La utopía de las mujeres libres llega a la Sala Canal de Isabel II
La exposición de Carmela García acoge obras visuales de su trayectoria artística y nuevas producciones centradas en el universo íntimo y cotidiano del ser humano
Para Carmela García (Lanzarote, 64 años) la pieza central de su nueva exposición Autoras de utopías es una instalación con fotografías de la propia colección personal de la autora, que se eleva en la planta baja de la Sala Canal de Isabel II como una torre desde la que esta artista percibe el mundo. Confiesa que siempre va a los mercados a comprar imágenes de mujeres que le parecen interesantes, una afición por coleccionar el universo más íntimo y cotidiano del ser humano. “Es una ofrenda a todas las madres, a nuestras antepasadas, a nuestra genealogía”, explica la Premio Revelación PhotoEspaña 2001 sobre Todas las almas, esta escultura con instantáneas a diferentes escalas que sumerge al espectador en la perspectiva feminista sobre la que gira toda su trayectoria. “Fue complejo y laborioso de hacer, los materiales son muy especiales. Es lo primero que te encuentras al entrar y lo último que te llevas en la retina”, comenta.
Autoras de utopías se podrá disfrutar en la capital hasta el dos de mayo e incluye obras visuales de la carrera artística de Carmela García, así como nuevas producciones. “El feminismo mismo es una utopía porque no se ha realizado. Es algo muy noble, tener una aspiración que tenga que ver con los derechos humanos, con la igualdad entre las personas de todo tipo de minorías. Amelia Valcárcel dice que hasta dentro de 200 años no se va a conseguir una igualdad real. Cada persona en su terreno tendrá que poner su granito de arena para que suceda y es lo que intento con este proyecto”, declara la artista visual.
El recorrido se desarrolla en cinco espacios temáticos que muestran la vida y la obra de mujeres inteligentes y transgresoras que rompen el relato heteropatriarcal. En Chicas, deseos y ficción (1998), ubicada en la planta baja y parte de la primera, la artista representa escenas de sororidad que reflejan afectos cómplices para visibilizar el mundo de las chicas en su variedad y pluralidad. Aquí se expone Las piedras de Hildegarda, que habla de una revolucionaria abadesa medieval, canonizada por la Iglesia católica, que estudiaba las terapias de sanación con piedras. Esta pieza mística la creó la artista durante la pandemia, en la introspección que dice caracterizar este momento.
La segunda planta acoge una selección de la serie Paraísos (2002-2005) y la proyección Espacio de silencio (2004), en los que García, Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid en el año 2019, reflexiona sobre el ecofeminismo. “Hay una idea de esas imágenes de mujeres en la naturaleza, es proponer esa posibilidad de otros mundos y otras relaciones, sin jerarquías, donde haya una igualdad. Es la búsqueda del paraíso, sin ser lo suficientemente ingenuo para saber que el mundo es como es, pero que igual si aspiramos a ello algún día sucede”, aclara la autora sobre su visión de un planeta en donde las mujeres y los animales convivan en paz y armonía.
La tercera planta presenta tres series de obras fotográficas de la primera década de los 2000, pertenecientes a los proyectos Escenarios, Casting y I Want to Be, en donde indaga sobre las identidades y ese juego permanente entre realidad y ficción. “Me inspiro en cuestiones sui géneris y peculiares de lo real para luego generar una obra basada en la realidad o puede ser totalmente ficticia también”, aclara.
Finalmente, en la cúpula del edificio, está la proyección en una gran pantalla de Seres equívocos (2020), un mediometraje en torno a la figura de Victorina Durán, diseñadora y pintora vanguardista asociada al surrealismo de los años veinte y treinta, en la que se narra su vida y sus relaciones homosexuales con otras mujeres. La artista se inspiró en su personaje y también en Elena Fortún, que eran las lesbianas de la época. “Reivindico el lesbianismo, las colaboraciones profesionales, el mecenazgo, el amor filial, el maternal, el amor de los cuidados, todo lo que está dentro de la esfera del ser humano”, matiza García.
A pesar de que la autora fue seleccionada en el 2005 entre los cien mejores fotógrafos españoles en la lista elaborada por Exit, reconoce que está cómoda trabajando diversas disciplinas. “Me siento limitada si hago solo fotografía. Tengo un proceso creativo bastante prolongado porque hago mi búsqueda y mis investigaciones, entonces a lo largo del tiempo tomé más en cuenta esto y no solo el resultado final, sino todo lo que te lleva a eso”, indica.
Carmela García se define como madrileña de adopción y cree que exponer de nuevo en su ciudad cierra un círculo en su carrera en donde las cosas cobran sentido. “Con esta sala tengo una relación súper bonita porque en el año 98, que fue cuando llegué a Madrid, hice aquí una exposición colectiva y supuso un disparadero para mí buenísimo”. Ahora, 21 años más tarde, vuelve de nuevo con su proyecto, esta vez en solitario. “Para mí Madrid es un lugar muy especial, estamos pasando momentos muy difíciles los madrileños, pero a pesar de todo se percibe una energía de seguir adelante, una energía siempre muy resiliente, yo creo que lo vamos a conseguir. Este proyecto espero que le dé un poco de luz a los que vengan y que les sirva para salir de esta realidad que está siendo tan dura”, concluye.
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