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De la casa Stahl a la casa Dodge: cómo Los Angeles se convirtió en una de las mecas del diseño moderno

El fuego de los incendios de la ciudad californiana ha puesto de manifiesto que el lugar que ocupa en la historia de la arquitectura moderna es similar al de Hollywood en la del cine

En 1960, la oda en acero y cristal al progreso que fue la carrera de Lautner llegó a su apoteosis en el que es su edificio más famoso, la casa Chemosphere, ese platillo volante encajado en las colinas de Hollywood que tan bien retrató Brian de Palma en 'Doble cuerpo'.
En 1960, la oda en acero y cristal al progreso que fue la carrera de Lautner llegó a su apoteosis en el que es su edificio más famoso, la casa Chemosphere, ese platillo volante encajado en las colinas de Hollywood que tan bien retrató Brian de Palma en 'Doble cuerpo'.Ken Hively (Los Angeles Times via Getty Imag)

En un mundo con tantos devotos de Frank Lloyd Wright como de Ryan Gosling (¿utopía o distopía?, eso dígalo usted) algún touroperador de Los Angeles ya se habría hecho rico con una versión para aficionados a la arquitectura de esos paseos en minibús que recorren las mansiones de los famosos.

Por desgracia, ha sido el fuego de los incendios lo que en las últimas semanas ha puesto de manifiesto no ya solo la cantidad de edificios notables que Lloyd Wright y otros maestros levantaron en Los Angeles, sino que el lugar que ocupa esta ciudad y otras del sur de California en la historia de la arquitectura moderna es similar al de Hollywood en la del cine.

Ahí está, por ejemplo, la casa de Charles y Ray Eames en el barrio de Pacific Palisades, en la que inventaron sus muebles de contrachapado moldeado. Su proximidad a uno de los dos peores incendios hizo que hubiera que evacuarla y poner a salvo algunas piezas de su colección de arte y diseño, pero por suerte se ha salvado del fuego. Cerca de allí se mantiene por ahora también en pie la casa que diseñó Charles Eames con Eero Saarinen (creador de la silla Tulip y la antigua terminal TWA del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York) y, un poco más lejos, la Sturges House de Frank Lloyd Wright, mientras que, lamentablemente, a la que creó Richard Neutra en 1949 para el matrimonio de escritores Benedict y Nancy Freedman la han devorado las llamas. La pérdida es enorme: si los edificios más valiosos de un lugar son aquellos en los que quedó recogido el espíritu de su mejor época, entonces una casa de Richard Neutra es para Los Angeles lo que una de Gaudí para Barcelona o un palacete renacentista para Medina del Campo.

La Dodge House fue una casa de color blanco, lisas paredes de hormigón, y tejados planos con terrazas que si bien evocaba la arquitectura de las misiones españolas de California, también presentaba muchos de los elementos que configurarían la de la etapa moderna.
La Dodge House fue una casa de color blanco, lisas paredes de hormigón, y tejados planos con terrazas que si bien evocaba la arquitectura de las misiones españolas de California, también presentaba muchos de los elementos que configurarían la de la etapa moderna.Library of Congress

De Chicago a Los Angeles

En rigor, esta historia americana de la arquitectura moderna comenzó a escribirla en Chicago Louis Sullivan (el llamado “padre de los rascacielos”) cuando a finales del siglo XIX proclamó ese lema que empujaría a varias generaciones de sus colegas a una auténtica cruzada contra todo lo superfluo que había en el diseño: “La forma sigue a la función”.

