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Absuelto el humorista David Suárez: “Hay que saber distinguir el mal gusto de lo que es delito”

El tribunal descarta que el cómico, para quien pedían casi dos años de cárcel, cometiese un delito al tuitear un chiste sobre mujeres con síndrome de Down

david suarez carcel
El humorista David Suárez, en el banquillo de los acusados, durante el juicio.EUROPA PRESS (Europa Press)
J. J. Gálvez

Ha sido un chiste. “De mal gusto”. A esa conclusión ha llegado la Audiencia Provincial de Madrid, que ha absuelto al cómico David Suárez tras juzgarlo por cometer un supuesto delito de odio por escribir un tuit sobre mujeres con síndrome de Down. El tribunal considera que el mensaje del acusado se encuentra dentro de los límites de la libertad de expresión, no incita a la violencia contra un colectivo vulnerable y, además, “puede ser calificado como una obra de ficción”. “Hay que saber distinguir lo que es el mal gusto de lo que es delito”, sentencian los magistrados. Durante la vista oral, Suárez repitió que simplemente hizo un “chiste negro”.

David Suárez, de 29 años y sin antecedentes penales, escribió un tuit a las 02:49 horas del 18 de abril de 2019 que rezaba así: “El otro día me hicieron la mejor mamada de mi vida. El secreto fue que la chica uso muchas babas. Alguna ventaja tenía que tener el síndrome de Down”. Entonces contaba con 77.963 seguidores en la red social y su mensaje —que aún sigue publicado en su cuenta— generó 10.000 comentarios, 4.778 retuits y 13.793 “me gusta”.

Este fallo se produce después de activarse la mecánica judicial —con informes del ministerio público y la Policía, incluidos— para lograr sentar en el banquillo a un humorista. La Fiscalía pedía para él una pena de un año y 10 meses de cárcel, además de 3.000 euros de multa. La acusación particular, que solicitaba la misma condena de prisión, elevaba la sanción económica hasta los 6.000 euros. Pero el veredicto ha echado por tierra sus pretensiones.

Con España inmersa en los últimos años en un debate sobre los límites de la libertad de expresión, la Audiencia recalca que no puede castigarse con cárcel un chiste. “Por muy desagradables, detestables, molestos, de mal gusto, incorrectos que nos parezcan los términos utilizados en el tuit que nos generan rechazo y entendemos que a las personas aludidas las ofenden y duelen; ello no implica que nos encontremos ante una infracción penal”, subraya la resolución, fechada el pasado 9 de diciembre.

“Nos encontramos ante un tuit que puede ser calificado como obra de ficción. Y dichas creaciones artísticas no pretenden reproducir ni reflejar la realidad, de ahí que no pueda ser juzgada con los mismos cánones que los textos y discursos de intervención en el debate público”, prosigue la sentencia, que recoge la extensa jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). “La crítica malsonante, las manifestaciones políticamente incorrectas, los gestos o actos desabridos, de mal gusto o de impactante exageración, no quedan expulsados del campo legítimo de la libertad de expresión”, apostillan los magistrados, parafraseando a Adela Asúa, exvicepresidenta del Tribunal Constitucional.

Un informe policial

La ofensiva judicial contra el cómico alcanzó tal dimensión que, a petición de la Fiscalía, la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional elaboró un “estudio completo del perfil público” de Twitter del acusado. La agente encargada de dicho informe concluyó entonces que “su contenido estaba enfocado a publicaciones de tipo humorístico, si bien parte de las mismas pudieran considerase dentro del subgénero del humor negro, por el contenido polémico o controvertido”. Además, añadía el documento, “no se centran en un solo colectivo o tema, sino que son variadas”; y no tiene “conexión con ningún grupo ideológico”.

Durante el juicio, Suárez defendió que simplemente hizo “un chiste más”, con el que “no quería vejar ni mofarse”. Según detalla la propio sentencia, el cómico explicó que se dedica “al género de humor negro”, “para poner sobre la mesa temas polémicos, buscando el impacto y creando un personaje de ficción que es la versión malvada de sí mismo”.

En los últimos años, España ha sentado en el banquillo a un actor por “cagarse en Dios” (Willy Toledo, que resultó absuelto); ha condenado a prisión a un cantante por una batería de tuits de humor negro (César Strawberry, cuya pena fue anulada por el Constitucional); ha encarcelado a unos titiriteros de forma preventiva por una obra de marionetas (Raúl García y Alfonso Lázaro, en un caso que acabó archivado); o ha abierto una causa a un presentador de televisión por sonarse los mocos con una bandera de España (Dani Mateo, en un proceso que también acabó en nada).

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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