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La familia real británica baila al ritmo de Lionel Richie y Take That para cerrar los festejos por la coronación de Carlos III

Tras la solemnidad del sábado en la abadía de Westminster, el domingo el país se ha llenado de pícnics. La fiesta se ha cerrado con un concierto en Windsor con música de Katy Perry y Andrea Bocelli y con la mayor parte de los Windsor presentes, pero sin Enrique

Concierto Coronacion Carlos III
Los reyes Camila y Carlos III observan el concierto en el castillo de Windsor con motivo de su coronación, el 7 de mayo de 2023.YUI MOK (AFP)
María Porcel

No solo de liturgias religiosas vive una coronación. El domingo, tras el milenario ceremonial desplegado el sábado 6 de mayo en la abadía de Westminster, la cuestión se hizo más ligera y los cálices se cambiaron por vasos de cartón. El Reino Unido siguió con las celebraciones en honor a sus reyes, Carlos III y Camila, durante toda la cálida jornada. Tras un sábado tremendamente lluvioso —sobre todo por la mañana, durante los fastos— el domingo brilló el sol y las temperaturas, que superaron los 20 grados en buena parte del país y que en Londres dejaron un día perfecto para disfrutar de sus parques, acompañaron una fiesta que fue al aire libre. De día, parques y plazas, en ciudades y pueblos, se llenaron de familias y grupos de amigos que comieron (y algunos lo alargaron hasta la cena) en numerosos y populares pícnics. Y de noche llegó el plato fuerte con un gran concierto al que acudieron 20.000 personas (con buena parte de las entradas repartidas en un sorteo gratuito) en el castillo de Windsor.

La fiesta se remató en la que fue la residencia favorita de Isabel II y con la presencia de la familia real, que durante el día se repartió por distintos puntos del país para asistir a varios pícnics y que después demostró su sólida unión en el concierto. Los reyes, en primera fila, estuvieron flanqueados por el heredero, Guillermo, sus hijos mayores, Jorge y Carlota, y su esposa, Kate, princesa de Gales. También estuvo presente el hermano pequeño del rey, Eduardo, con su esposa Sofía (que se lo pasó en grande moviéndose al ritmo de Lionel Richie) y sus dos hijos, James y Luisa. Sobrinos y primos de distinto grado se situaron unas filas más atrás junto a autoridades como el primer ministro británico, Rishi Sunak. Y también en un lateral trasero de la grada real estaba Andrés de Inglaterra, el tercero de los hijos de Isabel II, que en esta ocasión se sentó junto a su exesposa, Sarah Ferguson, con quien guarda una estrecha relación. Quienes fueron convidados de piedra en la ceremonia de Westminster lo fueron incluso más en el concierto. Porque aunque Andrés estuvo al fondo, Enrique ya sí que no hizo ni siquiera acto de presencia: el día anterior se fue de Londres una hora después de la coronación y ya estaba de regreso en California. Nadie le esperaba en esta fiesta.

Una vista del palco donde se concentraban familia real y autoridades durante el concierto con motivo de la coronación de Carlos III, este domingo en Windsor.
Una vista del palco donde se concentraban familia real y autoridades durante el concierto con motivo de la coronación de Carlos III, este domingo en Windsor.Kin Cheung (AP / LAPRESSE)

Antes de empezar a emitirse las actuaciones en la BBC, caras conocidas enviaron mensajes de felicitación a sus recién coronadas majestades. La actriz Judi Dench, la diseñadora Anya Hindmarch o el primer ministro Sunak (que afirmó que “la coronación saca lo mejor de nuestro país y de lo que significa ser británico”) fueron el aperitivo para ver después vídeos de Hugh Jackman, Pierce Brosnan, Stella McCartney o la cerdita Peggy en los que alababan las bondades del recién coronado rey en el mundo de las artes o su cuidado por el medio ambiente. Hasta Tom Cruise apareció en las pantallas volando un avión con un mensaje para Carlos: “De piloto a piloto, su majestad, usted puede ser mi copiloto en cualquier momento”.

Los mensajes se intercalaron con las actuaciones sobre el escenario de una docena de artistas, en su mayoría locales y de limitada expansión internacional, interpretando todos un único tema. Los platos fuertes fueron el propio Richie, el pianista Lang Lang, Andrea Bocelli, Katy Perry (con dos de sus éxitos, agradeciendo al rey su labor y asegurando que estaba encantada de haber ido a la coronación porque se había llevado a su madre de EE UU y así habían podido ver Windsor) y, sobre todo, los británicos Take That. La banda —que desapareció y regresó con solo tres de sus cinco miembros, Mark Owen, Gary Barlow y Howard Donald, y también con la mitad de su éxito— cantó tres canciones para gozo de los asistentes y de todos los que lo veían desde sus casas y desde las pantallas gigantes instaladas por medio país. En la más destacada de Londres, sita en el parque de Saint James, a escasos metros del palacio de Buckingham y donde el día antes se había seguido con solemnidad la coronación, los miles de congregados lanzaban gritos de júbilo cuando salían los tres cantantes. Solo las aplaudidas apariciones de Jorge y Carlota de Cambridge cada vez que salían en pantalla lograban superarlos en decibelios.

