Encarnación Burgueño: “Me dijeron que mi propuesta estaba estudiada, avalada y comprobada”
En una entrevista, la hija del exasesor de Ayuso y directora de la “operación bicho” lamenta haber sido asociada con la imagen de negocios sanitarios ligados al PP de Madrid
Encarnación Burgueño entró el viernes al mediodía en la sala de prensa de la Asamblea de Madrid sin saber dónde se metía. Estaba teniendo una mañana intensa. Despertó y vio publicados en Internet los audios de la “operación bicho” con sus mensajes de voz durante lo peor de la tragedia en las residencias de mayores. En uno se regocija porque se ve como reina y ama del sector. No los quiso escuchar para no amargarse su desayuno. Salió en coche de su piso en Madrid hacia el barrio de Vallecas, donde está el Parlamento regional. El lunes había sido citada y advertida de que, si no se presentaba, sufriría consecuencias legales. Llegó cinco minutos tarde por culpa de un atasco y entró en la sala de la comisión de investigación de la crisis de residencias. Durante 100 minutos de interrogatorio relató a los diputados cómo el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso le entregó a dedo y de forma oculta la misión de salvar vidas a los ancianos.
Encarnación, de 49 años, es la hija de Antonio Burgueño, una cara conocida en los círculos del PP madrileño. Es un doctor odiado por los defensores de la sanidad pública por sus planes para que las empresas hagan negocio. Cuando a principios de marzo el coronavirus empezó a golpear Madrid, él tuvo la idea de que los mayores de residencias fueran atendidos allí mismo para así descargar a los hospitales. Dos semanas más tarde, su hija comenzó a dirigir a un equipo mínimo de 15 sanitarios que corrían de una residencia a otra con la tarea de “hacer realidad la hospitalización domiciliaria en los centros sociosanitarios”. Todo acabó el 6 de abril, cuando EL PAÍS dio la noticia de su papel. Los 12 días de “operación bicho” (así lo llamó ella) fueron los más mortíferos dentro de las residencias madrileñas con alrededor de 3.000 muertes.
El relato de Encarnación Burgueño en la Asamblea dejó atónitos a los diputados de la oposición a Ayuso, que salieron de la sesión con ánimo de guerra. Ella quedó algo desorientada. Tecleó tres veces mal el número PIN de su móvil. Necesitaba conectar a Internet su tableta para buscar el PUK. Una mujer le indicó la sala donde había wifi, la de los periodistas.
Pregunta: ¿Cómo está su padre?
Respuesta: Pues no lo sé. Yo hablo con él por correo electrónico porque no me coge el teléfono. Está siempre ocupado.
P. ¿Su padre no le ha dicho nada antes de venir?
R. Sí. Que apechugue. (Encarnación deja pasar unos segundos) Sepa usted que por culpa del artículo de EL PAÍS no pudimos seguir ayudando a las personas mayores.
P. La culpa será de los responsables de la Consejería de Sanidad.
R. Llevo tomando ansiolíticos desde que pasó todo. Estoy de psiquiatra. Y encima se me juntó lo de mi madre, que murió el 30 de abril, y más cosas familiares. Fue muy duro. Si no hubiera salido el artículo, habríamos seguido. Lo único que yo podía hacer en esta pandemia me lo robaron.
P. ¿Por qué no pide explicaciones a la Comunidad?
R. Yo he intentado por todos los medios que nos paguen. No ha habido manera. El 6 de abril, cuando acaba todo me llamó el doctor [José Luis] Morillo [de los servicios centrales del Servicio Madrileño de Salud] y me dijo que parara. Me dijo: ‘Mira Internet y ya hablamos’. Así nos pararon. Maldije mi apellido mil veces. ¿Qué pasa? ¿que porque tenga el apellido Burgueño no me puedo dedicar a la gestión sociosanitaria?
P. Pero si no es por su padre, ¿cómo se explica que le dieran el trabajo?
R. Yo estoy preparada. Trabajé en 2005 en la apertura de la residencia en mi pueblo, San Martín de Pusa, en Toledo. Lo que pasa es que mi hermano me engañó y se quedó con el proyecto. A él le importa el dinero, a mí los mayores. Luego, en 2013, yo presento un proyecto a la Comunidad que se llamaba Mentor Impulsa para tener unidades móviles de sanitarios que visiten las residencias. Esto iba a resolver un problema de siempre. Hay muchas residencias sin médicos, sobre todo en el mundo rural.
P. ¿Cómo se puede creer que siete años más tarde se acuerdan de usted y sacan su proyecto de 2013 de un cajón?
R. Puede ser. Puede ser. A ver, sólo sé que me encuentro la llamada: ‘Hola soy el doctor Mur’, y yo le digo ‘vale, ¿y?’ Me dijo: ‘Yo soy el director general de Coordinación Sociosanitaria’ y yo le respondí ‘vale, ¿y?’ Me contó que las residencias ya no eran competencia de la Consejería de Políticas Sociales y que habían pasado a Sanidad y que habían visto mi proyecto.
P. ¿Entonces fue su padre quien le dio su teléfono a Mur de Víu en aquellos días de desesperación?
R. No lo sé porque él nunca me dice ‘He hecho esto por ti´. Es que realmente él nunca ha hecho nada por mí, porque yo nunca he querido ser una hija de papá. Quiero que la gente sepa que yo no soy así y que no quiero ser la reina. Aparte de que soy republicana, así que de reina, nada.
