“Nosotras escuchamos a chicos, ¿por qué ellos no a nosotras?”: el problema del sesgo de género en el ‘podcast’
La diferencia importa a la hora de decidir que se escucha: pocos hombres se acercan a escuchar contenido que identifican como femenino, mientras otros creadores directamente desdeñan la idea de enfocarse a un público mixto
Leticia Sahagún y Ashley Frangie recordaban en su podcast Se regalan dudas el día que se les acercó un camarero para decirles que a su novia les encantaba el programa. Al rato, volvió. “Yo también soy seguidor”, les reconoció en privado, como si le diera vergüenza. El 87% de las seguidores del trabajo de estas jóvenes mexicanas de, en ambos casos, 34 años son mujeres. Para Paula Herrera, productora del programa, la explicación es la temática. “A nuestros oyentes les interesa la salud mental, el desarrollo personal, la educación financiera, el estilo de vida o el funcionamiento de las relaciones”, enumera. La idea preconcebida de que lo que las chicas puedan contar, sin embargo, no es tan interesante para ellos. “Hay hombres a los que les limita su masculinidad”, prosigue, en videollamada con ICON.
Gracias al auge de los podcasts muchas mujeres han encontrado un espacio nuevo donde expresarse y ser escuchadas al margen de propuestas mediáticas más tradicionales, especialmente en aquellos de diálogos informales como Se regalan dudas. “Son charlas sin guion, espontáneas y triunfan entre los jóvenes”, describe el investigador y periodista Luis Miguel Pedrero, profesor en la Universidad Nebrija. El año pasado aparecieron 263 títulos nuevos en plataformas originales, según el Observatorio Nebrija del Español, y de ellos 106 eran conversacionales. Para Pedrero se trata de un paso más allá de la radio tradicional, donde los presentadores matinales son sobre todo hombres.
¿Son diferentes los podcasts creados por hombres y por mujeres? ¿Qué temas tratan? ¿Quiénes son sus oyentes? Para Maria Santonja, licenciada en Comunicación Audiovisual y Publicidad y especialista en podcasting, hay creadores que “por afinidad y temáticas apelan más a mujeres o a hombres”. No obstante, “las mujeres tradicionalmente han estado poco representadas”. “Consumimos productos culturales en los que las caras visibles son hombres y por eso nosotras no tenemos problema con escuchar podcasts de chicos, pero al revés cuesta un poco más”, critica. Ambos expertos, en este sentido, coinciden en destacar el fenómeno de productos femeninos como Estirando el chicle, Saldremos mejores o Deforme semanal.
“Con este tema siempre me acuerdo de un dato”, explica Nerea Pérez de las Heras, de Saldremos mejores. “Lo leí en La mujer invisible, de Caroline Criado, que cuenta como en los principios de la computación, años cincuenta o sesenta, era un oficio muy feminizado porque se consideraba algo muy mecánico, artesanal. En el momento en que la informática empieza a perfilarse como una profesión rentable e importante, poco a poco y de manera muy sesgada se expulsa a las mujeres hasta conseguir que hayamos naturalizado que la informática es una cosa de hombres. Leyendo cosas como estas una siempre se pregunta: las movidas aparentemente insignificantes y segundarias, ¿lo son porque las hacen las mujeres o las hacen las mujeres porque son insignificantes y secundarias? Pues eso se puede aplicar un poco a los podcasts. Nunca se sabe”.
Los chicos escuchan a los chicos
Otro impulso para ganar popularidad son los temas controvertidos. Especialmente, en podcasts presentados por hombres. Muchos beben de los clips virales que se comparten en TikTok o Instagram, lo que a veces conlleva unas búsquedas de crecimiento por escándalo que preocupan a Maria Santonja. “Hay una corriente de contenido polémico con ideas muy conservadoras contra las mujeres. A su vez, tienen una audiencia de jóvenes perdidos que les siguen. Cuando más morboso, más se viraliza”, observa. Creadores de contenido como Wall Street Wolverine o Roma Gallardo han crecido con ese tipo de estrategia.
Hacia un público en una línea ideológica similar se orienta Pedro Buerbaum, creador de Worldcast. El tinerfeño de 27 años, empresario dueño de la franquicia de gofres con forma de pene La Pollería, se ha sentado con personajes como Francisco Nicolás López Iglesias, más conocido como ‘el pequeño Nicolás’, el miembro de Vox Bertrand Ndongo o Ángel ‘Chuli’, dueño de la empresa Desokupa Demolition (no confundir con los otros Desokupa, aunque se dediquen a lo mismo). Este pasado jueves, por las elecciones del 23 de julio, publicó una entrevista con Santiago Abascal. Hace unas semanas era el tercero de los más escuchados de Spotify, pese a solo llevar nueve meses. El 93% de sus oyentes y espectadores son hombres, algo, para Buerbaum, “normal”. No ve necesario ni contempla adaptarse para agradar al público femenino. “El mayor porcentaje de usuarios de algunas de estas redes son chicos”. Y argumenta a continuación: “También los tipos de invitados son más de interés masculino porque son de mundos como los negocios, las criptomonedas, las actividades riesgo o las artes marciales. Creo que estamos condenados a consumir un contenido diferente porque somos diferentes. La narrativa social quiere impulsar la igualdad por real decreto, pero no somos iguales”. Remata: “Hay energía masculina y femenina con hormonas diferentes”.