Serían dos empleados suyos quienes predicarían el nuevo evangelio en el sur de California. Uno de ellos, Frank Lloyd Wright, no necesita presentación. Al otro se le conoce bastante menos, aunque muchos historiadores lo han puesto a la altura de los dos anteriores al considerar que los edificios que creó en su oficina de San Diego sirvieron también de arranque al periodo moderno. Se llamaba Irving Gill, había sido aprendiz de Lloyd Wright en Chicago, y, aunque este último contaba que se marchó del despacho de Sullivan debido a una bronca que le echó por haberle copiado la manera de vestir y el peinado (“¡por el amor de Cristo, ve a un peluquero!”, decía Wright que le soltó), parece que en realidad fue un problema médico lo que en 1893 le llevó al soleado sur de California, una zona que entonces era famosa por sus sanatorios. Fuera como fuese, allí Gill halló tanto buena salud como un aire nuevo con el que distinguirse profesionalmente. En 1914, diseñó para el inventor de unas pastillas de baños para pies cansados su edificio más famoso, la Dodge House, una casa de color blanco, lisas paredes de hormigón, y tejados planos con terrazas que si bien evocaba la arquitectura de las misiones españolas de California, también presentaba muchos de los elementos que configurarían la de la etapa moderna: formas claras y sencillas enfatizadas por su blancura y la eliminación de cualquier ornamento que distrajera la vista de su belleza estructural. Derruida en 1970, estudiosos como Henry R. Hitchcock la consideraron un presagio de las que, por ejemplo, diseñó luego Luis Barragán en México o Coderch en la costa catalana: “Con su claridad formal y su simplicidad, la Dodge House fue más premonitoria de la siguiente etapa de la arquitectura moderna que cualquier otro edificio estadounidense de ese periodo”, escribió el historiador en uno de sus libros de arquitectura. “La abstracción de su composición rivaliza con la de las casas que hizo esos años Adolf Loos e incluso se acerca a otras europeas de la siguiente década”.

Patio de la casa familiar del arquitecto Alan Pullman, construida en 1940.
Patio de la casa familiar del arquitecto Alan Pullman, construida en 1940.Ricardo DeAratanha (Los Angeles Times via Getty Imag)

Esta comparación con Adolf Loos es muy oportuna. Considerado otro de los impulsores del movimiento moderno, este maestro austriaco jugó un pequeño pero decisivo papel en la arquitectura de Estados Unidos desde su despacho de Viena, donde después de un viaje que había hecho a la Exposición Universal de Chicago de 1893 se había convertido en una especie de embajador de las ideas de Louis Sullivan y sus colegas americanos. Al autor de Ornamento y delito (el influyente ensayo en el que Loos hizo suyo aquel lema de Sullivan en pro de la funcionalidad) le impresionaba sobre todo el trabajo de Wright, de quien hablaba en términos tan elogiosos que algunos de sus seguidores acabaron haciendo las maletas y embarcándose a Estados Unidos para conocerle.

Uno de estos migrantes austriacos fue Rudolph Schindler. En 1914, empezó a trabajar para Wright en el estudio que había abierto en Wisconsin tras dejar el de Sullivan en Chicago, el legendario estudio de Taliesin, pero luego Wright lo mandó a Los Angeles para que supervisara las obras de la monumental Holyhock House, su primer encargo en la Costa Oeste. Proyectada en 1919 para una rica heredera del petróleo amiga de los experimentos artísticos, la casa ocupa un lugar curioso en la carrera de Wright por haber señalado el paso de su “estilo de la pradera” (líneas marcadamente horizontales como en los paisajes del Medio Oeste) a lo que se conocen como sus edificios de estilo maya en Los Angeles; cuatro viviendas inspiradas en la arquitectura maya y hechas de bloques de hormigón con patrones geométricos que a cualquier cinéfilo les resultarán familiares: Ennis House, la principal de ellas, es donde vive el personaje de Harrison Ford en Blade Runner y ha aparecido en muchas otras películas.

Después de este proyecto Rudolph Schindler decidió quedarse en Los Angeles. En 1921, abrió su propio despacho en su casa de la calle Kings Road de West Hollywood, un edificio de por sí interesante en el que, por un lado, experimentó con el innovador sistema de paneles de hormigón (tilt-up) que había usado su idolatrado Irving Gill para construir la Dodge House y en el que, por otro, trató de realizar el ideal doméstico que había expresado una vez en una carta su mujer, la interesantísima compositora, activista política, crítica, y musa Pauline Gibling: “Uno de mis sueños, madre, es tener un pequeño bungalow junto a los bosques y montañas, cerca de una bulliciosa ciudad, que esté abierto a amigos de todo tipo igual que tienen abiertos los corazones algunas personas”.

Por el ambiente que reinaba en la casa también se la podría describir como una sucursal del grupo Bloomsbury en California o la versión chalet del Geenwich Village: fiestas, recitales de poesía, espectáculos de danza experimental, y un día a día no menos interesante si se tiene en cuenta que estaba diseñada para que sirviera de hogar a dos matrimonios a la vez. Los primeros años los Schindler la compartieron con el constructor de Irving Gill y su esposa, pero en 1925 alojaron en su comuna a otro de los discípulos de Loos que había emigrado a Estados Unidos desde Viena. Se trataba nada más ni menos que de Richard Neutra, quien después de unos meses trabajando con Wright en Taliesin había decidido mudarse con su mujer a Los Angeles.

