El Gobierno de Ayuso reformula el papel de sus consejeros para volcarse en chocar con Sánchez
Tras diseñar un equipo de gestores sin peso político ante la perspectiva de que Feijóo llegara a La Moncloa, el PP madrileño apuesta de nuevo por la confrontación
Miguel Ángel García Martín, número dos del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, lo dice una y otra vez este lunes durante un desayuno informativo: “Los ciudadanos tienen que saber que Ayuso y su Gobierno no van a ser solo un Gobierno gestor, sino también combativo”. Es la constatación de un cambio de paradigma. El verano de 2023, la presidenta regional prescindió de los pesos pesados de su Ejecutivo, especialistas en la confrontación con el Gobierno de Pedro Sánchez (Enrique López, Javier Fernández-Lasquetty, David Pérez y Enrique Ossorio) para diseñar una nueva alineación llena de técnicos y gestores sin experiencia en la primera línea política. La selección partió de un error conceptual: dar por seguro que Alberto Núñez Feijóo (PP) ocuparía La Moncloa tras las elecciones de julio, lo que haría innecesario vivir de choque en choque contra el presidente del Gobierno. Casi un año después, la crisis política y reputacional desatada por el presunto fraude fiscal de la pareja de la presidenta, Alberto González Amador, recalca que los consejeros de Ayuso son lo que no iban a ser: soldados en la labor de oposición a La Moncloa, donde sigue residiendo Sánchez.
Esto dice García Martín en el arranque de desayuno informativo que protagoniza, y que ha organizado Nueva Economía Fórum: “Me siento muy honrado de formar parte de un Gobierno que es muy político y muy preparado. Quizás uno de los más políticos, más preparados y más comprometidos”.
A medio camino de su intervención, el también portavoz gubernamental insiste: “Que nadie lo dude, seremos un Gobierno gestor, pero también un Gobierno combativo (...) Cada vez que quiera dividir a los españoles, nos tendrá en frente”.
Y así se despide García Martín: “Los madrileños van a encontrar en el Gobierno de Madrid un Gobierno combativo que les defenderá ante ataques que se puedan producir en contra de su libertad o en contra de la igualdad”.
Pero la hipótesis se transforma en certeza cuando Martín afronta el caso que afecta a la pareja de la presidenta regional, al que la Fiscalía ha denunciado por dos delitos de fraude fiscal que suman 350.000 euros y uno de falsedad en documento mercantil. “Los medios del Estado”, dice, se utilizan “para atacar a un ciudadano particular con el único fin de desgastar a una presidenta”.
La frase no constata únicamente que los altos cargos públicos del Gobierno están plenamente volcados en la construcción de un relato político propio alrededor del caso que afecta al novio de Ayuso, del que se desmarcó en un principio el Gobierno con la excusa de que afecta a un particular.
También resume un cambio de estrategia que se viene gestando desde hace meses y culmina en un momento de necesidad para Ayuso. Tras cultivar la idea de un equipo de gestores que le permitieran usar su mayoría absoluta para acumular una hoja de servicios que le sirviera como tarjeta de presentación para el futuro (fuera este en la política regional o en la autonómica), la presidenta regional se ha encontrado de nuevo frente a Sánchez, con una crisis comunicativa, y sin escuderos fajados en el choque político para limitar su desgaste en la confrontación diaria con La Moncloa.
El que ha dado el paso adelante más claro ha sido García Martín, que también es el más expuesto de los consejeros en su condición de portavoz gubernamental, lo que le concede los focos semanales de la rueda de prensa del Consejo de Gobierno. Pero no ha sido el único. Del titular de Educación, Emilio Viciana, a la de Sanidad, Fátima Matute, los debates parlamentarios de la Asamblea de Madrid se han vuelto a llenar de referencias críticas al Gobierno central. El titular de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo, político de larga trayectoria en el PP, también ha culpado a Sánchez de usar las instituciones para “atacar” a Madrid. De la misma manera, el titular de Interior, Carlos Novillo, ha acusado al presidente del Gobierno de “perjudicar” a la capital de España.
Todo ocurre como si nada hubiera cambiado respecto a la legislatura anterior, cuando ya nada es lo mismo. Porque los actuales consejeros son pesos ligeros en comparación con los pesados que representaban antes a Ayuso. Porque ninguno tiene el filo ideológico que tenían Lasquetty, Ossorio, o Pérez, catedráticos en los mantras del PP. Y porque el Gobierno en su conjunto está pensado para que Ayuso brille sin que nadie le haga sombra, lo que puede llegar a ser un problema cuando la presidenta prefiere evitar los focos: este lunes anuló en el último minuto su asistencia al desayuno informativo de Martín, donde la esperaban una veintena de periodistas, con el argumento de que quería asistir desde el principio al debate de la ley de amnistía en el Senado, en el que participará a lo largo de esta mañana.
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