Marruecos deja de exigir pruebas PCR a los viajeros provenientes de España
Los pasajeros deberán mostrar el certificado de vacunación contra la covid-19 tras aterrizar en el país vecino
Los viajeros provenientes de España ya no necesitan presentar desde este jueves 18 de noviembre una prueba PCR para acceder a Marruecos. Bastará con que muestren su certificado de vacunación con la pauta completa, única exigencia que viene demandando España desde hace varios meses a los pasajeros que llegan desde Marruecos.
Las autoridades sanitarias marroquíes actualizaron este miércoles por la noche la clasificación de países, según el riesgo de contagio. España fue el único Estado que pasó de la lista B, que abarca 83 países de riesgo elevado (como Francia, Alemania y Reino Unido), a la lista A, donde se encuentran 84 de riesgo moderado, como Estados Unidos o China.
Las fronteras terrestres con Marruecos permanecen cerradas desde el 14 de marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia. Las conexiones marítimas también se encuentran suspendidas. La única vía de acceso a Marruecos son los aviones. Marruecos mantienen un buen control sobre la pandemia y ha decidido endurecer las medidas preventivas en los aeropuertos. Desde esta semana, los viajeros deberán someterse a pruebas de antígenos aleatorias nada más aterrizar en el país. A quienes resulten positivo no se les permitirá la entrada en Marruecos, salvo que sean marroquíes o residentes, en cuyo caso deberán guardar cuarentena.
El gesto de Marruecos tiene un calado sanitario y también diplomático. Rabat mantiene una crisis política con España desde que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, decretó el 10 de diciembre de 2020 el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, a cambio de que Rabat normalice sus relaciones con Israel. Las autoridades marroquíes cancelaron ese mismo día la cumbre bilateral o Reunión de Alto Nivel (RAN) que los dos países tenían previsto celebrar en Rabat una semana después.
Rabat reclamó a España y a la Unión Europea que salieran de su “zona de confort” respecto al Sáhara Occidental. Pero tanto el Gobierno español como la Unión Europea no han modificado su postura respecto a este conflicto. De hecho, ningún país occidental ha seguido los pasos de Estados Unidos hasta el momento. La crisis se agravó el pasado abril cuando el Gobierno español acogió al secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, en un hospital de Logroño, sin aviso previo a Rabat. Al mes siguiente, en plena pandemia, Marruecos permitió la entrada en Ceuta de más de 10.000 emigrantes irregulares a lo largo de 48 horas. Tras lo cual, la embajadora marroquí en Madrid, Karima Benyaich, declaró: “Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir”. Ese mismo mes de mayo Marruecos llamó a consultas a su embajadora, que aún no ha regresado a España.
Arancha González Laya, la ministra de Exteriores que autorizó la entrada de Brahim Gali, fue destituida en la crisis de gobierno que acometió el presidente Sánchez en julio. Pero su sustituto, José Manuel Albares, aún no ha sido recibido en Rabat. Y las fronteras con Ceuta y Melilla continúan cerradas.
El rey de Marruecos, Mohamed VI, reclamó el pasado 6 de noviembre a sus socios posturas “más atrevidas y claras” sobre el Sáhara Occidental. Y se refirió de forma indirecta a las dos sentencias que promulgó el Tribunal General de la Unión Europea, el pasado 29 de septiembre, donde dio la razón al Frente Polisario y ordenó anular los acuerdos de comercio y pesca entre Marruecos y la UE. Ambas sentencias sostienen que los dos tratados implican comerciar con productos del Sáhara Occidental, un territorio que la comunidad internacional no reconoce como parte de Marruecos.
Mohamed VI advirtió en su discurso del 6 de noviembre, con motivo del 46º aniversario de la Marcha Verde: “Queremos decir a aquellos que sostienen posturas indefinidas o dobles, que Marruecos no dará con ellos ningún paso económico o comercial que no abarque el Sahara marroquí”.
Su advertencia no ha tenido ninguna contestación pública desde Madrid. Sin embargo, el Gobierno español, que mantiene una discreción absoluta sobre el contenido de las conversaciones con las autoridades marroquíes, continúa con su postura de distensión, acercamiento y gestos amistosos hacia Rabat.
En ese contexto se enmarca un hecho que no habrá dejado indiferente a las autoridades marroquíes. El ministerio del Interior español entregó este martes a Marruecos al activista saharaui Faisal Balul. El sitio digital marroquí Le360, muy próximo al Palacio Real, indicó que Balul fue detenido en España el 30 de marzo “por su activismo contra Marruecos en las redes sociales y por sus múltiples llamadas a la violencia”. El medio marroquí añadió que las autoridades españolas han entregado a sus homólogos marroquíes las “pruebas de los delitos” cometidos por Belul. “Sobre todo, el material informático que él utilizaba en su guerra contra Marruecos y sus intereses”.
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