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El desahucio de Mariano se consuma por la ventana

La policía expulsa de un piso de Vallecas a su inquilino durante los últimos 50 años y devuelve la propiedad a la aristocrática familia Elzaburu

Mariano Soler, en diciembre, en su piso en Vallecas, en la calle Malgrat de Mar, del que ha sido desahuciado este miércoles.
Mariano Soler, en diciembre, en su piso en Vallecas, en la calle Malgrat de Mar, del que ha sido desahuciado este miércoles.Samuel Sánchez
Jacobo García

Finalmente, se ha consumado el desahucio y desde este miércoles la familia Elzaburu cuenta con una vivienda más en Vallecas. La abogada de Mariano Soler, un barrendero enfermo a quien le reclamaban el piso y que vivía desde mayo pendiente de desalojo, después de 50 años de alquiler, no ha logrado demostrar que el dueño de la casa es “gran tenedor” porque la mayoría de su patrimonio son hoteles y fincas pero no pisos, en contra de lo que reclama la ley de vivienda. Así que cuando aún no había salido el sol, decenas de policías y bomberos han llegado hasta el domicilio, han ejecutado la orden judicial y lo han sacado de la vivienda.

Seis furgonetas, camiones de bomberos y dos camas elásticas al pie de las ventanas han sido desplegadas frente al cuarto piso del número 8 de la calle Magrat de Mar de Madrid para sacar a Mariano, que lleva viviendo más de 50 años en ese mismo apartamento. En un intento por impedir el desahucio, colectivos y sindicatos de vivienda de Vallecas habían pasado la noche con él y después se han descolgado de la fachada, pero han terminado detenidos cuando la policía ha logrado acceder por una ventana del edificio de la que colgaba una pancarta con las frases: “Stop desahucios. Vallekas se defiende”. Otro vecino más se ha colgado del patio de luces, lo que ha obligado a los agentes a entrar con una grúa facilitada por los bomberos.

Mientras todo esto pasaba, “la casa es de Mariano, no de los cayetanos”, gritaban desde la calle el medio centenar de vecinos de Vallecas que desde las siete de la mañana aguantaban solidariamente bajo la lluvia. Dos horas después, llegaba una comisión judicial y las propietarias de la vivienda para hacerse definitivamente con el inmueble después de tres intentos.

A esa hora, el portal ya había sido desalojado, los vecinos apartados y la policía se había hecho con el control de la manzana al completo. Mariano asistía impotente a la toma de la casa donde nació. Actualmente, Mariano Soler, de 56 años, no tiene ingresos, ni prestaciones, ni subsidios. Ha sido albañil, conserje y barrendero, su último trabajo, en el que lleva un año de baja atrapado en un limbo legal entre la Seguridad Social y su seguro médico, así que por el momento resiste gracias a la caridad de los vecinos de un barrio acostumbrado a resistir, organizarse y apoyarse. Una vecina le deja una barra de pan, otro le compra fruta y, gracias al banco de alimentos, lleva algo de arroz y galletas a su casa.

“Vallecas no es su coto de caza”, insistían desde la calle los vecinos, los que estaban convocados como parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y los que pasaban por ahí y se sumaban espontáneamente, cansados de ver una y otra vez una escena de vecinos desahuciados que, en Madrid, se repite ocho veces al día, según las cuentas del Consejo del Poder Judicial del último trimestre de 2024, los últimos datos disponibles.

La estrategia de la PAH se había centrado en movilizar al mayor número de vecinos posible mientras trataba de convencer al juzgado de primera Instancia número 59 de Madrid que la familia Elzaburu es “gran tenedor” y Mariano “vulnerable” para demostrar que está protegido contra el desahucio por el llamado “escudo social”. La ley considera gran tenedor a quien posee más de 10 propiedades y, en el caso de Carmen Elzaburu, marquesa de Huétor de Santillán, han adjuntado al juzgado “los registros de 13 propiedades”, señala desde la plataforma. Entre ellas, tres viviendas de más de 700 metros en la avenida de Miraflores con parcela, el Club de Puerta de Hierro, una dehesa con siete viviendas en Toledo, un piso más en Ciudad Real, otra finca más en Ciudad Real. A estas propiedades hay que añadir desde este miércoles la vivienda de Mariano. Para el juzgado, sin embargo, no está acreditado que la familia Elzaburu sea “gran tenedor”.

Era la tercera vez que se procedía al lanzamiento. En mayo, el desahucio fue cancelado cuando la jueza confirmó que se trataba de una persona con graves problemas coronarios y, en diciembre, se volvió a suspender al ver la cantidad de vecinos movilizados frente a la casa de Mariano. Esta vez, los efectivos duplicaban a los manifestantes que, durante horas, han gritado frases como “fuera rentistas de nuestros barrios”. Una vez en la calle, personal del Samur se ha acercado a Mariano Soler para ofrecerle tres noches en una pensión. Es lo que hay para él hasta ahora. Durante los próximos tres días, podrá volver a enchufar la máquina de oxígeno con la que duerme. El domingo, si nada cambia, empezará a vivir en la calle.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.
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