Ocho sopas con fideos que te apañan una cena
Para convertir lo que suele servirse como primero en un reconfortante plato único solo necesitas añadir a la pasta algo de proteína de calidad y una buena dosis de verduras.
Convertir las sopas en un plato único añadiendo a la sempiterna pasta todo tipo de verduras y proteína de calidad se ha convertido en uno de mis recursos favoritos, ya que permite preparar cenas reconfortantes en poco tiempo y sin demasiado esfuerzo. Lo que sí requiere previsión y tiempo es elaborar el caldo, aunque tampoco demasiado esfuerzo, ya que una vez lo has puesto en la olla —y desespumado para eliminar impurezas— el calor hace el resto del trabajo. Para optimizar el coste energético podemos usar una olla a presión, una de buen tamaño que nos permita preparar bastante cantidad a la vez y congelarlo, tener el fuego al mínimo y la olla tapada (aunque siempre puedes preparar una de estas versiones exprés o recurrir a los envasados o liofilizados de buena calidad).
¿Por qué nos centramos en la sopa de fideos? Porque es una pasta que al ser fina suele cocinarse deprisa, algo importante no solo por el tiempo que tardemos, sino —sobre todo cuando cocinamos para uno o dos— porque una cocción larga puede requerir añadir bastante más caldo. También porque el concepto “fideo” engloba desde el socorridísimo cabello de ángel —y su versión integral— hasta los golosos udon, pasando por los finísimos vermicelli de arroz o los instantáneos de trigo.
Los fideos asiáticos se pueden encontrar fácilmente en tiendas de alimentación oriental o supermercados bien surtidos, y también son bastante intercambiables entre ellos: si tienes problemas para encontrar algunos, puedes preparar cualquiera de las recetas de fideos largos con los de trigo, que se encuentran en cualquier tienda. Normalmente acompañados de sobrecitos con glutamato y saborizantes —que no tenemos por qué usar— y a veces otros con aceites picantes y/o verduras deshidratadas a los que yo sí suelo dar salida (aunque algunas veces me haya salido regular por exceso de picante).
Sopa de picadillo
La receta de aprovechamiento de todos los ingredientes del caldo tiene muchas posibilidades de convertirse en una cena reconfortante, completa y deliciosa. Aquí, además de los fideos, caben el pollo, la zanahoria, la calabaza, el puerro, la cebolla y cualquier otra hortaliza que hayamos usado, garbanzos, huevo —que podemos cocer aparte y añadir picado o poner en la misma sopa cuando falten tres minutos para que los fideos estén listos—, un poco de jamón serrano y, si queremos, un chorrito de Jerez y unas hojas de menta picada para refrescar. Cuanto mayor sea el porcentaje de verdura y legumbre sobre el de pasta, más saludable será el plato.
Sudado de sardinas con fideos de arroz y pepino encurtido en limón
Las sardinas en aceite —si puede ser, de oliva— vuelven a salir de la alacena para convertirse en el perejil de esta sabrosa sopa, en la que usaremos también parte del aceite en el que se conservan. Empezaremos haciendo un encurtido rápido, cortando medio pepino por ración a lo largo, quitando las semillas con una cuchara y cortando el resto en rebanadas finas. Poner en un bol con el zumo de medio limón, un poco de sal y remover bien aplastando un poco la hortaliza para que el cítrico penetre mejor. Reservar mientras preparamos la sopa: en una cazuela, poner un par de cucharadas del aceite de las sardinas y rehogar media cebolla. Añadir las sardinas desmigadas y sin tripa ni espina y darles unas vueltas, verter unos 300 ml de caldo de verdura o pescado y cuando hierva añadir unos 50 g de fideos de arroz (también conocidos como vermicelli). Cocinar unos tres minutos —o lo que marque el fabricante— y servir con el pepino encurtido por encima.
