Maxi Iglesias: “Escuchar un ‘no’ no le gusta a nadie, pero aprendes a gestionarlo”
El actor estrena ‘Los Artistas: Primeros Trazos’, la primera serie escrita por la novelista María Dueñas y la primera en la que se ha sentido como el protagonista. Hoy mantiene una carrera a caballo entre España y América Latina
Recién llegado de Ciudad de México, el madrileño Maxi Iglesias, de 32 años, saluda desde Miami (Florida) a la periodista sentada ante la pantalla en Los Ángeles (California). Parecería una fábula de viajes con muchas millas aéreas en el bolsillo, pero es la realidad que acompaña al actor desde hace años. Con ya más de media vida llenando las pantallas con esos inmensos ojos azules que, para la mayoría, se hicieron famosos gracias a su papel de Cabano en Física o Química, él está...
Recién llegado de Ciudad de México, el madrileño Maxi Iglesias, de 32 años, saluda desde Miami (Florida) a la periodista sentada ante la pantalla en Los Ángeles (California). Parecería una fábula de viajes con muchas millas aéreas en el bolsillo, pero es la realidad que acompaña al actor desde hace años. Con ya más de media vida llenando las pantallas con esos inmensos ojos azules que, para la mayoría, se hicieron famosos gracias a su papel de Cabano en Física o Química, él está lejos de aquel guaperas de instituto que enamoraba a Ruth (Úrsula Corberó). Hoy es un actor consolidado, con una treintena larga de títulos en su haber desde que debutó en Hospital Central con apenas 14 años y con muchos proyectos a ambos lados del Atlántico, algo que, confiesa, le encanta. Pero en el que está centrado ahora, y del que habla con pasión, es Los Artistas: Primeros Trazos, el primer guion para una serie que escribe la (hasta ahora solo) novelista María Dueñas, autora de El tiempo entre costuras o La Templanza.
“Me hace muchísima ilusión”, confiesa y repetirá Iglesias sobre el que considera su “primer protagonista en una serie”. Después de la recordada Física o Química o de su papel como Víctor en la saga de Netflix Valeria, de La embajada o Velvet Colección... ¿primer protagonista? No es falsa humildad, reconoce. “Yo creo que sí, por muchos motivos. He tenido la suerte de pertenecer a proyectos muy queridos y que la gente ha conocido mucho, pero donde compartía cartel y escenas con muchísimos compañeros. Realmente no llevaba yo el peso. En este caso, en Los Artistas, somos Ximena y yo casi todo el rato”.
Ximena es Ximena Romo, quien es su acompañante en esta historia de tramposos y buscavidas rodada entre Madrid y Miami. Él es Yago, un tipo que no pasa por su mejor momento profesional, obligado a buscar soluciones creativas para el negocio familiar de venta de antigüedades; ella es Cata, una mexicana experta en arte que se ha visto abocada a un trabajo mal pagado como camarera en España. Son el agua y el aceite... y los socios perfectos para estafar a nuevos ricos y venderles arte cutre como si de un picasso se tratara. Yago “es más un superviviente que un vividor”, reconoce Iglesias sobre su personaje, para el que se ha apoyado mucho en Romo, con la que ha logrado una gran complicidad. De hecho, han hecho algunas entrevistas juntos, y ahora que está él solo charlando con EL PAÍS ríe confesando que la echa de menos. “No hay otro proyecto más grande para mí en este momento que estrenar Los Artistas”, reconoce, afirmando que desea con ganas una segunda temporada.
Los Artistas: Primeros Trazos llegó originalmente el 8 de julio a ViX, una plataforma con 30 millones de usuarios de TelevisaUnivisión cuyo contenido se puede ver en América Latina y EE UU, aunque Iglesias asegura que “es un orgullo que guste aquí, y ojalá que también en España”, donde puede ser comprada por alguna plataforma. La ilusión se le nota. Aunque de niño la vida parecía llevarle por los caminos del fútbol, Maximiliano Teodoro Iglesias supo pronto que quería tener una cámara delante. “Siempre tuve claro que me gustaba actuar y que quería, en la medida de lo posible, hacer pelis, series... Lo que no me podía imaginar era que me iba a poder dedicar a ello y vivir de ello. Es un sueño que estoy cumpliendo y que cada vez me gusta más, mi profesión, cada vez me aporta más”, asegura. Una profesión que le permite ir cumpliendo metas personales y profesionales, que a menudo van de la mano. “Rodar en Miami era uno de mis sueños; grabé hace años, pero no pude hacer un personaje con desarrollo y me apetecía mucho. Ha sido muy emocionante”, reconoce.
