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Peter Lanzani, la estrella de ‘Argentina, 1985′: “Nunca trabajé para ser un galán. Es un término que hoy puede sonar hasta machista”

El intérprete ha rodado seis películas, la mitad han ido a los Oscar y recaudado millones. Nadie creía en él cuando era una estrella de telenovela

Peter Lazani vestido de Hermés.
Peter Lazani vestido de Hermés.Antonio Macarro

Argentina, 1985 es un acontecimiento en su país. La película de Santiago Mitre sobre el juicio civil a los militares de la dictadura de Jorge Rafael Videla (1976-1981), protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, atrajo a tantos espectadores que las salas de cine tuvieron que añadir pases a mediodía y a medianoche. Había que aprovechar antes de que Amazon Prime Video la incluyese, como estaba pactado, en su catálogo tres semanas después, lo cual le dio una segunda vida todavía más larga. Argentina 1985 ganó el premio de la crítica en el festival de Venecia y el del público en San Sebastián y es la tercera obra de Peter Lanzani (Buenos Aires, 32 años), después de El clan (2015) y El ángel (2018), en conseguir un doble hito: ser la película argentina más taquillera de su año y representar a su país en los Oscar. Tres fenómenos en una filmografía compuesta por seis películas. No es mal currículo para un actor que el día que se anunció su debut en el cine fue trending topic de tanta gente a la que le pareció mal.

“Yo creo que la película habló por sí misma”, bromea hoy el actor. Aquel debut era El clan, que ganó el León de Plata en el festival de Venecia y hoy es el cuarto título con más espectadores en la historia del cine argentino, y el prejuicio venía porque Lanzani se había hecho famoso a los 17 años en Casi ángeles (2007-2010), una teleserie diaria sobre adolescentes cantantes salida de la factoría de Cris Morena. “Ella es creadora de series como Rebelde Way o Floricienta, es una productora famosísima en Argentina que combina multiplataforma porque hacía tiras [series diarias], saca discos, DVDs y revistas y hace shows en teatro pero a un nivel que parece Broadway. Fue muy visionaria. En Argentina la gente crece con estas tiras”, explica el actor.


Lanzani no tenía inquietudes artísticas de pequeño. “Mi familia nada que ver: mi papá es economista y mi mamá trabaja en sistemas”, cuenta. Un día, mientras jugaba al fútbol en la playa, una fotógrafa le sacó una foto y empezó a trabajar como modelo. Tenía 13 años. “Hice un año, hice dos años y después la ropa no me entraba más, imagínate. Dos años después llamaron de la castinera de Cris Morena diciendo que habían encontrado esa foto y que querían llamar a ver qué onda. Yo no tenía idea de actuación, hacía las obras del colegio para perder un poco de clase y para ver si me liaba a alguna chica”.

Se lio a varias. Algunas famosas. Su relación de dos años con su compañera en Casi ángeles Lali Espósito apasionó tanto al público argentino que diez años después, en pleno confinamiento de abril de 2020, ella le invitó a recordar anécdotas de la serie en un directo de Instagram que se convirtió en el más visto de la historia de su país y el octavo del mundo. En este sentido, son el equivalente trasandino a Chenoa y Bisbal. Aquella fama repentina a los 17 años le hizo plantearse dejar Casi ángeles durante la segunda temporada. El ritmo de trabajo era inflexible: en un periodo de cinco años rodó 456 episodios, actuó en 96 conciertos y grabó seis álbumes. “Me levantaba a las siete, entraba al colegio a las ocho, salía a la una, me pasaban a buscar, entraba a trabajar hasta las siete u ocho de la noche, volvía para hacer la tarea, hacía alguna clase de canto y me iba a grabar al teatro o a ensayar. Todos los días. Giramos por Europa, Israel y toda Latinoamérica. Lo disfrutábamos, éramos un grupo muy unido, pero me estaba perdiendo muchas cosas de alguien de mi edad. Viajar con mis compañeros de colegio. Y ni hablar de terminar el colegio con mis amigos de toda la vida o poder salir si querés un día de semana a tomarse una chela con un amigo”, afirma. En una ocasión le pidieron que se marchase de una playa porque su presencia estaba armando demasiado revuelo entre los bañistas.

