Sagrado y profano
Se subraya la relativa falta de interés en Genoveva Casanova antes de las fotos con Federico de Dinamarca en ‘Lecturas’, redundando en que las mismas pudieran ser buscadas. Pero sí hay que reconocerle que la avala mucha historia anterior
Genoveva Casanova y Federico de Dinamarca han reventado un escándalo que ha aupado a Lecturas a las páginas de la prensa internacional. Hasta una red social que analiza la imagen de Kate Middleton ha intervenido de forma un tanto sindical, señalando a Genoveva de “sombría” y alimentando el rumor de que la exesposa del conde de Salvatierra pudiera haber avisado a los fotógrafos que inmortalizaron su encuentro con el heredero al trono danés en Madrid.
La portada fue un regalo para doña Genoveva, que cumplió años el miércoles, y una sorpresa para todos. Reaccionó con un comunicado donde afirmaba que no existía ningún tipo de relación romántica con don Federico. De inmediato se hizo hincapié en lo de “no sentimental”. Entonces, ¿cuál es la naturaleza de esa relación? La casa real danesa tampoco lo aclara aduciendo que no se entrometen en los asuntos privados y personales de ningún miembro de la familia real, incluyendo al príncipe heredero. Todo esto sucediendo al mismo tiempo que los desórdenes callejeros en Madrid contra la investidura y la ley de amnistía se hacían más violentos y convertían a este bello paseo de Genoveva y Federico en un gran desahogo. Por todo eso creo que el Ayuntamiento de Madrid debería ofrecerle una medalla o una placa en la entrada de El Corral de la Morería, donde compartieron una velada inolvidable.
Se subraya la relativa falta de interés en Genoveva Casanova antes de estas fotos, redundando en que las mismas pudieran ser buscadas. He leído, por ejemplo, que “no es un personaje que tenga prensa detrás”. Pero sí hay que reconocerle que la avala mucha historia anterior. Genoveva parece tener una sana predilección por herederos ilustres, como su exmarido Cayetano, José María Michavila o Gonzalo Vargas Llosa. En su momento, Genoveva acaparó el interés de ¡Hola! al incluirla en la foto familiar cuando le fue otorgado el Nobel de Literatura al padre de Gonzalo. Estas relaciones le han dado una experiencia vital decisiva para entender, suavizar y calmar la rebeldía y ansiedad propia de los herederos. Puede que la relación no se fortifique, pero el viaje vital de Genoveva se ha acelerado.
En cualquier caso, cabría felicitarla por su labor diplomática, el exquisito trato que dispensó al heredero danés y el maravilloso tour de Madrid que le ofreció. Un soleado paseo por el Retiro y una visita a la exposición Picasso, lo Sagrado y lo profano en el Thyssen. Muy audaz que lo hiciera poco antes de la visita oficial de nuestros Reyes a Dinamarca. El revuelo de su amistad con Federico competía con las previstas imágenes de nuestros monarcas y los de Dinamarca intercambiándose medallas de honor. Desde Shakespeare con su “algo huele mal en Dinamarca”, a principios de Hamlet, no se había escenificado algo así en Copenhague.
La noticia bomba me pilló lejos y a toda velocidad, viajando en Ave a Sevilla para acudir al programa de Toñi Moreno, Gente Maravillosa. El tren iba cargado de gente maravillosa y allí conversé con Luis Antonio de Villena acerca de la docuserie sobre Terenci Moix, en la que ambos participamos. Ninguno de los dos quedó a gusto con el resultado, y Villena me advirtió que todos los documentales sobre autores españoles gais “omiten hablar abiertamente de la homosexualidad y prefieren postales idílicas de sus casas frente al Mediterráneo”. Al llegar a Santa Justa me esperaba otra sorpresa. La infanta Elena pasó delante de mí saliendo del vagón con cocina. No pude evitar decirle que era la forma más divertida de salir de un tren. Aunque no tenemos una relación sentimental, ella se rio y luego me asombré más cuando los reporteros de Europa Press no la interrogaron, como sí lo hicieron conmigo. Son gente maravillosa, pero como le dijo en su día el duque de Alba a Carmen Polo: “Todavía hay clases”.
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