Isabel Díaz Ayuso, al ataque y sin complejos
La presidenta de la Comunidad de Madrid ha convertido su tono beligerante y provocador en seña de identidad política
Isabel Díaz Ayuso jamás rehúye una pelea. Más bien todo lo contrario.
—Son ustedes la fábrica de pobreza más grande que existe, son ustedes peores que el virus…
Tal capacidad para el ataque se empezó a conocer en diciembre de 2018, y enseguida se convirtió en su principal carta de presentación, o más bien en la única, porque hasta entonces la actual presidenta de la Comunidad de Madrid solo había transitado por carreteras secundarias de la política regional.
Pero aquel mes de diciembre todo cambió. El día 2, Juan Manuel Moreno, el candidato del Partido Popular (PP) a la presidencia de la Junta de Andalucía, logró unos buenos resultados en las urnas, tan buenos que, si decidía aliarse con Ciudadanos y Vox, conseguiría arrancarle el poder al PSOE de Susana Díaz. Ahora ya se sabe que eso fue lo que sucedió, pero en los días posteriores a la jornada electoral no todo estaba tan claro. Hacía apenas cinco meses que Pablo Casado se había hecho con la presidencia del PP, dejando en la lona a Soraya Sáenz de Santamaría y a Dolores de Cospedal, y aún trataba de encontrar su sitio tras la caída en desgracia de Mariano Rajoy y bajo los ataques furibundos de los líderes de Vox, que un día sí y otro también trataban de ridiculizarlo llamándole “derechita cobarde”.
Esa era la situación cuando Isabel Díaz Ayuso, cuyas credenciales en ese momento solo eran las de portavoz del PP de Madrid y vieja amiga de Pablo Casado, aceptó dos entrevistas en La Sexta, una el día 5 y otra el día 27, las dos con la periodista Mamen Mendizábal y las dos a cara de perro. La presentadora entró a degüello y Díaz Ayuso la recibió con la bayoneta calada. Ya en el minuto dos de la primera entrevista, la portavoz del PP, de un PP que en ese momento no sabía para dónde tirar, dijo a modo de advertencia: “No tenemos ningún tipo de complejos”. De forma inmediata, los vídeos de aquellas entrevistas fueron colgados en YouTube por partidarios del PP e incluso de Vox y empezaron a circular vía WhatsApp. Si otros políticos, como el propio Casado, habían necesitado engordar sus currículos con el clembuterol de los másteres dudosos, Díaz Ayuso solo necesitó dos entrevistas televisadas y una fidelidad a prueba de bomba para labrarse un futuro en el PP.
Todo lo demás ya vino rodado. El 11 de enero de 2019, Pablo Casado dio cumplimiento a su ritual iniciático —no hay líder que se precie sin un cadáver en el armario— y nombró a Díaz Ayuso candidata a la Comunidad de Madrid en detrimento de Ángel Garrido, que había asumido la presidencia tras la dimisión de Cristina Cifuentes y que daba por hecho que él sería el candidato. Díaz Ayuso lograba a sus 40 años abandonar toda una vida de papeles secundarios en el PP para transformarse de pronto en un valor emergente, pero a partir de aquel día, el pobre currículo profesional y político de la candidata se convirtió en blanco de las críticas —e incluso en motivo de chanza— de los partidos rivales.
Tras licenciarse en Periodismo en 2002, Díaz Ayuso viajó y trabajó un par de años por Ecuador e Irlanda y, ya en 2004, regresó a España y se afilió a Nuevas Generaciones, las juventudes del PP, que en aquel momento presidía Pablo Casado. Solo dos años después entró como asesora en la Comunidad de Madrid y en 2011 fue en las listas a la Asamblea. No salió elegida, pero ese mismo año terminó siendo diputada por la renuncia de su predecesora en las listas. Durante unos meses entre 2017 y 2018 fue viceconsejera en el Gobierno de Cristina Cifuentes, pero no se la recuerda por eso, sino porque Esperanza Aguirre declaró en cierta ocasión que Díaz Ayuso había llevado la cuenta de Twitter de su perro, que para más inri se llamaba Pecas. La gracieta de Aguirre —hay amigos que hacen buenos a los peores enemigos— sigue utilizándose para intentar menospreciar la trayectoria de la presidenta.
En el pleno de la Asamblea de Madrid de los días 14 y 15 del pasado mes de septiembre, Isabel Díaz Ayuso se quejó amargamente de los ataques de la oposición.
