Sopa de lentejas con pollo y huevo
Una cena reconfortante que se prepara en menos de diez minutos, donde la pasta se sustituye por lentejas cocidas, podemos dar salida a restos de pollo y aliñar al gusto con queso, limón o guindilla
Una sopa o una crema de verduras son comida y a veces también ese otro tipo de alimento cuasi místico que parece que te dice “todo irá mejor” cuando más lo necesitas. El abrazo de un amigo, un gato durmiendo en tus piernas cuando llueve, ese tipo de cosas. ¿Me hablan las sopas? ¿Me he apuntado a las Stella Maris justo a tiempo para actuar en el Primavera Sound? ¿Me he chalado del todo? A lo mejor un poco. Llámale resfriado, trancazo, catarro o como quieras: el caso es que escribo esto con los ojos como dos tomates rajados, un dolor de cabeza constante, la voz de Voldemort y hace dos días que no respiro por la nariz.
Cuando estás así, poder cocinar algo que te apetezca, reconforte y se prepare deprisa es una necesidad: hace años que descubrí esta sopa, un día en el que no tenía pasta pequeña en casa y la cambié por lentejas cocidas. Estaba tan buena que se ha quedado en el recetario familiar y triunfa aunque te encuentres en perfecto estado de revista. Siempre tengo caldo en el congelador, y suelo congelar también los restos de la carne de las carcasas desmigada, pero si no tienes puedes usar uno envasado (si no sabes por cuál decidirte, aquí hicimos una cata a ciegas).
Puedes hacer una versión vegetariana usando caldo de verduras y cambiando el pollo desmigado por unas setas salteadas o una parte de las verduras del caldo; si la fuerza te acompaña, también un poco doradas en una sartén antiadherente, que eso les devolverá algo de sabor (el suyo lo han dejado en el caldo tanto las verduras como el pollo, básicamente nos sirven para masticar un poquito). Como legumbre suelo usar lentejas porque es la que se parece a la maravilla o los pistoncitos que me daban de pequeña, y cuando te encuentras regulín te da esa cosa de volver a casa, pero las judías, garbanzos o cualquier otra legumbre que quepa en una cuchara servirá perfectamente.
El huevo pochado en esta sopa es lo que le da calidad a la película: cuando lo rompes con la cuchara, la yema se esparrama y atrapas un poquito junto a las lentejas, el caldo y la clara, casi te sientes un poco mejor. A mí me gusta ponerle un poco de chile y limón siempre, pero especialmente cuando estoy acatarrada porque así noto algo los sabores, y el picante me despeja la nariz. También le añado un poco de perejil picado si lo tengo, y en casa hay quien no perdona un poco de queso curado rallado.
Tiempo: 8 minutos
Dificultad: Podría hacerla un zombie, doy fe
Ingredientes
Para 4 personas (acatarradas o no)
- 1,2 l de caldo de pollo o verdura
- 300 g de lentejas cocidas
- Restos de pollo y/o verduras del caldo
- 4 huevos
- Zumo de limón, queso rallado, hierbas, copos de chile o guindilla (opcional)
Instrucciones
Calentar el caldo a fuego medio en un recipiente amplio. Añadir las lentejas y esperar a que hierva.
Añadir los restos del pollo desmigados y/o la verdura en trocitos, si los tenemos y los queremos usar.
Cuando hierva, bajar el fuego al mínimo, cascar cuatro huevos y repartirlos por el recipiente. Cocinar unos tres minutos, hasta que estén cuajados por fuera, pero con la yema aún fluida (si se prefiere, hacerlos más).
Repartir en cuatro platos hondos o boles. Aliñar con zumo de limón, queso rallado, aromáticas picadas, copos de chile o guindilla al gusto.
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