El príncipe Guillermo y su hijo mayor, sentados delante del primer ministro británico, Rishi Sunak, y su esposa, Akshata Murty, ven el concierto en el castillo de Windsor con motivo de la coronación de Carlos III de Inglaterra, este domingo.
El príncipe Guillermo y su hijo mayor, sentados delante del primer ministro británico, Rishi Sunak, y su esposa, Akshata Murty, ven el concierto en el castillo de Windsor con motivo de la coronación de Carlos III de Inglaterra, este domingo. STEFAN ROUSSEAU (AFP)

Aunque en los últimos meses artistas británicos como Adele, las Spice Girls o Harry Styles fueron descartando su participación en el concierto y había dudas sobre quiénes serían las cabezas de cartel (presentado por Hugh Bonneville, el duque de Grantham en Downton Abbey, que bromeó con Carlos y le hizo reír, al igual que al resto del público), finalmente la fiesta tuvo un carácter local con pinceladas internacionales que pareció convencer a los invitados y a la familia real, que sonreía y bailaba al son de la música. Carlos era, quizá, el más serio de los presentes, sin soltar las riendas institucionales. Los que más disfrutaban, y los más enfocados por las cámaras, fueron los hijos de los príncipes de Gales, que pese a la falta de su siempre travieso hermano menor, Luis, se metieron al público en el bolsillo con su interés y los meneos de sus banderas.

Pero esa noche era su padre, Guillermo, el más esperado, más allá de célebres vocalistas. El heredero, que en la coronación tuvo un papel pequeño (fue el único que juró fidelidad a su padre), esta vez subió al escenario para mandar un mensaje como príncipe de Gales y siguiente en el trono, pero sobre todo como hijo. “Como dijo mi abuela cuando fue coronada”, arrancó su discurso en uno de los muy escasos guiños que se han hecho a Isabel II en estas jornadas, “las coronaciones son un reflejo de nuestras esperanzas del futuro. Y sé que estará ahí arriba, echándonos un ojo con cariño. Sería una madre muy orgullosa”.

La estadounidense Katy Perry canta en el concierto en el castillo de Windsor con motivo de la coronación de Carlos III de Inglaterra, el 7 de mayo de 2023.
La estadounidense Katy Perry canta en el concierto en el castillo de Windsor con motivo de la coronación de Carlos III de Inglaterra, el 7 de mayo de 2023.Arthur Edwards (AP / Lapresse)

En un mensaje breve, con toques de humor y muy afectuoso con su padre (“papá, estamos orgullosos de ti”), afirmó que la monarquía se basa en el servicio, y que eso es lo que el rey Carlos ha hecho y sabe hacer. “Las primeras palabras de mi padre al entrar en la abadía de Westminster ayer fueron una promesa de servicio. Una promesa para seguir sirviendo. Porque durante los últimos 50 años, en cada rincón del Reino Unido, la Commonwealth y el mundo, se ha dedicado a servir a los demás, tanto a las generaciones actuales como futuras”, dijo Guillermo.

El heredero destacó que su padre se ha dedicado a cuidar del planeta y también habló de la importancia de la fundación que creó hace décadas, la Prince’s Trust, con la que ha ayudado “a un millón de jóvenes, muchos de orígenes desfavorecidos, a hacer realidad sus metas”. “Y, quizá lo más importante de todo, mi padre siempre ha comprendido que las personas de toda religión, todo trasfondo y toda comunidad merecen ser celebradas y apoyadas”. El príncipe de Gales expresó su “orgullo y gratitud” a los que sirven en “el Ejército, aulas, hospitales y comunidades locales”: “Vuestro servicio nos inspira”. Él mismo se comprometió con los demás, “a servir a todos”, cumpliendo a la perfección con su papel de heredero. Pero el suyo fue sobre todo un discurso corto y emotivo, para su padre y para cerrar filas. Para celebrar una espera de 70 años. Un “¡Dios salve al rey!” cerró sus palabras. Sonó el himno nacional y los británicos, en pie, lo cantaron. Y luego siguieron de fiesta.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

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