—Ahora parece que el virus lo inventó Ayuso —se quejó, hablando de sí misma en tercera persona—, que la culpa es de Ayuso y que todo lo que ocurre en el planeta y en España es culpa de Ayuso, en una pretendida, descarada y despiadada campaña de difamación y de desprestigio personal, urdida precisamente de manos de aquellos que van de feministas, progresistas, que van dando lecciones, y está perfectamente hilado en unos argumentarios dictados desde La Moncloa, desde donde intentan desprestigiar y humillar personalmente a la presidenta de la Comunidad de Madrid en una campaña absolutamente clara y demostrable. A mí esto me da absolutamente igual y se lo he dicho en numerosas ocasiones, porque yo entiendo que quien ejerce el poder —y temporalmente lo hace al frente de la Comunidad de Madrid— tiene que estar preparado para todas las críticas. A mí eso no me importa, lo acepto, lo asumo; nunca me toleraron ni siquiera como candidata ni como político, aunque fuera la candidata que tenía más experiencia en política regional. Después, era la heredera de Esperanza Aguirre, cuando no de Aznar, cuando no de Miguel Ángel Rodríguez, cuando no la amiga de Pablo. ¡Siempre fui algo! Nunca fui la presidenta de los madrileños, nunca me gané en este Parlamento ser la representante de todos los ciudadanos y nadie ha reconocido tampoco el trabajo que he realizado como política humilde y honrada durante toda mi vida. ¡No me importa!
Ese grito de no me importa —señal inequívoca de lo contrario—ha sido la única vez, junto con las lágrimas en el funeral por las víctimas de la pandemia, que Díaz Ayuso ha exhibido en público una cierta debilidad. En el resto de las intervenciones se ha mantenido fiel a un estilo que Pablo Padilla, exdiputado de Podemos en la Asamblea de Madrid —ahora en Más Madrid —, ya creyó ver en ella cuando coincidieron en la legislatura pasada. “Ahora puede parecer que desbarra por la presión de los focos, o porque es presidenta en un momento tan complicado”, explica Padilla, “pero no es así. Díaz Ayuso siempre fue adicta al conflicto. No puede decirse que ella engañara a nadie cuando la nombraron candidata. Sus galones siempre fueron el jaleo, la confrontación y la política marrullera”. El exdiputado asegura que, aunque ahora no lo admita, Díaz Ayuso es “aguirrismo” puro, y ofrece un ejemplo: “No hay más que ver a quién nombró consejero de Hacienda. A Javier Fernández-Lasquetty, el consejero de Sanidad con Esperanza Aguirre que intentó externalizar los hospitales públicos de Madrid, tuvo que dimitir por la marea blanca y se fue a vivir al extranjero. Díaz Ayuso lo trajo de Guatemala para que se pusiera al frente de las cuentas de Madrid. Díaz Ayuso es el búnker de Esperanza Aguirre…”
Lo cierto es que, a falta de obra publicada y de medidas relevantes al frente de la Comunidad, el ideario político de Díaz Ayuso solo se puede intuir a través de sus propios discursos, que guardan un gran parecido en el fondo y en la forma con las entrevistas televisivas que, en diciembre de 2018, la sacaron del anonimato. Su tono, siempre beligerante. Sus temas preferidos, siempre los mismos. Cada vez que sube a la tribuna, réplica a réplica, la vicepresidenta va dibujando una suerte de autorretrato. Si, en palabras de Díaz Ayuso, “Madrid es España dentro de España”, la presidenta de la Comunidad de Madrid es aquello que deja entrever en sus discursos en la Cámara regional. Los párrafos siguientes han sido extraídos del diario de sesiones de la Asamblea de Madrid. En las intervenciones, se dirige al diputado de Más Madrid Pablo Gómez Perpinyà.
Sesión plenaria del 14 de mayo de 2020, acerca de la polémica por el uso de unos apartamentos de lujo durante el confinamiento
—Usted pretende que yo resuelva los asuntos de los madrileños sobre el comedor en el que ceno todos los días. ¡Pues no creo que eso sea lo más oportuno! ¡No sé qué pretenden ustedes! Pero yo, desde luego, busqué la mejor opción para no molestar a mis vecinos, para no molestar a mi equipo, y para, de mi bolsillo —porque no es el erario público el que se ha puesto por medio—, seguir trabajando con unas garantías dignas para el cargo que yo estoy ostentando en este momento. Y, desde luego, mientras yo esté trabajando como presidenta de la Comunidad de Madrid, lo haré en un sitio con unas banderas y en un sitio digno, por ejemplo, con la foto del Rey, ¡en un sitio que sea institucional! (…) Pero no pretenda, desde luego, que dé más explicaciones de lo que yo hago con mi vida y de lo que yo hago con mi presupuesto, sobre todo cuando no está cargado al erario público; dígale a su jefe y al de Podemos que yo no soy como ellos, ¡que ni becas black ni mansiones pagadas por el tesorero de mi partido!"