Rudolph Schindler supervisó las obras de la monumental Holyhock House, proyectada en 1919 para una rica heredera del petróleo.
Rudolph Schindler supervisó las obras de la monumental Holyhock House, proyectada en 1919 para una rica heredera del petróleo. Jim Steinfeldt (Getty Images)

La casa de Kings Road empezó a bullir como un caldero mágico. Allí se cocinaron la Wolfe House de Schindler, su casa de la playa para el doctor Philip Novell… Y, en 1927, la mansión que este gurú del naturismo le encargó a Neutra en el barrio Los Feliz de Hollywood: la Lovell Health House, un proyecto que marcó un hito en Estados Unidos por ser la primera casa moderna del país hecha con acero estructural y que, además, contribuyó a sentar el canon de la arquitectura moderna al ser incluido junto a otros de Mies van der Rohe o Le Corbusier en la exposición del MoMA que, en 1932, presentó por primera vez al público este nuevo estilo de edificios (“el primer estilo verdaderamente original que ha habido desde el gótico”, consideró Philipp Johnson).

A mediados de los años cuarenta, Neutra firmó otro edificio decisivo: la Casa Kauffman del Desierto. Construida en Palm Springs como residencia de invierno para el empresario que le había encargado a Wright la legendaria Casa de la Cascada en Pensilvania, y retratada por Slim Aarons en una de las fotos más famosas del siglo XX, su diseño exaltó la belleza del desierto californiano en una zona en la que pronto otros millonarios como Sinatra empezaron también a hibernar en mansiones de estilo moderno.

La segunda ola

Mientras, Frank Lloyd Wright había seguido poblando la ciudad de Los Angeles con sus seguidores. Tres de ellos coincidieron en los años treinta como pasantes en el estudio de Neutra y se situaron luego entre los arquitectos más destacados del periodo moderno: Raphael Soriano, Gregory Ain y Harwell Hamilton Harris. Otro de los más notables fue John Lautner. Después de unos años trabajando en las casas mayas de Wright, abrió su propio despacho y puso los cimientos de lo que se llamó arquitectura Googlie, un estilo definido por “lo futurista y la era espacial con grandes carteles y tejados dramáticos para atraer la atención de los conductores” (así lo presenta un reciente artículo del New York Times sobre su deriva) que reflejó el optimismo americano de después de la guerra y popularizó la arquitectura moderna entre la gente corriente al convertirse en el preferido de los diners, las boleras, y todo esos comercios que se le vienen a uno a la cabeza al pensar en un día en la California de los cincuenta.

En 1960, la oda en acero y cristal al progreso que fue la carrera de Lautner llegó a su apoteosis en el que es su edificio más famoso, la casa Chemosphere, ese platillo volante encajado en las colinas de Hollywood que tan bien retrató Brian de Palma en Doble cuerpo.

Por supuesto, el cine de Hollywood ayudó a fijar muchas de estos edificios en la imagen que se tiene de Los Angeles. No obstante, la mayor parte del mérito hay que atribuírselo a Julius Shulman y las icónicas fotografías que tomó para la revista Arts & Architecture a mediados del siglo pasado. Suya es, por ejemplo, esa foto de la Stahl House de Pierre Koening en la que dos invitadas a una fiesta parecen flotar sobre Los Angeles sentadas en un extremo del salón de la casa, encaramada como un pájaro de cristal en las cimas de la megalópolis. Construida en 1959, la Stalh House fue diseñada como una de las Case Study Houses, el programa experimental que auspició Arts & Architecture en los años cuarenta y cincuenta para construir viviendas que fueran baratas y eficientes, y, de paso, demostrar que una revista de diseño puede servir de algo más que de escaparate.

Las casas fueron construidas por maestros de la época como Neutra o los Eames (su vivienda de Palisades fue una de las casas del programa) y a través de las lentes de Shulman ayudaron a que el diseño midcentury alcanzara la popularidad que aún sigue teniendo. Ahora, mientras la ciudad de Los Angeles combate los catastróficos incendios, el mundo de la arquitectura vuelve a contemplarlas.

La casa de Rudolf Schindler, ubicada en West Hollywood, fue construida en 1922.
La casa de Rudolf Schindler, ubicada en West Hollywood, fue construida en 1922.Alamy Stock Photo

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