“Vayamos a la radio”, pide Pérez de las Heras. “Ahí está gente como Àngels Barceló hablando de política todas las mañanas y siendo líder de audiencia o Nieves Concostrina hablando de historia. ¿Por qué tenemos la sensación entonces de que los podcasts presentados por chicas son, simplemente, chicas hablando de cosas de chicas?”. “A una mujer no le importa mostrar su manera de vivir, pero muchos hombres quieren transmitir ambición y búsqueda del éxito”, opina la experta Jiménez Santoja. Y se alegra cuando a uno de estos programas masculinos invitan a una mujer y eso le permite a ella llegar a nuevos públicos. A un podcast tan de machotes como el de Jordi Wild han tenido ocasión de ir mujeres para defender ante una audiencia muy diferente a la suya mensajes inusuales; por ejemplo, cuando la exactriz porno, escritora y activista Amarna Miller acudió a hablar sobre poliamor. El propio Wild acudió a Malas personas, el podcast paralelo de una de las más famosas podcasteras mujeres, Victoria Martín, de Estirando el chicle. “Están equivocados cuando me llaman machista, pero yo he tenido un montón de actitudes machistas. También vengo de dónde vengo. Yo me he criado en la época que me he criado, y he visto lo que he visto. En mi vida privada también he tenido muchas actitudes así, pero he evolucionado muchísimo”, aseguraba el autor del libro Así es la puta vida frente al micrófono.
No todos los hombres
A la hora de consumir, Santonja reivindica la curiosidad. La experta recuerda una conversación en la que la podcaster Cris Blanco (Madrid, 25 años) reveló que le escribían chicos para compartir con ella sus problemas y que le pedían que no los hiciese públicos. Blanco lleva año y medio con su proyecto Como si nadie escuchara, donde habla de salud mental, pese a recalcar que no es una profesional del sector y tomar distancia. “No quiero hacer intrusismo”, subraya a ICON por teléfono. Asocia su éxito (el podcast está entre los más escuchados de Spotify) a varios aspectos. Cree que el motivo por el que su público en un 90% son mujeres se debe a que se les enseña más a ellas a reconocer las emociones. “Ellos sienten que es para niñas. La mitad de chicos no reconocerían ni que escuchan mi podcast, aunque luego sí me escriban en privado”.
Santonja enuncia también, como ejemplo de podcast con hombres muy diferente al que dicta el estereotipo, ¿Quieres ser mi amigo?, del actor y pianista Mario Marzo (Madrid, 27 años) y el locutor Dane Rivarola (Lima, Perú, 34 años). “Se conocieron en una fiesta y decidieron grabar el inicio de su amistad. Tratan temas variados y son lo opuesto a la masculinidad tóxica”, opina. Juntos, han sacado en la plataforma Podimo otro programa llamado ¿Quieres ser mi padre?, sobre paternidad. “La temática en sí dice mucho. Estoy segura de que tienen una audiencia femenina, porque nosotras no tenemos esa barrera”, se lanza la experta. Los creadores de QSMA confirman que el 70% de su público son mujeres. Y, aun así, el 90% de críticas que reciben son de hombres.
En su secuela sobre crianza hablan de sus propios progenitores, de anécdotas o de la alimentación de los bebés. “Nadie me lo compraba en un principio”, relata Marzo a ICON por videollamada. De las dificultades y dudas del principio han pasado a ser invitados este año al Festival de Cine de San Sebastián, donde grabaron un programa en directo con más de 117.000 personas.
Para Rivarola, el podcast no va de nada en concreto. “No es específico ni cubrimos temas que sean, entre comillas, masculinos”. Marzo puntualiza que incluso cuestionan los “roles de género”, aunque sin un guion. Tienen un documento de Word donde apuntan tres palabras y el resto, insisten, es improvisación. Están sorprendidos de que sus ideas hayan funcionado, pero desgranan que puede deberse a que se llevan muy bien, a su complicidad o a que no tienen miedo. Para Rivarola lo fundamental es que confían el uno en el otro. “Somos auténticos y eso cuida del resto de cosas”, secunda su compañero. “Si surge la vulnerabilidad, nos acompañamos”.
“Las mujeres del mundo podcast estamos hablando hoy desde muchos lugares y de temas importantes e universales, o sea, desde economía a guerra de Ucrania”, concluye Nerea Pérez de las Heras. “Pero tenemos que dejar de considerar nicho aquellos temas en los que las mujeres también estamos porque se han relegado a lo femenino, como relaciones humanas, cuidados y maternidad. Porque esos temas también son importantes y universales y para nada secundarios porque los hayan tocado siempre las mujeres”.
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