Jamie Spears, el padre de Britney, “muy grave” a causa de una infección bacteriana
El padre de la cantante, que fue su tutor legal hasta 2021, se sometió a una operación de rodilla el pasado agosto y ha tenido que pasar varias semanas hospitalizado. La artista no se ha pronunciado al respecto
Jamie Spears, el padre y archienemigo de la cantante Britney Spears, pasa por un momento de salud difícil. Tal y como han podido confirmar medios como People y Page Six, quien fue tutor legal de la artista durante más de una década ha pasado varias semanas hospitalizado a causa de una grave infección bacteriana. La cuestión ha llegado a tal punto que ha llegado a requerir cirugía. Después, Spears pasó a ser ingresado en unas instalaciones específicas para enfermos infecciosos, y ahora tiene una atención hospitalaria intensa, pero ya se le ha visto en su casa de Luisiana. La enfermedad ha sido “muy grave”, aseguran fuentes cercanas a él, pero está en el camino de la recuperación y ha salido de la zona de mayor peligro.
Al parecer, la enfermedad de Jamie Spears viene de semanas atrás. Ya en agosto varios medios dieron a conocer que había tenido que pasar por cirugía a causa de un reemplazo de rodilla. Él ya se sometió a esa operación a mediados de los años 2000, pero ahora necesitaban volver a tocársela. Fue entonces cuando empezó a vérsele con más asiduidad en clínicas y hospitales, y donde se le vio con una obvia pérdida de peso.
Jamie Spears se ha convertido durante estos años en el blanco de los lamentos de su hija más popular, Britney —tiene otros dos, la actriz Jamie Lynn Spears y el productor de cine Bryan Spears—. Él fue quien mantuvo a la cantante bajo una tutela legal y económica durante más de 13 años, que impidió a la artista desarrollar su vida y su carrera como ella hubiera querido, según contó en el juicio en el que buscó su libertad y tal y como ha explicado después a través de sus redes sociales. La intérprete de Toxic estuvo tutelada por su progenitor entre 2008 y 2021.
En 2019 comenzó un movimiento que pedía su liberación, y poco a poco ella fue alzando la voz y haciendo ver que era Jamie quien la mantenía en un encierro personal, profesional y económico. En junio de 2021, la cantante afirmó sobre su progenitor en los juzgados: “Señoría, mi padre debería estar en prisión”. Entonces contó que estaba obligada a ir “tres veces por semana al psiquiatra”, que la obligaban a llevar un DIU pese a que ella quería casarse y quedarse embarazada y que toda la custodia era “un abuso”. En agosto de ese año Jamie Spears renunció a la tutela y en septiembre la jueza la revocó definitivamente.
Jamie Spears cobraba unos 16.000 dólares mensuales por la tutela de su hija, que tiene un patrimonio estimado en más de 60 millones de dólares (unos 57 millones de euros). Durante los últimos años de la custodia, testimonios y documentales pusieron de relieve algunas de las prácticas que usaba con su hija. Por ejemplo, el diario The New York Times reveló que el patriarca de la familia contrató a una empresa de seguridad para controlar y monitorizar todas las comunicaciones de la artista, desde llamadas a fotos, notas, vídeos y mensajes de texto, por lo que sabía qué información enviaba y recibía de su madre, de amigos o de su novio por entonces (y después marido y ahora exmarido), Sam Asghari. De hecho, según el personal que controlaba ese monitoreo, Jamie estaba especialmente interesado en conocer los movimientos amorosos de Britney, sus parejas y si eran “una mala influencia” para ella.
Tras la pérdida de la custodia, Britney y Jamie empezaron una dura batalla. Ella le acusó de querer quedarse con dos millones de dólares suyos después del proceso. Él, por otra parte, aseguró que dicha tutela le había “salvado la vida” a su hija, que a finales de la década de los 2000 había pasado por una grave crisis mental. “Para protegerla a ella y también a los niños, la tutela fue una gran herramienta. Sin eso, no creo que hubiera recuperado a los niños”, afirmó a finales del año pasado en una entrevista en el Daily Mail en referencia a los dos hijos que la cantante tuvo con el bailarín Kevin Federline, llamados Sean Preston y Jayden James, y con quienes ahora ni Jamie ni la propia Britney, a su pesar, mantienen relación. “Estaba arruinada. No tenía dinero. La tutela permitió que las finanzas mejoraran”, aseguró entonces Jamie sobre la artista.
Ella, pese a todo, ha anunciado que pretende llevar a su padre a juicio y recuperar el dinero que, asegura, él se quedó. Sigue enfrentada a él, y no tienen ninguna relación que se sepa, aunque algunos tabloides apuntaban en verano a que podría haber habido algún acercamiento entre ellos. Por el momento, Britney ha pasado unas vacaciones con amigos en una isla paradisiaca y ya ha regresado a su casa de Los Ángeles, donde hace unos días asustaba a sus fans al bailar con cuchillos —dijo que falsos— y no se ha pronunciado sobre la salud de su padre. Habrá que esperar a finales de mes para conocer su versión sobre su relación de primera mano en su libro de memorias, The Woman in Me (La mujer que soy, en español), que llegará a las librerías el próximo 24 de octubre.
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