Bandera blanca, lirio de la paz y cuna de Moisés: una planta barata, purificadora y que avisa al aprendiz para que la cuide
El también llamado espatifilo es una especie de la familia de las aráceas muy resistente y que crece bien en interiores. Su popularidad se ha potenciado por su rapidez de crecimiento y su ubicuidad en todas las floristerías y viveros, aunada por la facilidad de su cultivo
La familia de las aráceas (Araceae) se precia de tener entre sus parientes a géneros de plantas muy resistentes que cultivamos en los interiores de las casas. Entre esos ilustres miembros cabría citar varios géneros extremadamente populares, en gran parte gracias a su dureza para sobrevivir con iluminaciones medias o incluso bajas: el singonio (Syngonium spp.), el aglaonema (Aglaonema spp.), la zamioculcas (Zamioculcas zamiifolia) o la costilla de Adán (Monstera deliciosa). Todas ellas son muy buenas recomendaciones cuando no se tiene mucha mano verde con el cuidado de las plantas de interior.
Otra especie de las aráceas digna de subir a ese podio de plantas muy resistentes es la bandera blanca o espatifilo (Spathiphyllum wallisii), que también recibe otros curiosos nombres como lirio de la paz o cuna de Moisés. Originaria de América Central y de Sudamérica, es una de esas plantas domésticas que se pueden encontrar en infinidad de interiores: hogares, oficinas, restaurantes y cualquier lugar que se haya decidido ajardinar. Su bajo precio, su rapidez de crecimiento y su ubicuidad en todas las floristerías y viveros han potenciado su popularidad, aunada por la facilidad de su cultivo.
Siempre se tendrá alguna planta que se convierta en una maestra, si es que no lo son todas, pero el espatifilo tiene un don muy desarrollado para enseñar al que no sabe, para instruir con su anatomía al aprendiz. Así relata esas lecciones Milagro Jimena, médico cordobesa y aficionada a las plantas por tradición familiar. Para mesurar su pasión, baste decir que esta especialista de nutrición cuenta entre sus “pacientes” vegetales con un ficus (Ficus elastica) y una esparraguera (Asparagus plumosus) con 42 años y tres mudanzas a cuestas, y con ella que siguen creciendo, tan contentas. “Mi hijo tiene un espatifilo al que llama ‘la planta histérica’ y es porque dice que se pone lacia, histérica, cuando hay que regarla“, cuenta. “Cuando me iba con mi marido de viaje y él se quedaba solo en casa, las primeras veces se la ponía delante de la tele para que no se le olvidara regarla, y cuando estaba lacia, deprimida, la regaba”, relata divertida. En palabras de esta médico, el espatifilo “avisa y revive”, por lo que nos habla con su cuerpo.
Es mejor que no se llegue a ese extremo, para evitar que la planta sufra un estrés hídrico que la puede llevar a debilitarse y a contraer enfermedades. Pero en el caso de que ocurra y se mustie delante de nuestros ojos, sabremos cuándo hay que anticiparse a ese riego. Pero, como suele ocurrir en las plantas de interior, es mejor no regar en exceso y no mantener siempre encharcado el sustrato, para evitar fatales pudriciones en sus raíces.
En cuanto a la luminosidad, a la bandera blanca le viene muy bien crecer cerquita de una ventana. Podemos incluso probar a cultivarla un poco más en el interior de las habitaciones más luminosas, para ver cómo se adapta. Pero debemos tener en cuenta una cosa: una planta que acabemos de comprar en un vivero vendrá con las mejores condiciones de cultivo que el viverista le haya podido proporcionar. Esto se traduce en una gran cantidad de hojas, y muy probablemente de sus inflorescencias blancas.
Cuando la llevemos al hogar o a la oficina esas condiciones no serán ya las mismas, por lo que la planta sufrirá una adaptación a su nuevo medio de cultivo. Como es muy posible que la iluminación haya bajado, ya no podrá mantener tantas hojas, por lo que tendrá que reequilibrarse. De esta forma irá perdiendo algunas de las hojas, al no contar con tanta energía lumínica. Lejos de asustarnos, debemos entonces observar y esperar hasta dónde llega esa pérdida. Si vemos que es muy severa, y que incluso deja de florecer, será un claro aviso de que la luz con la que cuenta no es la adecuada, y tendremos que arrimarla a una ventana. En ese reequilibrio por falta de luz más potente puede que las nuevas hojas ya no sean tan grandes como las que traía de la tienda. Pero ahí también puede entrar en juego la falta de nutrición.
Al ser una planta muy florífera, unido a su gran capacidad para formar nuevas hojas rápidamente, le vendrá de perlas un abonado orgánico líquido, al menos una vez al mes, si queremos asegurar su robustez y la emisión de más espádices florales y de más de sus alegres hojas. Si prescindimos de esos abonados, como tantas personas hacen, no significa que se nos vaya a morir, pero no lucirá tan exuberante ni mantendrá tanta floración. De hecho, hasta casi podemos olvidarnos de ella y solo recurrir a esos riegos que mantengan el sustrato húmedo cuando lo necesite. Este extremo de planta ruda lo certifica Nena Von Flow, que tiene una empresa de servicios botánicos y que imparte talleres relacionados con ello, y que nos habla del espatifilo de su familia. “Es una planta medio inmortal. Mi madre Encarna no la había trasplantado nunca, y hace unos años se la cambié de maceta. Era heredada de la casa de mi abuela Delia. Nadie la hace ni caso, y ella aguanta y vive sola”, asegura Van Flow.
Dentro de las muy distintas variedades de espatifilo encontramos desde las de hojas más pequeñas, como la variedad ‘Yess’ o la ‘Chopin’ que no suelen sobrepasar los 50 centímetros de altura, hasta las más grandes como Mauna Loa o Sensation, de hojazas que alcanzan incluso el metro de altura. En consecuencia, podemos encontrarla con el tamaño perfecto para rincones más pequeños o más grandes.
Para concluir, no hay que olvidar su aspecto presuntamente depurativo. Gracias a distintos estudios en laboratorio que han utilizado al espatifilo como conejillo de Indias, se le ha puesto la medalla de ser una planta purificadora del aire, debido a su capacidad de fijar compuestos nocivos como el benceno. Maestra y sanadora, la bandera blanca nos aguarda para enseñarnos con su belleza.
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