El alcalde de Tielmes: “Somos un pueblo pequeño contra la pandemia”

Tielmes parece un pueblo fantasma. Sus vecinos mantienen el pulso callado del encierro desde hace una semana, cuando el Gobierno regional elevó a transmisión comunitaria la calificación epidemiológica de esta localidad de 2.650 habitantes. Una resolución de la Consejería de Sanidad publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) obligó al cierre de bares y restaurantes y recomendó evitar salidas a la calle. Desde entonces, el regidor popular Miguel Ángel Barbero se ha convertido en una suerte de David contra el Goliat de la pandemia. Su historia puede ser el prólogo de lo que vendrá en otoño.

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Pregunta. Corre el rumor de que todo empezó con una barbacoa privada en su casa.

Respuesta. Es totalmente falso. Si el foco hubiese estado en mi casa, la doctora del consultorio médico se habría puesto en contacto conmigo y con mi familia a fin de someternos a una prueba PCR. Pero no ha sido así. Además, yo di negativo en el análisis ELISA (comúnmente utilizado para detectar anticuerpos en la sangre) que nos hicimos todos los miembros del Consistorio.

P. ¿De dónde proceden los brotes?

R. Cuando hablo con la directora del consultorio local (dependiente del centro de salud de Perales de Tajuña) me cuenta que hay al menos dos brotes independientes entre sí. La complicación reside en que el propio paciente desconoce dónde puede haberse contagiado. Esto quiere decir que de alguna manera se bajó la guardia, pero el virus no da tregua. Cualquier reunión de amigos o familiares puede conllevar que el coronavirus se expanda. También me consta que se dieron casos importados de otros municipios de la zona. Nadie es culpable de forma individual en todo esto, estamos viendo que hay un elevado porcentaje de personas asintomáticas. La gente es portadora, sin saberlo, y aunque no creo que lleven una vida como si nada, pueden haber bajado la guardia.

P. ¿Qué ha fallado?

R. Yo no lo considero un fallo. Es muy difícil mantener durante tanto tiempo unas medidas sanitarias que exigen sacrificio y renuncias. Las personas nos relacionamos, es nuestro sentido natural. Lo que hay que trabajar es una respuesta sanitaria rápida y eficaz. El Ayuntamiento ha practicado pruebas ELISA a todos sus trabajadores, incluyendo a la policía, también al personal sanitario y a los profesores. Hemos desinfectado las aceras y los puntos de recogida de basuras con una disolución de agua y lejía. Los agricultores no dudaron en poner sus tractores en manos del Ayuntamiento con ese fin.

La palabra confinamiento voluntario ha aparecido ahora como tal, quizá a través de la prensa. Nosotros siempre hablamos de medidas especiales y recomendaciones.

P. ¿En el consultorio han podido rastrear los contagios?

R. Sí, pero cuando hablo con el personal sanitario no entro en esas cuestiones. Comentamos los casos y ya está. Si se diagnostica a un positivo, el trabajo de los médicos es llamar a sus contactos de los últimos días, que a su vez deben someterse a una PCR. Me he preocupado de gestionar con rapidez, ayudar a que desde la Dirección General de Salud Pública se activaran los protocolos y rompiéramos la cadena de contagios. La coordinación ha sido muy buena, hasta tal punto que en estos días he hablado con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y con la misma presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

P. ¿Qué le decían?

R. Intercambiamos información por las noches. Para mí fue muy importante sentir su apoyo.

P. El país se enteró de la situación epidemiológica en Tielmes a través del Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid. ¿Usted sabía que iban a publicarse esas recomendaciones?

R. Sí. La directora general de Salud Pública planteó una serie de escenarios, sobre los que me pidió una opinión. Hablamos primero a eso de las cinco de la tarde de sábado y por la noche me comunicaron lo que se iba a hacer. Normalmente el Boletín no se publica un domingo, pero la situación lo requirió.

P. ¿Quién informó a la Comunidad de lo que estaba pasando?

R. El consultorio reportaba a Salud Pública el número de casos cada día. Después yo también me puse en contacto con el Gobierno regional. Abordamos el problema desde distintos frentes.

P. ¿En aquellas conversaciones se barajaron otras medidas además del confinamiento voluntario?

R. La palabra confinamiento voluntario ha aparecido ahora como tal, quizá a través de la prensa. Nosotros siempre hablamos de medidas especiales y recomendaciones. A saber, el cierre de los parques y la piscina municipal, la suspensión del centro de día, la prohibición de que más de 10 personas se reúnan a la vez y el cierre de la hostelería. Las tres primeras las estábamos llevando a cabo antes de la publicación del Boletín.

P. ¿Habrá más medidas?

R. Las recomendaciones estarán en vigor durante 14 días. Sanidad contempla, en función del desarrollo de los contagios, la posibilidad de una intervención del Summa, el servicio regional de urgencias médicas. Ojalá no sea necesario, eso querrá decir que la pandemia va a menos y no a más.

P. ¿En qué consistiría esa intervención?

R. Vendrían a apoyar al consultorio y a practicar más análisis del virus.

P. Las calles del municipio están vacías. ¿Los vecinos le transmiten temor?

R. Hay preocupación. Espero poder decir en los próximos días que el brote está controlado. El pico sucedió el viernes 21, cuando se detectó a 16 positivos. Después los contagios han disminuido cada día.

P. ¿Cómo será la vuelta a las aulas?

R. Yo espero que lo más normal posible. El Ayuntamiento va a repartir mascarillas lavables para todos los niños a partir de seis años. Para garantizar la seguridad, también abriremos una nueva puerta al centro, evitando aglomeraciones. Hemos puesto a disposición del director todos los locales de titularidad municipal, para garantizar la distancia de seguridad. Podrán utilizar el polideportivo y una casa de antiguos camineros, que solemos alquilar para celebraciones.

P. Dicen que usted renunció a su sueldo personal lo que duró el estado de alarma.

R. Es cierto. Intuí que los vecinos de Tielmes lo iban a pasar mal y destiné mi sueldo íntegro a la compra de material, como mascarillas, geles, guantes o monos sanitarios. Me siento orgulloso de haberlo decidido, no me arrepiento en absoluto. Los vecinos siguieron ese camino y todas las asociaciones y hermandades que reciben una subvención la cedieron con el objetivo de hacer frente a la crisis. No me gustaría que la renuncia de mi salario reste protagonismo a lo que de verdad importa: la lucha de un pueblo pequeño contra la pandemia.

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