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Las ganas de feria se imponen en las dos pasarelas de moda flamenca de España

Los diseñadores del sector afrontan la temporada con optimismo pero también con cautela por la inflación, después de un 2022 que superó sus expectativas tras los dos años de parón obligado por el coronavirus

Moda flamenca de España
Modelos en el desfile de Johanna Calderón.Aníbal González
Eva Saiz

Aunque en Sevilla los armarios empiezan a hacer hueco a las túnicas de nazareno, el roce de organdí de los volantes o el vuelo de seda de los mantoncillos que en las dos últimas semanas han acaparado la atención en las dos principales pasarelas de moda flamenca de España, We Love Flamenco y la Semana Internacional de la Moda Flamenca (Simof), son un firme recuerdo de que la Feria de Abril está a la vuelta de la esquina. También de que las ganas de vestirse de gitana siguen intactas 12 meses después de que se desatara el furor de las clientas por la compra de trajes, azuzado por dos años sin ferias ni romerías canceladas por el coronavirus.

“La gente está incluso más animada que el año pasado”, reconoce Carmen Cañaveral, responsable de Pepa Garrido, el nombre de su madre y fundadora de la marca. Los diseñadores de ropa flamenca abordaron la pasada campaña en medio de la incertidumbre provocada por desconocer si se iba a celebrar la Feria, y en números rojos, después de dos años en blanco, capeando la falta de ingresos, las plantillas en ERTE y la pérdida de toda la inversión realizada en las colecciones de 2020, que se quedaron colgadas en los talleres. Este 2023 lo afrontan con optimismo, pero con la cautela que impone la coyuntura económica por la inflación y los problemas logísticos.

Desfile de Con T D'Touche, el pasado 29 de enero de 2023, durante la Semana Internacional de la Moda Flamenca (Simof), en Sevilla.
Desfile de Con T D'Touche, el pasado 29 de enero de 2023, durante la Semana Internacional de la Moda Flamenca (Simof), en Sevilla.CRISTINA QUICLER (AFP)

Antes de que estallara la crisis de la covid, el sector facturaba unos 25 millones de euros al año, una cifra que solo se puede aventurar. “No hay un epígrafe específico en la CNAE [Clasificación Nacional de Actividades Económicas] que aglutine a los diseñadores y empresarios dedicados a la moda flamenca”, recalca Pablo Retamero, uno de los responsables de LunarOff, una plataforma que se constituyó en octubre de 2020 para mejorar las condiciones empresariales y laborales del sector, y que aglutina a unas 300 empresas vinculadas a la moda flamenca. Ese epígrafe permitiría cuantificar con exactitud el número de empresas, los puestos de trabajo que genera, los ingresos, las exportaciones… Y también hubiera permitido canalizar las ayudas que muchos no han podido percibir por no estar adscritos a una CNAE en concreto.

Los diseñadores encaran la nueva temporada con entusiasmo contenido, después del año pasado en el que muchos no pudieron cubrir una demanda que se desbordó por el número de pedidos que realizaron las clientas en el último momento, cuando se confirmó que habría Feria de Abril. Este año la incertidumbre viene marcada por el alza en el precio de las telas y las complicaciones en el suministro por el retraso de los portes que vienen de China. “Hay un incremento generalizado en el precio de buena parte del tejido, bastante fuerte, sobre todo del poliéster, el cancán y el organdí, que es con lo que se hacen los volantes. La materia prima se ha encarecido y también los costes del transporte, y eso hay que repercutirlo en el tejido”, explica Retamero. Una subida que los diseñadores van a absorber.

La colorida propuesta de Luisa Pérez.
La colorida propuesta de Luisa Pérez.Aníbal González

Ese temor se traslada a las tendencias, pero siguiendo al pie de la letra el refrán de hacer de la necesidad virtud. “Los problemas en la cadena de suministros se han solventado con el uso de otros tejidos y un trasvase de los volúmenes”, indica Pedro González, presidente de Qlamenco, una de las dos asociaciones que aglutina a los diseñadores de moda flamenca. El año pasado, con las arcas bajo mínimos, los volúmenes se trasladaron a los escotes y las mangas para ahorrar dinero en el metraje de la tela de la parte inferior del traje. Este año, esa impronta se mantiene. “Como la seda que viene de China está tan cara, hemos sustituido los flecos por cuero y la acogida ha sido fantástica”, indica Retamero.

Reinventarse para no morir

Aunque el año pasado se superaron las expectativas, los ingresos no sirvieron para cubrir las pérdidas acumuladas durante los dos años de parón obligado. “Hará falta una temporada o dos más para sobreponernos. Muchos nos hemos dejado los ahorros de décadas de trabajo”, abunda Retamero. No hay datos oficiales, pero las asociaciones del gremio coinciden en que durante la pandemia han desaparecido o han tenido que reconducir su modelo de negocio el 10% de las empresas, la mayoría familiares. Las que han sobrevivido lo han hecho agotando los ahorros de temporadas anteriores, endeudándose con créditos ICO y reinventándose, ya fuera cosiendo mascarillas, haciendo ropa de cama y hogar o canalizando su creatividad hacia la moda de inspiración flamenca, un nicho en el que han constatado que pueden sortear la estacionalidad que marca y condiciona a este sector.

