Hallada un arma de fogueo en la casa del crimen de los hermanos de Morata de Tajuña
La vivienda estaba cerrada cuando llegaron los agentes de la Policía Municipal, que tuvieron que asomarse por una ventana para descubrir los tres cuerpos en el interior
La Guardia Civil ha informado este viernes de que ha hallado en la casa de los tres hermanos asesinados de Morata de Tajuña (Madrid) una pistola de fogueo. El instituto armado no ha dado más detalles sobre si el arma pudo ser usada en el crimen o bien la tenían en casa por motivos de seguridad porque se sentían amenazados. Meses antes del triple homicidio, el verano pasado, tuvieron una discusión con un supuesto inquilino al que habían alquilado una habitación. La Policía Municipal tuvo que intervenir y encontró a un individuo que estaba amenazando con un martillo a los hermanos, que presentaron denuncia, tras la que se celebró un juicio rápido. Después de ese incidente, cambiaron la cerradura de la casa. La autopsia de los cuerpos comenzará previsiblemente este mismo viernes. La Guardia Civil continúa con la minuciosa inspección técnico ocular del escenario del crimen, y está previsto que se prolongue también al sábado.
Fueron dos vecinos de la familia los que alertaron al alcalde, Fernando Villalaín, de que hacía tiempo que no se veía a Amelia, Ángeles y Pepe, de entre 68 y 72 años. El primero lo llamó por teléfono el sábado. Y la segunda, lo hizo un día después. “Me dijeron muy educadamente que no se querían meter en la vida de nadie, que igual no era nada, pero que les extrañaba no verlos desde hace tanto tiempo”, explica el regidor. Alertado por dos llamadas tan parecidas en tan poco tiempo, Villalaín se lo comunicó al jefe de policía. Después de constatar que la casa estaba cerrada a cal y canto, que nadie respondía y que las persianas estaban completamente bajadas, se plantearon que les hubiera podido pasar algo. “No algo tan horrible, pero igual habían tenido un accidente o un problema con un brasero...”, señala el alcalde.
En apenas dos días consiguieron el permiso del juez para acceder a la vivienda. Los agentes de la Policía Municipal tuvieron que romper un poco una de las ventanas y pudieron asomarse para ver si estaba todo en orden. Nada más abrir, emanó del interior un olor muy fuerte y descubrieron desorden y los cuerpos en la entrada de la casa. Entonces, avisaron a la Guardia Civil, cuyos investigadores comenzaron a indagar el jueves por la mañana y, ese mismo día, ya recabaron los primeros testimonios de los vecinos y allegados sobre una supuesta estafa amorosa en la que las hermanas habrían caído siete años atrás y que los había llevado a arruinarse y a pedir dinero a sus vecinos y amigos.
La inspección ocular de la vivienda, convertida en escenario de un triple crimen, está siendo ardua y minuciosa y durará al menos tres días. Se trata de una vivienda de dos plantas, con un patio delantero y un amplio jardín trasero, ya que anteriormente fue una casa cueva. El hecho de que los cuerpos estén semicalcinados dificultará determinar con exactitud una fecha del deceso cuando se les practique la autopsia. Los agentes de la Guardia Civil han solicitado a la Policía Municipal decenas de horas de grabación de las cámaras de seguridad y tráfico de la localidad. Hace unos meses, se colocaron nuevos dispositivos en las entradas y salidas del pueblo, así como en puntos clave como la plaza del Ayuntamiento. En la zona en la que sucedieron estos hechos no hay ninguna, especifican fuentes municipales.
Los tres hermanos eran solteros y no tenían hijos, pero un primo que vive en Ciudad Real se ha puesto en contacto con la Guardia Civil como representante de la familia. Ellos eran originarios del pueblo manchego de Torre de Juan Abad, pero vivían en Madrid desde hacía décadas. La vivienda de Morata de Tajuña era una segunda residencia hasta que, el año pasado, vendieron su piso en la capital.
Numerosos vecinos y amigos explicaban este jueves que las hermanas habían empezado a hablar hace alrededor de siete años de unos supuestos novios militares destinados en Afganistán a los que habían conocido por internet. Según otros vecinos, Amelia, la hermana pequeña, pedía dinero de forma insistente a amigos y conocidos. Ellas explicaban que era para cobrar una herencia, pero todos sospechaban que era para hacer transferencias a sus presuntas parejas. Muchos las alertaron de que habían caído en esta estafa, pero ellas lo negaban y su círculo se fue cerrando cada vez más. Amelia, una mujer resuelta de voz grave, dejó de participar en el coro del pueblo, y los hermanos cada vez iban menos a misa, una cita ineludible para ellos.
La Guardia Civil investiga ahora quién estaba detrás de esos supuestos novios a distancia de las hermanas y a quién habían pedido dinero en los últimos meses para tratar de llegar al autor o autores de este triple crimen, aunque mantienen abiertas todas las posibilidades.
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