Su popularidad de ídolo adolescente le granjeó distinciones como la de ser votado como el galán de Argentina por los lectores de La nación en 2010. Él entró al trapo y contaba su anecdotario de seducción, como aquella noche que mantuvo relaciones sexuales en un campo de golf y al acabar se llevó el banderín de recuerdo. Y anunciaba, obediente, que su ambición profesional consistía en ser un galán de primera. “Era mentira... Nunca trabajé para ser un galán”, reconoce hoy. “Lo de galán es un estereotipo, tenemos que ponerle nombre a todas las cosas. ¿Qué es un galán? Es un término que hoy puede sonar hasta machista. De lo que más me costó quitarme la chaqueta fue con este mote de galán... Soy actor, me tocaba interpretar eso. No reniego del mote que me han puesto, pero es lo que me tocaba”.

Aquí, viste traje de tigre Dolce&Gabbana.
Aquí, viste traje de tigre Dolce&Gabbana. Antonio Macarro

Lanzani encadenó cinco series más en cinco años, pero sabía que tenía que romper con su imagen antes de que fuera tarde. En 2007, Daniel Radcliffe se había metido en la tenebrosa obra Equus, de Peter Schaffer, en el West End de Londres para demostrar que era más que Harry Potter. En 2015, Lanzani compró los derechos de esa misma obra, sobre un joven que le saca los ojos a seis caballos con motivaciones sexuales, para protagonizarla en Argentina. La prensa, como había ocurrido con Radcliffe, se centró en el desnudo integral que demandaba el papel en una de sus últimas escenas. Así que Lanzani decidió desvelar el misterio en la revista Caras. “Si ya de entrada aparecía en pelotas en una portada desdramatizaba todo eso y se concentraba en lo que pasa en la obra”, indica.

El órdago funcionó y la crítica empezó a mirarle con otros ojos. “Más que demostrarle a los demás, quería demostrarme a mí que podía hacer otra cosa, que podía entrar en otro camino”, explica. “Ok, no me dejás audicionar para una obra de textos, ok, pues voy a agarrar unos ahorros, voy a comprar una obra y la voy a hacer. En Argentina muchos directores van a buscar actores al teatro y es el mejor casting porque estás en movimiento, estás entrenando la máquina, te estás mostrando”. En Argentina hay una industria teatral muy sólida, desde obras alternativas hasta los espectáculos más comerciales, y el público se toma muy en serio a sus actores. Lanzani percibió un cambio de actitud entre la gente nada más empezar Equus. “El argentino es bastante cercano, bastante fanático”, afirma. “Te lo hace saber”. A veces de aquella manera. A la salida de una de las funciones, un hombre se le acercó y le dijo: “Yo creía que eras un actor de mierda, pero no”.

“¿Sabés el derecho de piso que tuve que pagar para hacer cine? Lo pagué”, se defendía Lanzani en La nación hace cinco años. “Yo era el pibito que venía de la tele. ¿Por qué no podía hacerlo? ¿Por qué un futbolista no puede jugar en cancha de cinco o de once? Si es bueno, que juegue. Y yo salí a jugar”. Hoy no le afecta tanto que duden de él. “La misma gente a la que seguramente no le gustaba que yo interpretase a Alejandro Puccio en El clan ahora dirá: ‘Ah bueno, siempre ponés a este pibe en las películas, poned a alguien nuevo’. Pero cuando te presentaron a alguien nuevo también le pegabas. ¿Entonces no hay nadie que te venga bien? ¿Qué onda? Hay gente que quiere opinar de todo. Y hay gente que espera que, al ser una persona pública, tengas la respuesta de todo. Y yo no tengo la respuesta de nada. Yo te puedo hablar de Scorsese, de Paul Thomas Anderson y de Tarantino, si querés, o de [Leos] Carax. Siento que perdimos la cultura del: ‘¿Sabes qué? No sé, así que mejor no hablar”, dice.

Peter Lanzani retratado con jersey Louis Vuitton y gafas Bottega Veneta. La escultura es obra de Esther Gatón, de Cibrián Gallery.
Peter Lanzani retratado con jersey Louis Vuitton y gafas Bottega Veneta. La escultura es obra de Esther Gatón, de Cibrián Gallery.Antonio Macarro

Lanzani llevaba un mes representando Equus cuando se estrenó El clan, en agosto de 2015. Tuvo que pasar siete castings para interpretar a Alejandro Puccio, un criminal que conmocionó a la sociedad argentina de los ochenta cuando se descubrió que su familia tenía una red casera de secuestros, extorsión y asesinatos. Y el director Pablo Trapero lo fichó, precisamente, porque tenía “una imagen pública de simpático y angelado”.

