Aumenta la repulsa internacional contra la matanza de Hula
La misión de Naciones Unidas eleva a 108 los fallecidos en Hula
La brutalidad de la matanza de Hula parece haber despertado a la comunidad internacional, que ha endurecido los términos de condena al régimen sirio. Tanto es así que el Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido este domingo con carácter de urgencia y ha condenado de forma unánime la "masacre" de Hula. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki.moon, ha informado por carta al organismo que el matanza ocurrida en la localidad de Hula, cerca de Homs, han muerto al menos 108 personas (un tercio, niños). La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha pedido a Bachar el Asad que ponga fin a su “gobierno de miedo y muerte”.
Damasco ha negado este domingo tener nada que ver con la matanza sucedida el viernes, producto de bombardeos y acciones de hombres armados y ha acusado a “los terroristas” -término con el que el régimen se refiere a los rebeldes- de estar tras las muertes. “Niños, mujeres y ancianos murieron a tiros. Esta no es la manera de actuar del heroico Ejército sirio”, dijo el portavoz del ministerio de Exteriores, Jihad Makdesi a los periodistas en Damasco.
Los grupos opositores aseguran que las fuerzas del régimen bombardearon Hula después de la manifestación del viernes y que la shabiha, los milicianos del régimen, atacaron después a los civiles. Advirtieron además de que el país se encuentra al borde de la guerra civil y pidieron a la comunidad internacional actos además de palabras.
El enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan tiene previsto aterrizar el lunes en Damasco para tratar de relanzar el diálogo político. Llega debilitado después del estrepitoso fracaso de su plan de paz y su alto el fuego pactado con Gobierno y oposición a mediados de abril. Los incumplimientos han sido continuos y la presencia de los observadores inútil e incluso contraproducente en ocasiones.
La secretaria de Estado estadounidense, Clinton, dijo en un comunicado que en Hula se había cometido una “atrocidad” y pidió a “El Asad y sus secuaces que dejen el poder”. William Hague, jefe de la diplomacia británica adelantó que utilizará su visita a Rusia, que comienza hoy, para presionar a Moscú, uno de los principales aliados con los que cuenta el régimen sirio. Precisamente, la reunión del Consejo de Seguridad ha sido convocada después de que Rusia rechazara una propuesta conjunta de Reino Unido y Francia de condenar la matanza, según fuentes diplomáticas citadas por Reuters.
Terror en Hula
Las imágenes que llegaron de Hula eran aterradoras. En uno de los vídeos se podían ver cuerpos inertes de niños tendidos sobre alfombras. En otro se ve cómo los observadores de la ONU llegan a una mezquita en la que reposan en fila decenas de muertos. Un residente se enfrenta a gritos con los enviados internacionales, que hasta ahora han sido incapaces de frenar el baño de sangre.
En otro vídeo, una mujer mayor vestida de negro cuenta cómo llamaron a su puerta y cuando su hija y su yerno abrieron, entraron unos hombres armados que comenzaron a disparar. “En la casa solo había mujeres y niños”, asegura la mujer que cuenta además que ella consiguió sobrevivir porque se escondió detrás de una puerta. En una cuarta grabación se ven hileras de cadáveres separados por bloques de cemento.
Los habitantes de Hula van colocando los cuerpos al grito de “la gente quiere derribar al régimen”; el mismo lema se escucha desde hace un año en la región y que se ha convertido en el himno de la primavera árabe.
La de Hula no es ni mucho menos la primera matanza cometida contra civiles desde que hace más de un año los sirios decidieran salir en masa a la calle para pedir democracia y libertad. Pero sí se trata de una especialmente brutal, en la que decenas de las víctimas son niños y mujeres. Es además un caso especial porque el grupo de observadores internacionales desplegados en Siria ha tenido acceso al lugar de los hechos y ha podido confirmar las alegaciones de los rebeldes.
Por eso, el horror de Hula podría constituir un punto de inflexión en el conflicto sirio tanto dentro como fuera del país. La comunidad internacional no puede ya albergar dudas de lo sucedido ni escudarse en la parcialidad de los relatos de los activistas. Los observadores de la ONU han estado allí y han visto los cadáveres de los niños.
Dentro de Siria, las imágenes de niños ensangrentados podrían hacer que parte de los ciudadanos que dicen no apoyar ni al Gobierno ni a la revolución, optaran por el rechazo al régimen ante la crueldad del ataque de Hula. "¿Será Hula el My Lai de El Assad?", se preguntaba en su blog Juan Cole, historiador y experto en Oriente Próximo de la Universidad de Michigan, en alusión a la matanza de civiles en Vietnam por parte de las fuerzas estadounidenses que desató una fuerte oposición a la guerra dentro de EE UU.
Una transición a la yemení
El presidente estadounidense, Barack Obama estaría trabajando en un plan de transición para Siria que se inspira en la transición de Yemen; un país en el que las protestas surgidas al calor de la primavera árabe terminaron por derrocar al presidente.
La idea consiste en negociar con los grupos opositores sirios un acuerdo político que incluyese la salida del presidente Bachar el Asad, pero que permitiese a fuerzas del régimen permanecer en sus puestos, según detalla el diario The New York Times.
El plan, según la misma fuente, ha sido ampliamente discutido con Rusia, el país que brinda apoyo político y material al régimen de Damasco a cambio de beneficiosos intercambios comerciales. Para la Casa Blanca el éxito o el fracaso del plan depende hasta tal punto de Moscú, que en los círculos diplomáticos se conoce como la Yemenskii Variant.
Obama tiene previsto analizar el plan el mes próximo durante su encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin. Moscú no descarta de momento la iniciativa. Además de convencer a Rusia, la Administración estadounidense debe persuadir a la oposición y al propio régimen sirio de que su plan constituye una oportunidad que no pueden dejar pasar.
Los analistas explican además que uno de los puntos débiles del plan es que a diferencia de en el caso yemení, en Siria no hay un vicepresidente lo suficientemente fuerte como para reemplazar a El Asad.
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