P. ¿Y confiaron en usted a pesar de que no tiene un título universitario ni una empresa constituida?
R. Eso no es así. Soy auxiliar de enfermería y tengo muchos cursos de formación continua. De dirección de centros de la tercera edad, de gestión de la calidad en las organizaciones, de ecosistemas de emprendimiento social, de atención hospitalaria, inteligencia emocional, coaching, resolución de conflictos...
P. ¿El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, le dio luz verde a Mur de Víu?
R. Mur me mandó un correo el 25 de marzo diciendo: “Muchas gracias, propuesta estudiada, avalada y comprobada”.
P. ¿Por qué dijo en un audio que se iban a convertir en reyes y amos de las residencias?
R. Porque llevo años criticando que los grandes holdings de residencias se quieran hacer ricos con los mayores porque ganan demasiado dinero. Yo lo dije porque esperaba darme a conocer a los gobernantes de la Comunidad de Madrid y a las residencias. Nos estaban conociendo y para cuando acabara el follón ese servicio lo llevaríamos nosotros.
P. ¿O sea que se le malinterpretó?
P. Las personas que me conocen saben que no soy así. No soy la típica niña pija tonta que no ha hecho nada y que papá la ha colocado. Pero lamentablemente así es cómo funciona esto.
P. ¿Cree que ha influido lo que se ha publicado sobre su hermano mayor Antonio y los trabajos para la Comunidad de su empresa sanitaria Proyecto Impulso?
R. Sí. También. Influye. Claro. Han puesto a los Burgueño como una familia de mafiosos, los de la privatización de la sanidad y de los servicios sociales. Pues no. ¿Sabe? Yo apuesto por la sanidad pública y creo en conseguir las cosas con mi propio esfuerzo.
P. ¿Es esa otra la imagen de su hermano?
R. Claro. Él sí quiere hacerse rico, él sí quiere ser el rey de todo. Yo no soy Burgueño. Tengo el apellido Burgueño pero yo no tengo el concepto de la sanidad y los servicios sociales de los Burgueño. Yo soy de la familia Jerez y he llegado al mundo sanitario por mi abuelo, el padre de mi madre, que era el médico del pueblo. En la época del hambre cuando le querían pagar con un conejo él lo rechazaba y les decía que se lo quedaran para que comieran sus hijos.
P. Después de todo lo que está contando de su padre y su hermano, muchos van a pensar que en la Comunidad de Madrid todo se maneja por enchufes y por pelotazos.
R. No lo sé porque yo no sigo la política de la Comunidad de Madrid.
P. Pero acaba de decir que la gente le ha visto como una hija de papá beneficiada por el PP.
R. Claro. Claro. Está claro. Miras a ver cómo funciona y es así. Yo veo las cosas en Castilla-La Mancha, donde vivo y de donde soy, y no es así. Yo he presentado proyectos al Gobierno de Castilla-La Mancha y me los han rechazado. Si un proyecto no gusta y no es viable te dicen que no interesa. No porque seas del partido te voy a favorecer. En Madrid lo hacen de otra manera. Lo que nosotros estábamos haciendo era salvar vidas y lo cortaron solo porque salió en un periódico. Eso es miedo a la opinión pública. ¡Que digan lo que quieran!, ¿quién lo pagó? pues los abuelillos y las familias.
P. ¿Y por qué es usted distinta a otros Burgueño?
R. Yo he aprendido lo que es la humildad a lo largo de mi vida con personas como mi suegro. Yo en mi suegro encontré a un padre. Un padre presente y no uno ausente. Porque mi padre por trabajo yo no le veía. Ni le veo. A ver, mi padre chapó como gestor, profesional y médico, pero mi forma de ver la vida no es esa. ¿sabe? Yo vivía una comodidad que no me gustaba. Tanta tontería, tanto lujo. Mire, yo fui a un colegio de élite, el SEK, y no cuadraba. No los soportaba. Hicimos una excursión a Bustarviejo [un pueblo de la sierra de Madrid] y se reían de la gente. A mí se me helaba la sangre.
P. ¿Qué le dice a las familias de las víctimas?
R. Me gustaría quedar con ellos y que me conozcan. De verdad. Pedirles perdón, pero porque no conseguí seguir trabajando por ellos.
Un error fatídico con una fotocopiadora
El trabajo de Encarnación Burgueño para la Comunidad de Madrid finaliza con la publicación de estas actividades en EL PAÍS “por un accidente”, según Encarnación Burgueño. Esta trabaja desde hace tiempo con Israel Jara, un socio con el que alquila desfibriladores bajo la marca Cardio Líder. Durante la “operación bicho”, Jara cometió un error fatídico. Necesitaba imprimir un documento de la Comunidad de Madrid pero no le funcionaba la fotocopiadora. Lo quiso mandar a una persona de confianza, pero se equivocó y el documento acabó en la bandeja de entrada de un exsocio suyo con quien tenía una cuenta pendiente. Este último se movió para que EL PAÍS diera la noticia. “Yo le dije a Israel que no era su culpa”, cuenta ella. “La culpa es mía por mi apellido”.
¿Conoces casos de discriminación o irregularidades en una residencia de la Comunidad de Madrid? Contacta con el reportero de la sección de Madrid fpeinado@elpais.es o mándale un mensaje por Twitter a @FernandoPeinado
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