Langostinos, puerro, fideos integrales y soja germinada
Los fideos integrales suelen tardar un poco más en cocerse que los refinados, pero en los de cabello de ángel la diferencia es mínima, así que son una buenísima opción para preparar una sopa más saludable e igualmente exprés. Para preparar esta hay que picar un trozo de la parte blanca de un puerro y dorarla en una cazuela con una gota de aceite de oliva, añadir unos 300 ml de caldo de verdura o pescado —se puede hacer uno con las cabezas y cáscaras de los langostinos, si los compramos enteros— y un puñado de fideos integrales. Cuando queden un par de minutos para finalizar la cocción, añadir soja germinada al gusto y ya fuera del fuego algunos langostinos pelados y cortados en tres trozos —o unas cuantas gambitas pequeñas— que se cocinarán con el calor residual. Servir con un poco de la parte verde del puerro picada muy fina para rematar.
Sopa de calabacín, fideos de trigo, tofu y cacahuete
Aunque los fideos instantáneos asiáticos acompañados de ingredientes ignotos metidos en bolsitas no son la opción más sana del mundo, sí pueden servirnos como base para preparar otros platos rápidos y menos guarretes (como siempre, el truco es añadir una buena porción de verdura). Para una ración, trocear un calabacín mediano y dorarlo en una cazuela con unas gotas de aceite de oliva suave. Añadir unos 300 ml de caldo de verdura, pollo o carne —-o agua con miso, si no tenemos—, unos dados de tofu y los fideos, cocinar un par de minutos y servir con unos cacahuetes picados y si se quiere, un poco de vinagre, chile o salsa picante, cebollino y cilantro.
Fideos con garbanzos, tomate y huevo
Poner en una olla unos 100 g de tomate triturado o troceado —de buena calidad, para que no sepa ácido— con una cucharada de aceite y cocinarlo a fuego alegre dando vueltas tres minutos o hasta que se evapore el agua y el tomate se reduzca. Añadir una o dos zanahorias troceadas, unos 300 ml de caldo, un puñado de fideos y algunos garbanzos. Cuando queden tres minutos para que los fideos estén listos, cascar un huevo en la sopa y bajar el fuego al mínimo. Servir, si se quiere con cebollino o tallo de cebolleta picado y pimienta.
Udon con carne picada especiada y pak choi (o espinacas)
Los fideos udon se pueden comer tal y como salen del envase, simplemente calentándolos en caldo o dándoles un salteado, así que esta sopa se puede considerar casi instantánea. Si usamos laoganma —un condimento chino que sirve para todo— para cocinar la carne -unos 100 gramos de carne picada de cerdo, ternera o mixta serán suficientes para una ración- no necesitaremos ningún aliño más. Si no tenemos podemos usar ajo picado, jengibre, pimienta negra, algún tipo de chile en polvo y aceite de sabor suave, cocinar la carne a fuego medio hasta que coja un poco de color y cubrir con 300 ml de caldo de pollo o carne y llevar a ebullición. Poner un par de pak choi -cortados a lo largo- o 200 g de espinacas, hervir tres minutos (dos si se usan espinacas), añadir una bolsa de fideos, esperar 30 segundos para que se suelten, remover y servir. Se le puede añadir un poco de sésamo y un chorrito de vinagre.
Fideos integrales con maíz, brócoli y jamón
Poner en una cazuela unos 50 gramos de jamón serrano en taquitos y dejar que sude (si es muy magro y no suelta grasa, añadir unas gotas de aceite). Añadir unos cuantos floretes de brócoli troceados pequeños y, a fuego alegre, darle vueltas durante unos minutos para que se tueste un poco. Añadir unos 300 ml de caldo al gusto —de pollo, verdura o cocido, que potenciará el sabor a jamón—, llevar a ebullición y añadir un puñado de fideos y dos o tres cucharadas de maíz al natural. Si se quiere, rematar con algún queso curado rallado.
Col salteada, cabello de ángel, alubias cocidas, chorizo, pimentón
Una sopa rapidísima prima lejana de la escudella, la fabada y la sopa castellana: para una ración, poner en una cazuela chorizo al gusto troceado; cuando haya sudado su grasa añadir un par de puñados de col en tiras y darle vueltas unos tres minutos a fuego alegre. Añadir un poco más de pimentón, unos 300 ml de caldo suave, alubias cocidas al gusto y un puñado de fideos finos tipo cabello de ángel. Cocer tres minutos —o lo que indique el fabricante— y servir, si se quiere con un poco más de pimentón por encima.
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