Un paseo por la huerta de Madrid, entre tapas y vinos
Aranjuez ofrece una combinación única de historia y gastronomía en la Comunidad de Madrid. Los frutos de la fértil vega del Tajo y los colores del otoño, alicientes para algo más que una visita. Y bien cerca, por carretera o en el pintoresco Tren de la fresa
Una mañana de enero de 1939, mientras estaba sentado en el suelo de su estudio en el número 159 de la Rue Saint-Jacques, en el barrio latino de París, al compositor español Joaquín Rodrigo le llegó la inspiración. “Oí cantar dentro de mí al completo el adagio, de un tirón, sin vacilaciones”, reconoció años después el célebre músico valenciano. “En seguida, sin apenas transición, el tercer tiempo. Rápidamente me di cuenta de que la obra estaba hecha”. Aunque aún no era consciente, había comenzado a escribir una partitura que finalizaría ese mismo año, como la Guerra Civil de la que había huido hacia tierras francesas. Se trataba del Concierto de Aranjuez, la obra que le encumbró como uno de los grandes músicos españoles del siglo XX.
Este año se cumple el 25º aniversario de la muerte de Rodrigo y Aranjuez, la ciudad que inmortalizó para siempre, cobra otra dimensión. A tan solo 40 minutos del centro de Madrid, este municipio de 59.000 habitantes es un excelente destino para pasear, empaparse de Historia, disfrutar de los colores del otoño y degustar sus joyas vegetales en la mesa. Cuenta con la condición de Patrimonio Mundial de la Unesco desde 2001.
Un plan ineludible es la visita al Palacio Real, el mismo que inspiró a Rodrigo para componer su obra magna. Alberga los mayores jardines del sur de Europa, con 111 hectáreas en total, entre los que destacan los Jardines del Príncipe, de la Isla, del Parterre y de Isabel II. Desde este icónico lugar se pueden contemplar magníficas vistas del río Tajo, con un paisaje escoltado de árboles que en esta época del año comienzan a tupirse de amarillo otoñal.
Lo típico ‘mola’
El Tren de la Fresa es una de las formas más recomendables de llegar a Aranjuez. Este ferrocarril turístico, que opera ininterrumpidamente desde su inauguración en 1984, recrea para los visitantes la forma en la que se viajaba en el siglo XIX a bordo de un convoy con más de un siglo de historia: los coches de madera, únicos en España, disponen balconcillos. El recorrido ya es inspirador: discurre por la primera línea de ferrocarril construida en la Comunidad de Madrid, en 1851, para cumplir con la petición de la Reina Isabel II de unir la capital con el Palacio Real de Aranjuez.
Una experiencia única que combina cultura ‒con visitas al Real Sitio de Aranjuez, el Museo del Ferrocarril o el Museo de Falúas Reales (una de las colecciones más espectaculares de embarcaciones fluviales que los reyes de España utilizaban para navegar por el río Tajo)‒ y gastronomía: a la vuelta se ofrecen a los viajeros fresones de Aranjuez, uno de los productos típicos de la vega del Tajo.
Además de su riqueza cultural, la gastronomía local es precisamente uno de los grandes reclamos para los viajeros. Aunque es un objetivo difícilmente condensable en un día, estos son algunos de los mejores planes para saborear Aranjuez.
La despensa agrícola de Madrid
Visitar la huerta de Aranjuez, desde la que se abastece a un amplio número de restaurantes y bares de la zona (y la Comunidad de Madrid), constituye una de las experiencias más solicitadas. Se trata de una actividad abierta a todo tipo de públicos, en la cual cada visitante conocerá de primera mano la agricultura y los productos locales. Además de los famosos fresones, Aranjuez destaca por sus fresas (no es lo mismo), espárragos, alcachofas y guisantes.
Aquellas personas que realicen el recorrido recibirán también una valiosa lección de cocina. Aprenderán las propiedades nutritivas y gastronómicas de los manjares que se cultivan en la zona, cuál es la mejor manera de prepararlos y otros secretos. Pero para poder disfrutar de la huerta de Aranjuez en estas fechas hay que apresurarse: las visitas solo se realizan entre los meses de marzo y mayo y de julio a noviembre. Se puede consultar la disponibilidad de las excursiones en la página web visitamadriz.com. El precio de salida es de 15 euros.
Para los que desean comprobar los tesoros de la huerta directamente en la mesa, Aranjuez alberga restaurantes especializados, como Casa Pablo, Carême, Casa Delapio, A Terra Delapio, Casa José y Aguatinta, estos dos últimos, presentes en la reputada guía Michelin.
Pero la capital del sur ofrece una de las rutas de tapas de mayor prestigio de la Comunidad de Madrid. Empieza en la calle de Postas, en pleno centro. Continúa en la calle Stuart y sube a la Plaza de la Constitución. Gachas, pisto, surtidos de montaditos de ibéricos, patatas asadas y bocadillos de calamares son algunos de los platos más demandados. En ese camino por el casco histórico, además, asaltan reclamos turísticos como el Teatro Real Carlos III, la plaza de la Iglesia de San Antonio, el Palacio de Godoy, el Convento San Pascual y el mercado de abastos, entre otros.
Vinos dignos de reyes
Aranjuez es también uno de los mayores focos enoturísticos de la Comunidad de Madrid, con bodegas repletas de historia. La bodega Real Cortijo de Carlos III, por ejemplo, cuenta con bóvedas, arcos y pilastras del siglo XVI. Su singular arquitectura ha servido de plató para series de ficción como Guante Blanco o Gran Reserva. Entre otras actividades, la visita incluye la cata de vinos, una clase magistral de su historia y elaboración y la posibilidad de que el visitante embotelle su propio vino, para inmortalizar la jornada.
Para aquellos que prefieran combinar vino y naturaleza, la bodega El Regajal regala vistas panorámicas de la villa de Aranjuez. Esta casa elabora todos sus vinos de forma ecológica y persigue un tipo de viticultura biodinámica, es decir, el cultivo respetuoso con el ciclo natural de la tierra. Presume, además, del galardón de la prestigiosa organización Unión Internacional para la Conversación de la Naturaleza y sus Recursos, que declararon la finca donde se ubica El Regajal como un lugar “único, no solo en España, sino en todo el mundo”. En el retiro de los reyes de hace cuatro siglos, todo es único.