Adiós al único albergue de mujeres sin hogar
Decenas de empleados protestan por el cierre de Geranios mientras el Consistorio manda a las usuarias a pensiones
La portuguesa Paola Cristina, de 58 años, mata las horas en un parque enfrente del albergue Geranios, donde duerme, el único para mujeres sin hogar de la capital, situado en el distrito de Tetuán. Pero el centro tiene los días contados, porque el Ayuntamiento de Madrid ha decretado el cierre el próximo 31 de mayo.
Entre la mujer y dos compañeras más han hecho un bote para comprar bocadillos en un supermercado cercano. “En el albergue nos dan una comida caducada que nos enferma”, afirma esta portuguesa, que lleva un año y dos meses durmiendo en una butaca que se convierte en camilla, al lado de otras 35 mujeres, muchas de las cuales son víctimas de violencia de género. “Vengo de una cadena de maltratos y abusos. Primero fue en mi familia, cuando era pequeña, y después mi esposo ejercía violencia sobre mí. No pude más y tuve que huir. Aquí terminé”, dice, mientras enseña una cicatriz en la mano derecha.
Si el futuro de las mujeres es incierto, el de los 50 trabajadores de albergue no lo es menos. El centro Geranios es un servicio público gestionado por la ONG Accem. Las prórrogas del contrato de adjudicación se agotaron, sin que el Consistorio haya sacado un nuevo concurso público, ni tampoco haya iniciado la licitación del servicio del nuevo centro con el que quiere sustituirlo.
“¡Geranios no se cierra!”. Decenas de empleados, convocados por Comisiones Obreras, se concentraron ayer ante la sede del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, en manos de Ciudadanos. “El Ayuntamiento es una vergüenza. Dicen que quieren combatir la violencia de género, pero somos nosotros los que no la jugamos todos los días por ellas”, gritaba una portavoz del sindicato. Junto a los manifestantes, con bandas moradas, acudieron concejales de Más Madrid y el PSOE para mostrar su rechazo al cierre.
“Nos comunicaron de un día para otro que cerraba el centro. No sé qué va a pasar conmigo”, afirma Roberto, uno de los empleados, que lleva trabajando en el centro seis meses.
El Consistorio defiende que alojará a las inquilinas en una ubicación provisional hasta que esté abierto, a finales de este año, un nuevo centro en el distrito de Hortaleza para mujeres sin hogar, que atenderá también la violencia de género. “Este centro sustituirá al de la calle de los Geranios. Mientras tanto, se alojará a las mujeres usuarias en plazas de pensiones y seguirán siendo atendidas dentro del servicio municipal de atención al sinhogarismo”, afirma una portavoz del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social.
Paola Cristina quiere irse del centro. Se queja de las malas condiciones en las que vive: “¿Es mucho pedir un albergue en donde nos tengan en condiciones dignas?”, pregunta. Después, asegura que la protesta convocada pertenece solo a los trabajadores del centro que no quieren perder su trabajo. Ella, como muchas otras usuarias del albergue, no siente como suyas las peticiones de los sindicatos, que, asegura, se olvidan de muchas de las quejas de las que viven en este hogar; como la comida caducada. En el área de Bienestar Social aseguran que no tienen constancia de ello, aunque admiten que solo les dan comida fría.
El Consistorio asegura además que los trabajadores de Geranios seguirán en el nuevo centro de Hortaleza, ya que los pliegos del nuevo contrato contemplan la subrogación de los empleados en la empresa adjudicataria. Sin embargo, Berta Luxán, miembro del comité de empresa y representante de Comisiones Obreras, explica que la organización a la que se adjudicó el servicio hace cuatro años, Accem, puede enviar al ERTE a los 50 trabajadores: “En la plantilla hay temor a que se retrase la puesta en marcha del nuevo recurso y eso provoque su despido. Se ha advertido a los trabajadores de que si la construcción del nuevo centro se alarga, la empresa no podrá mantenerlos y se tomarán medidas drásticas”.
”Parece una privatización”
Desde la oposición también han mostrado su rechazo ante esta decisión. “No han dado razón alguna que justifique por qué no se quedan donde están hasta que se inaugure el nuevo centro. Y lo peor es que el nuevo centro todavía ni se ha licitado. Parece una privatización a costa de poner en riesgo a estas mujeres”, afirman en Más Madrid.
La concejal socialista Emilia Martínez Garrido explica que ha sido un problema de mala gestión: “Se pudo evitar no cerrando el centro vía convalidación de gasto y esperando que se abra el nuevo centro de Hortaleza, que será mejor”.
Desde el Ayuntamiento, la misma portavoz justifica que “el contrato se acababa el 31 de mayo y la convalidación [de gasto] solo se hace en casos que no tienen alternativa y, en este caso, sí había alternativa, porque tenemos otros albergues y se abre uno nuevo”. Además, insiste en que el nuevo centro abrirá a final de año —”solo faltan los muebles”— y que supondrá una gran mejora respecto al de Geranios, al estar organizado en apartamentos. Estos, explica, permitirán una atención más digna y mejores resultados.
Maru, de 23 años, es una mujer trans que acabó en el albergue, después de que su pareja la dejara en la calle. “Quiero irme de aquí, porque el trato que recibimos es agresivo, la comida está caducada, dormimos en butacas y cuando hacemos algo que al trabajador no le gusta, nos echa a la calle durante horas”, dice mientras termina su bocadillo. “Esperemos que el sitio que nos lleven sea mejor y podamos seguir juntas, que al final es lo único que nos queda.
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