Aquel mismo año, Chino Darín interpretó a Puccio en otra adaptación del suceso en la serie de televisión Historia de un clan. Cuando se cruzaron en la fiesta de cumpleaños de un amigo común, el actor Matías Mayer, Chino exclamó: “¡Alex Puccio!” y Peter le respondió: “¡Alex Puccio!”. Se dieron un abrazo y son amigos desde entonces. “Es el tipo menos conflictivo del mundo”, afrma Darín. “Tiene su punto de picardía, le gusta un poquito chinchar, pero nunca lo he visto envuelto en un conflicto. Tiene un humor extraordinario y aborda su trabajo desde ahí, se lo pasa muy bien y tiene un nivel de relajación envidiable y muy práctico a la hora de trabajar con él”.

Los dos coincidieron en EI ángel y ahora se reencuentran en Argentina, 1985, donde Darín ejerce de productor. “Peter es uno de los grandes exponentes de nuestra generación en Argentina. El público que lo descubrió en aquellas tiras de televisión es el que le ha acompañado e impulsado como actor adulto. Es muy lindo ver la transformación personaje a personaje”, celebra Darín.

Desde su revelación en El clan, Lanzani ha cambiado de aspecto radicalmente para cada papel, en parte, para contrarrestar su fama: fue un delincuente callejero en El ángel; fue un religioso tartamudo en la serie de Netflix El reino (2021), para el que decidió inspirarse en el Aliosha de Los hermanos Karamazov, y fue el histriónico representante de Maradona, Jorge Cyterszpiler, en la miniserie de Amazon Prime Video Maradona, sueño bendito (2021). “A mí los prejuicios me ayudaron porque me hicieron más fuerte. A veces te afecta lo que dicen de ti, pero yo no le di bola”, afirma. “Si a vos se os llena la boca con los prejuicios yo voy a ir con todo a preparar ese personaje, para reenamorarme de mi profesión. Pero qué guay, qué lindo hacer un personaje hasta pseudo a ciegas y que de repente vengas a San Sebastián y haya gente aplaudiendo y llorando contigo”.

Aquí, el intérprete viste Prada.
Aquí, el intérprete viste Prada.Antonio Macarro

En Argentina, 1985 comparte todas sus escenas con Ricardo Darín, quien en 1982 también tuvo que enfrentarse al pitorreo cuando renunció a su fama de galancito en las telenovelas de Alberto Migré para protagonizar el drama Nosotros y los miedos. “El miedo”, bromeó entonces la revista Humor, “es actuar con Ricardito”. En Argentina, 1985 Darín, ahora convertido en uno de los actores más respetados del mundo, interpreta al fiscal Julio Strassera y Lanzani a su adjunto Luis Moreno Ocampo, los dos hombres que metieron entre rejas a media cúpula militar de Videla. Lanzani nunca ha estado más sobrio en un papel. “El guion es clarísimo. El personaje de Strassera es el loco, el que aporta el humor, que es una característica que le encontró Ricardo con Santiago [Mitre, el director]. El chavón parece que era un tipo con mucho humor y muy borde. Así que sentí que mi lugar en la película era acompaño por acá, acompaño por allá. No fue una imitación. Moreno Ocampo es mucho más extrovertido, pero fuimos a lo que nos pedía el guion”.

Argentina, 1985 ha logrado la segunda nota más alta en los 25 años que lleva entregándose el Premio del público en Donosti. Se trata de un drama judicial clásico, en la línea de Capra o Spielberg, que cuenta de manera sencilla una historia muy compleja con la vocación de llegar a todo el público posible. Su efectividad quedó clara en el pase de prensa del festival, cuando los periodistas se arrancaron a aplaudir en mitad de la película, algo que casi nunca ocurre. “Fue mágico cómo la gente reaccionaba a la película durante la función. No me había pasado nunca, como si fuese teatro, la gente aplaudía en medio de la película. Y se reían, sin ser una comedia. Tiene sus alivios cómicos, tiene humor pero porque la vida lo tiene”.

Lleva todo el día atendiendo a la prensa con profesionalidad aunque admite que la noche anterior se pegó una buena fiesta y que algunos dudaron de que fuera a aparecer por la mañana. “Pero bajé puntual”, presume. Él, que ha paseado por las alfombras rojas de todos los festivales importantes, asegura que en Donosti hay más y mejores fiestas que en Cannes. ¿El truco? “Solo hay que saber encontrarlas”.

Ricardo Darín (Julio César Strassera), Peter Lanzani (Luis Moreno Ocampo, con traje gris), y los jóvenes abogados que conformaron el equipo de la fiscalía, retratados en 'Argentna,1985', de Santiago Mitre.Vídeo: PRIME VIDEO

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