Sesión plenaria del 21 de mayo de 2020
—Déjenme que les diga algunas cosas. No pueden pretender dejar a miles de personas encerradas en casa cada día en la Comunidad de Madrid y a miles de familias que se van a ir directamente al paro y a las filas del hambre sin darles explicaciones; así que ¡altanería y prepotencia la suya, que pretende que todos los ciudadanos de la Comunidad de Madrid se queden encerrados sin darles explicaciones transparentes! ¡Es una vergüenza! ¿Quiénes se creen que son ustedes asustando a los ciudadanos? ¿Por qué una persona de 25 años no puede pasear por la ciudad de Madrid a las once y media de la noche? ¿Por qué un centro comercial que tiene todas las garantías no puede abrir al público y seguir creando empleo? Pero ¿por qué no se pueden hacer todas estas cosas? (…) Y, encima, ustedes, con criterios arbitrarios, los están dejando encerrados, sin darles explicaciones... ¡Eso es muy dictatorial! ¡Es una vergüenza! ¿Y saben lo que pasa? ¡Que están provocando ustedes a los ciudadanos con todo esto! ¡Se llama libertad! Y, por cierto, para manifestarse a favor de los proetarras, como ocurrió ayer en Navarra, ¡no veo que ustedes critiquen nada las distancias sociales! ¿Dónde están ustedes con la vara de medir? ¡Es una absoluta aberración! Está habiendo manifestaciones por toda España, y dudo que sea porque yo lo he pedido, ¡lo dudo!
Sesión del 28 de mayo de 2020
—¿Cómo no se hacen las cosas? Atacando al sector del turismo, como han hecho ustedes; derogando una exitosa reforma laboral, pactándola con el entorno político de la ETA, es decir, el futuro laboral de todos los españoles en manos de los etarras, ¡muy bien!; o con hachazos fiscales que están hundiendo a las clases medias y están espantando a las grandes empresas, sí, a esas a las que ustedes llaman ricos pero que están ubicadas en municipios como ese en el que usted vive y que son las que están creando verdaderos puestos de trabajo. Así que, le repito, son ustedes la fábrica de pobreza más grande que existe no solo en España sino en todos los países en los que se ubican. Es absolutamente lamentable tener que escuchar que me hable usted precisamente de las colas del hambre, que son las que se multiplican cuando los ciudadanos caen presos de sus políticas.
Sesión celebrada el 4 de junio de 2020
—¡Es intolerable cómo ustedes siempre llevan el odio, la división, el rencor y, sobre todo, cómo intentan aniquilar al adversario político en lo personal, en la destrucción, para intentar imponer sus tesis! ¿Y usted pretende que yo me siente, de igual a igual, en una mesa con usted? Mire, ¡no me haga reír!, ¡cuando usted no quiere reconstruir Madrid sino aniquilar al adversario político y a todo aquel que no piensa como usted! Con usted hay muy poco que reconstruir porque ustedes son la política del odio, de la ruptura y de la devastación, aquí y allá donde gobiernan; siempre, no defraudan. (…) Me sorprende profundamente que sea Podemos el que me hable de estabilidad! ¡Ustedes, que nacen del ALBA, de Hugo Chávez, de una organización internacional para desestabilizar a las democracias occidentales; de la moqueta de la Complutense, que buscaba sobre todo desestabilizar la vida universitaria; de las casas okupas y del patio Maravillas, que se creó para desestabilizar los vecindarios y la vida municipal! ¡Ustedes, que buscan minar el Estado de derecho y se alían con independentistas o con el entorno político de ETA, que buscan tomar la justicia, derrocar la Corona y convertir el Congreso en un campo de batalla!
Este último ejemplo es muy revelador. Díaz Ayuso condensa en menos de un minuto a Podemos, a Hugo Chávez, a los okupas, a ETA y a la Corona. Todo ello en un pleno sobre la situación de la pandemia en Madrid.
