Flamenco con metacrilato
Tras seis meses sin actividad, el tablao Torres Bermejas es el primero de los 21 de Madrid que reabre bajo la pandemia
La pandemia marca su ritmo y, por el momento, la única manera de volver a disfrutar del flamenco en Madrid durante la crisis del coronavirus será detrás del metacrilato. Se han impuesto como escudo profiláctico las mamparas que rodean el tablao para separar al público de los artistas. “Nos lanzamos a ver qué pasa”, afirma decidido Federico Escudero, director del local Torres Bermejas de la calle Mesonero Romanos, en el centro. Este viernes se retomarán las cenas con espectáculo.
Torres Bermejas es el primero de los 21 tablaos de la capital que se atreve a reabrir tras echar el cierre por la crisis del coronavirus. Ninguno ha conseguido en estos seis meses recuperar su actividad. Lo hace con un tercio de su aforo oficial, es decir podrán asistir un máximo de 50 personas cuando lo habitual antes de la pandemia eran 150.
El reto no es sencillo. Del millón de personas que atrajeron los tablaos de Madrid en 2019, aproximadamente el 90% eran extranjeras. Y el Madrid del virus, acorralado por unas cifras que la colocan en la capital más golpeada de Europa, sigue siendo estos días un erial de guiris.
La “aventura” de Escudero es ir a la caza de ese espectador español que no frecuenta más que de rebote estos locales. El anuncio de la reapertura ha coincidido por pura casualidad con la entrada en vigor de nuevas medidas restrictivas en la región. “Mi meta era septiembre y un día por otro fijamos el día 25. En estas últimas horas pensamos en no abrir, pero finalmente hemos decidido seguir adelante”, señala el director del tablao. “O aprendemos a convivir con esto o lo vamos a tener muy complicado”.
Además de los artistas, vuelven ocho de los 18 trabajadores que se encuentran bajo el expediente de regulación temporal de empleo. Todos han sido instruidos en la nueva forma de comportarse así como acoger y tratar al cliente. De momento solo tienen pensado abrir los viernes y los sábados.
Quizás lo que más vaya a llamar la atención es esa muralla de plástico que rodea el escenario “para proteger tanto a los clientes como a los artistas y que al mismo tiempo no moleste”, explica Federico Escudero a través del teléfono. Además de la toma de temperatura al acceder al local, la carta por código QR y el mantenimiento de la distancia de seguridad, cada cliente dispondrá en su mesa de un gel hidroalcohólico individual.
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