCI, Marta fue la primera paciente en abandonarla. Su vídeo fue el primero de los aplausos de los sanitarios que dio la vuelta al mundo y se convertía, paradójicamente, viral. Un ejemplo que fue una iniciativa de la doctora Trasmonte.

“Lo único que recuerdo de todas esas semanas son las caras, ni siquiera las veces que me despertaron. Reconocía a la gente por sus ojos y a las mujeres por los pendientes que llevaban”, explica Castanys.

Otro de los médicos de Marta, el neumólogo Javier Sayas, también rememora con cariño ese alta: “Fue de lo más emotivo porque es como culminar una carrera de obstáculos. Significan que los pacientes de la UCI pueden superar la enfermedad y nosotros lo vivimos como un triunfo de todo el personal del hospital”.

Aislada en intermedios

Marta pasó a la unidad de cuidados intermedios, pero la situación para ella no fue mucho mejor. Ahora estaba consciente y seguía con la traqueotomía. Las flemas que la ahogaban continuaban. “Lo pasé mal. Estaba aislada. Oía el ruido de las máquinas y me asustaba cuando pitaban. Muchas veces era la del oxígeno que se había quedado sin agua”, rememora la paciente. “No podía comunicarme y lo peor es que no sabes qué ha pasado”, añade.

La auxiliar tuvo además la mala suerte de contagiarse de la llamada bacteria de la UCI —“todo un clásico en esta unidad”, bromea— y al poco sufrió una alergia rash, una dermatitis por todo el cuerpo a consecuencia del roce de las sábanas. Ello obligó a tomar antibióticos y medicamentos específicos para el problema de piel. La situación fue mejorando y Marta pudo hablar por videollamada con sus amigos y familiares. Ese apoyo ha resultado, en su opinión, para superar la enfermedad. “Me mandaban vídeos chorras por WhatsApp y muchos mensajes de ánimo del tipo ‘venga, que tú puedes’. Eso hace mucho. Para mí, todo esto ha sido como volver a nacer”.

La grata noticia llegó el 3 de abril. Marta ya estaba recuperada y podía volver a su casa. En este caso, a la de su madre, porque su niña y su pareja aun no están curados. Está muy débil. De hecho, reconoce que la cuesta hasta levantar un vaso ya que ha perdido 17 kilos. Ahora pesa tan solo 43. “Veo muy poco las noticias. Sé lo que he visto y desde luego a los sanitarios les ha faltado mucho material. Lo han pasado fatal. Eso sí, solo puedo tener mensajes de inmenso agradecimiento a todos, desde médicos hasta el personal de limpieza. Se han volcado para sacar todo esto adelante”, dice emocionada Castanys.

Marta espera ver pronto a su hija y poder estrecharla en sus brazos. Cree que eso ocurrirá en breve, lo que también le permitirá recuperarse. “Yo, si pudiera, iría ahora mismo a ayudar, porque es mi trabajo y porque me encanta ayudar a la gente. Lo malo es que ahora tengo la baja por maternidad, pero, en cuanto pueda, no dudaré en hacerlo”, añade.

La auxiliar transmite siempre un mensaje positivo: “La única manera de superarlo es con optimismo, con buen talante y sabiendo que se puede salir, que hay mucha gente trabajando para ello y que tu familia y tus amigos te están esperando”.

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