Miami es donde está ahora, pero no tardará en moverse. Está más que acostumbrado a andar de acá para allá, y reconoce que le va la marcha. Es feliz, mucho, en España, pero crece y se crece cuando llegan retos fuera. “Poder compaginar un proyecto en España y otro fuera me aporta muchísimo, ya no solo como actor, sino como persona. Pero mi tierra me tira mucho, están mi familia, mis amigos... Así que siempre intento elegir el mejor proyecto que ese año hay en mi país para mí”, afirma.
Por ejemplo, estaba en México grabando la serie Volver a caer junto a Kate del Castillo cuando le llamaron de ViX para esta nueva ficción. “Me mandaron estos tres capítulos y me encantaron, se pudo compaginar perfectamente y para adelante”, recuerda. Ahí, entre medias, tenía pendiente la recién estrenada tercera temporada de Valeria, pero también una película, una de esas producciones grandes y muy apetecibles, para la que ya estaba en la tercera prueba. Y no salió. Porque a él, uno de los rostros más conocidos en cine y televisión de su generación en España y también en América, también le dicen que no. “Con el tiempo aprendes. Obviamente, un ‘no’ no le gusta a nadie, pero aprendes a gestionarlo y a colocarlo de la mejor manera posible”, asegura.
Pero esos noes también le permiten entrar en otros proyectos, prácticamente encadenarlos. En los últimos dos años lleva estrenados siete. Prefiere no anticipar si tiene algo más en cartera, pero sí cuenta por qué le gusta tanto combinar proyectos a uno y otro lado. “Intento aprovechar lo que tengo en cada momento y cada lugar. En España también, tanto si estoy trabajando como si no, porque lo que más me aporta es estar con mi familia, con mis amigos, sentirme en casa”, afirma, aunque reconoce que tanto en Miami como en México, donde ha rodado recientemente, donde ha hecho buenos amigos y ha podido viajar para conocer el país, también se siente “como en casa”. “Me aporta muchísimo. Tanto que intento ingeniármelas para que eso se produzca”.
Reconoce que en España todo sería más fácil, pero que a él le interesa jugar un poco más, al menos en esta etapa vital. “Al final son todo decisiones en la vida, elecciones, prioridades... En mi país estaría muy a gusto trabajando, me conocen y tengo una reputación armada a base de trabajo y no tengo que demostrar nada. Lo interesante cuando trabajo en México, en Colombia, en Argentina, en Miami... es que me enfrento a equipos que a lo mejor no saben ni quién soy, ni cómo me llamo y el reto está ahí. No se me caen los anillos. Al final vengo a hacer mi trabajo de actor y me aporta muchísimo conocer ciudades nuevas, culturas diferentes....”.
Cuando para, que es poco, desconecta. Y no se va muy lejos para conseguirlo: las salas de cine son su refugio. “El ritual de ir al cine, a una sala, quedarte a oscuras, ver una película en pantalla grande con un sentido que te envuelve... parece que se está perdiendo poco a poco, espero que no, me da mucha pena, yo voy a seguir ahí”. El deporte, el aire libre, la naturaleza o la fotografía también son sus pasiones. Y sus amigos y familia, hacer planes con ellos. “La semana pasada estaba en Madrid en el cine. En Miami ayer di un paseo en bici, en México la semana pasada también, intento hacer mucho ejercicio, estar con mis amigos, hacer planes”.
Lo repite a menudo, porque lo hace. Es habitual verle escalando, esquiando, tomando algo en un bar, paseando por una playa o cenando con los del cole. Ya sea en Madrid o en Arizona. Porque él se deja ver en una cuenta de Instagram natural, pero muy medida en la que le observan más de dos millones de personas. No parece sentir presión por ello. “Es un orgullo que la gente quiera saber cuál es la siguiente serie que vas a estrenar, si estás en México de promoción, que sepan que te gusta salir en bici... Tienen interés. Al final también hay que tener cuidado, como cualquier persona. Las redes sociales son un arma de doble de filo, puede acercarte a la gente que está lejos pero también te puede alejar de la gente que está cerca. Te puede ayudar a comunicar mucho, pero es una herramienta que, como todas, hay que manejar”. De hecho, reconoce que últimamente siente que está “demasiado al teléfono, que si entrevistas, nuevo cartel, tráiler, que faltan dos días para estrenar... Me veo demasiado con el teléfono y no me gusta tanto. Prefiero dar un paseo en bici, ir grabando, me gusta mucho la fotografía, y al cabo del tiempo editar el vídeo o subirlo. Me gusta la experiencia. Y que la gente lo pueda ver”.