Ante discursos como estos, varios expertos consultados no coinciden a la hora de adscribirla a un espacio político concreto. El sociólogo Lluís Orriols, vicedecano de estudios de ciencia política de la Universidad Carlos III y doctor por la Universidad de Oxford, la sitúa en “un espectro liberal conservador, con recetas liberales en lo económico y conservadoras en lo moral, y por tanto con muchas similitudes con una fracción muy importante de su partido y también de Vox”. Y añade: “Díaz Ayuso no destaca por ser una ideóloga. No destaca por ser alguien que veas que tenga un cuerpo ideológico bien armado y que sepa trasladarlo de forma coherente”.
Por su parte, Ignacio Sánchez-Cuenca, sociólogo, filósofo y profesor de ciencia política, va más allá: “Solo puedo hablar como espectador externo, y hay muchos rasgos de su forma de hacer gobierno que son sospechosamente parecidos a los de Donald Trump. Yo en alguna ocasión he escrito que es la discípula más aventajada de Trump en la política española. Los tipos de Vox pueden ser muy estridentes, muy vociferantes, pero creo que están en un registro ideológico mucho más dogmático, con unos fines claros de dónde quieren llegar, mientras que Trump y Díaz Ayuso creo que son como piezas descolocadas dentro del sistema político que van girando sin ningún orden, como una peonza loca, girando y girando sin parar. El resultado es ruido, polémica y confusión. Y todo esto probablemente sea la combinación de la propia personalidad de Díaz Ayuso y de su asesor de comunicación, Miguel Ángel Rodríguez, que ya era un personaje en sus tiempos”.
Rodríguez, exportavoz de José María Aznar, fue fichado el pasado mes de enero por Díaz Ayuso para que fuera preparando la batalla que se avecinaba entre el Gobierno de Madrid —y que esta semana ha estallado con toda su crudeza— con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Ya se conocían desde hace tiempo, y no hay duda de que la unión de esos dos caracteres volcánicos ha dado sus frutos. “La combinación”, explica Sánchez-Cuenca, “de un perfil como el de Díaz Ayuso, que no tiene formación ni experiencia política, más el carácter de Miguel Ángel Rodríguez, unidos a la tradición chulesca y provocadora del PP de Esperanza Aguirre, hacen que salga un personaje de trumpista castiza. Yo veo que está llegando a su momento máximo de gloria, disfrutando de la provocación constante y de esa forma de hacer que recuerda mucho a Donald Trump: tirar para adelante sin encomendarse a nadie ni sopesar bien los pros y los contras. Me da la impresión de que está muy cómoda en el papel de ariete del PP contra Sánchez”.
A Sánchez-Cuenca le gustaría saber cómo está reaccionando el electorado del PP ante la peculiar manera de hacer política de Díaz Ayuso. Pero no existen encuestas fiables o al menos no se han hecho públicas. El sociólogo Narciso Michavila, asesor electoral de Pablo Casado, tiene la sensación de que Isabel Díaz Ayuso ganaría en estos momentos unas hipotéticas elecciones, aunque aventura que sin la mayoría suficiente para gobernar en solitario. Michavila pone el acento sobre una circunstancia curiosa: “Es mi mirada de sociólogo, pero creo que la pandemia ha hecho desde la primera ola que aflore en Madrid un sentimiento que no había aflorado jamás en Madrid, y es un sentimiento de nacionalismo madrileño, provocado en parte por una especie de madrileñofobia que ha podido surgir en el resto de España por temor al contagio. Muchos la hemos sentido este verano cuando hemos ido a nuestros sitios de vacaciones. Y yo creo que lo que hace Isabel, y Miguel Ángel Rodríguez, es enarbolar el sentimiento nacionalista que tan bien les ha funcionado tanto a partidos nacionalistas como a PP y PSOE en los territorios en los que ha gobernado largos años".
Díaz Ayuso, en privado, no tiene nada que ver con el personaje público que se ha construido. Lo reconoce Pablo Perpinyà, que es el portavoz de Más Madrid en la Asamblea y uno de los políticos que más saca de sus casillas a la presidenta. Tanto es así que muchas de las furibundas intervenciones de Díaz Ayuso se han producido en el toma y daca con Perpinyà:
—Al final me he convertido en su sparring…
Perpinyà dice que, en las distancias cortas, Díaz Ayuso no es tan altanera como otros miembros de su partido, que se sitúa al mismo nivel de su interlocutor y que incluso adopta un papel secundario en las reuniones para que algunos de sus consejeros, más preparados políticamente, lleven la voz cantante. Pero en los plenos se transforma. La presidenta no mira a su interlocutor. Baja la cabeza. Escucha las críticas sin hacer aspavientos, concentrada, preparando el próximo ataque:
—Mire usted, señoría…
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