Los lunares siguen siendo los protagonistas de la moda flamenca, en la imagen, un momento del desfile de Pablo y Juanjo
Los lunares siguen siendo los protagonistas de la moda flamenca, en la imagen, un momento del desfile de Pablo y JuanjoAníbal González

“La moda aflamencada llegó como recurso, pero ya se ha instalado. Los diseñadores están apostando no solo por trajes de flamenca, sino por prendas de doble uso, que puedas utilizar en una romería, con vaqueros o para una boda”, afirma Javier Villa, director de la pasarela We Love Flamenco. Cañaveral también se vio abocada a diversificar su oferta durante la pandemia: “Era cerrar o salir para adelante”. Cuando se canceló la Feria de Abril por segundo año consecutivo se quedó bloqueada. De esa parálisis la sacó primero el diseño de chubasqueros con mangas de volantes y, después, bolsos de playa. “Me salvaron el verano”, subraya.

Detalle de los vestidos presentados por Pitusa Gasul.
Detalle de los vestidos presentados por Pitusa Gasul.Aníbal González

Muchos diseñadores confirman que a escasos dos meses para que empiece la Feria los pedidos de trajes están un 20% por encima del año pasado. “Los encargos han empezado justo después de Navidad, cuando antes solían esperarse a los primeros desfiles. Este año nadie quiere correr y arriesgarse a quedarse sin tela”, corrobora el gerente de Flamentex. “Yo tengo ya 30 encargados y 20 comprados”, reconoce Cañaveral. Antes de la pandemia, en una buena temporada, la diseñadora podía llegar a vender alrededor de 200 trajes. La media de ventas de 2022, según los cálculos de la asociación Qlamenco, fue de unos 40 trajes por marca con precios que oscilan entre los 700 y los 1.500 euros, aunque se pueden encontrar desde 100. “Un traje de flamenca es un producto muy caro, lleva tanta tela, tanto trabajo artesanal…, pero no se puede multiplicar ese coste por dos para el cliente, no se le puede sacar todo el rendimiento que tiene, por eso hay una conciencia generalizada de que solo con ese producto es muy difícil subsistir”, abunda González.

Una modelo durante el desfile de Alicia Suárez.
Una modelo durante el desfile de Alicia Suárez.Aníbal González

La internacionalización es la evolución natural del sector, tal y como han dejado claro las dos principales pasarelas de moda flamenca celebradas en Sevilla. “La Semana Internacional de la Moda Flamenca (Simof) ha crecido este año por encima del 25%, de la mano de Extenda, que ha fomentado la compra por parte de EE UU, Japón y México, y del Ayuntamiento de Sevilla, que se ha comprometido a llevar Simof a circuitos extranjeros”, indica a EL PAÍS su principal impulsora, Raquel Revuelta, que recalca cómo la presencia de la influencer Olivia Palermo ha consolidado esa proyección internacional. Por su parte, We Love Flamenco también ha incrementado su impacto: de los 1,8 millones a los 5 millones de euros, según los datos que facilita Villa.

La afluencia de público en ambas pasarelas evidencia que hay ganas de Feria, un entusiasmo que no solo se centra en los trajes, sino también en los complementos. “En estas fechas, con la presencia de We Love y Simof en la prensa, las clientas se están empezando a interesar”, explica Laura Garrido, responsable de Blanco Azahar, especializada en flores. “Prevemos que va a ser un año fuerte, valoramos de un 25% por encima de 2019 siendo cautos (valores antes de la pandemia), por lo que la previsión de compra debe ser un 30% superior al año 2019″, añade.

'Backstage' previo a uno de los desfiles del 28 de enero en Simof, Sevilla.
'Backstage' previo a uno de los desfiles del 28 de enero en Simof, Sevilla.CRISTINA QUICLER (AFP)

Cunde el optimismo, y los buenos datos de las dos pasarelas de moda flamenca han servido para apuntalar las buenas vibraciones de los diseñadores, muy necesitados de un balón de oxígeno que dé fuelle a un sector todavía precario, sin CNAE que les garantice ayudas, que busca diversificarse para huir del lastre de la estacionalidad, pero cuyo carácter eminentemente artesanal le hace excesivamente dependiente de gremios como el de las modistas y las costureras, donde no hay relevo generacional y sí mucha economía sumergida. Pero, como señala González, tiene una baza con la que no cuentan otros diseños: “Es una moda peculiar, que hace sentirse guapa a cualquier mujer, y en los tiempos de los que venimos y en los que vivimos, con mucho miedo y mucha baja autoestima, la gente quiere verse bien, que, al fin y al cabo, es lo que importa”.

Colores flúor y mucho lunar de todos los tamaños

“Vuelve el lunar y en todos sus tamaños”, resume Raquel Revuelta, fundadora de la agencia Doble Erre y responsable de la Semana Internacional de la Moda Flamenca (Simof), la tendencia que ha marcado la pasarela que se celebró en Sevilla la semana pasada. Como en la anterior temporada, los volúmenes de los trajes se han trasladado a la parte superior, sobre todo a las mangas. “Son en general muy voluminosas, con patrones que provienen de la alta costura”, remarca la también exmodelo. Además de los clásicos lunares, han sido tendencia los estampados exclusivos que permiten a los diseñadores poner su punto referencial. Los vestidos son tobilleros y más cortos y los colores flúor, magenta y pasteles se imponen a los oscuros.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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