No es la historia de siempre que se repite una y otra vez como en el Día de la Marmota. No estamos ante la reproducción por enésima vez de la misma jugada sangrienta entre israelíes y palestinos. La rutina de la muerte que todo lo cubre con su manto de dolor oculta esta vez múltiples novedades, a pesar del escepticismo de costumbre con que la opinión pública internacional acoge las noticias que llegan de Oriente.
Todo ha cambiado en los dos últimos años en la región. Ya hay una guerra civil muy cerca, en Siria, en la que no se juega tan solo el futuro del régimen de El Assad, sino que se libra una contienda por procuración entre el frente chií, formado por Irán, el libanés Hezbolá y el Gobierno iraquí de Nuri al Maliki y el auxilio implícito de Rusia y China, y el frente suní en el que coinciden Turquía, Arabia Saudí y Catar, y al que dan aval Estados Unidos y los países occidentales en general.
Líbano se halla en un equilibrio inestable, debido a la contaminación de la guerra civil siria. Jordania también ha entrado en zona de turbulencias, con un rebrote de la primavera árabe en contra de su monarca, Abdalá, el único aliado regional de Israel que había quedado a salvo de la oleada antiautoritaria.
Hamás, el partido palestino que gobierna la franja de Gaza, marginado tradicionalmente por la comunidad internacional, cuenta con el mayor amparo diplomático de la historia, después de tomar distancias con Irán como resultado de la guerra siria. Su presidente, Jaled Meshal, apoya ahora a la oposición al régimen de El Assad, que le había protegido durante años, hasta el punto de que ha abandonado Damasco y ha trasladado su oficina a Doha (Catar).
La solidaridad con Hamás suscita rivalidades entre las potencias regionales. Gaza recibió la visita del emir de Catar antes de que empezaran los bombardeos y, ya bajo las bombas, la de miembros de los Gobiernos de Túnez y Egipto. Es notorio el protagonismo de Irán, que a pesar de su creciente aislamiento también participa en la competición para ver quien es más solidario con los palestinos. Iraníes son los misiles de medio alcance que llegan a Tel Aviv y Jerusalén desde Gaza y puede que incluso fuera iraní el primer impulso o provocación contra Israel a través de una de las facciones terroristas que lanzan sus misiles desde la Franja.
Nótese la ausencia de la Unión Europea, que fue antaño actor de primer plano. También el cambio de planes de Hillary Clinton, que ha abandonado precipitadamente el periplo asiático en el que acompañaba al presidente Obama, para entrar en el carrusel de visitas internacionales a Jerusalén. Mientras Washington intentaba inaugurar el segundo mandato de Obama con una exhibición del giro asiático, escenificación de un nuevo ciclo en las relaciones internacionales que pivotan ahora en el área del Pacífico, la cruda realidad obliga a regresar al centro conflictivo del que depende la estabilidad y la paz mundiales.
Pero la novedad más sustancial es la llegada al poder de Mohamed Morsi en El Cairo y la de fuerzas islamistas muy parecidas a la suya en casi todo el mundo árabe. El actual intercambio de misiles y la amenaza de una guerra terrestre de alcance difícil de atisbar no se explica sin la desaparición de las dictaduras prooccidentales que garantizaban la estabilidad y su sustitución por democracias islamistas poco dispuestas a doblegarse a la presión de Washington.
El islamismo político, que será el interlocutor de Israel en los próximos años, se ve sometido en Gaza a su primera confrontación directa con Israel a través de Hamás. Egipto, pieza central del giro islamista, está sometido a una doble tensión, entre la solidaridad islamista, que le conduce a resucitar la reivindicación palestina, y su alianza militar con Estados Unidos, que le proporciona 1.300 millones de dólares al año y le obliga a mantener la paz fría con Israel.
No son por tanto razones coyunturales las que han desencadenado la crisis, aunque tienen su peso en la resolución con que Netanyahu prepara la ofensiva terrestre. Todas las elecciones israelíes estimulan el ardor guerrero de quienes tienen y quieren retener el Gobierno. No hay mejor cortafuegos contra la ofensiva diplomática de la debilitada Autoridad Palestina para obtener el reconocimiento internacional que otra ofensiva, esta directamente bélica, destinada a liquidar militarmente a Hamás y a reforzarle políticamente, como ya sucedió en 2008.
La derecha israelí quiere proseguir su política de asentamientos en Cisjordania, eludir la negociación del Estado palestino y, naturalmente, como es la obligación de cualquier fuerza gobernante, garantizar la seguridad de su población. Para los tres objetivos es buena una guerra en Gaza y lo es también una paz con Hamás que debilite a la Autoridad Palestina.
Comentarios
No has estado muy fino en el análisis, esta vez.
¿Cuándo perderíamos el virgo del horror en el conflicto de Oriente Medio? El del placer deja huella, y es de sangre, pero una sola vez. El del horror también es de sangre pero se reproduce cada vez que se 'celebra' la fiesta. Cuánto mejor el primero que el segundo, además de que el segundo es para todos y no solo para una parte de la humanidad. ¿Cuándo llegará la menopausia de este conflicto enquistado? Sin prisa, parece, y sin pausa, hasta la solución final promovida por judíos, que ya tiene que ver...
Me parece muy certero su análisis, que coincide con la de la mayoría de los "expertos" en relaciones internacionales, y bastante alejado de las simplezas que se leen en las redes sociales, tanto favorables a Hamas como a Israel: a la derecha israelí en el gobierno le interesa, efectivamente, una tregua con Hamas, después de neutralizarlo militarmente, que desestabilize a la Autoridad Palestina. Discrepo de su conclusión; pienso que con ello todos salen perdiendo, sobre todo los israelíes y los palestinos que buscan una paz definitiva, o al menos duradera. Saludos cordiales desde las islas Canarias.
Sobre el conflicto en Oriente Próximo hace veinte años tenía una opinión más menos formada y hoy acepto que no tengo ni idea más allá de los comentarios genéricos al uso. Lo que sí tengo es una duda permanente ¿Por qué Egipto mantiene el bloqueo de la frontera de Gaza? Me refiero a Egipto, no a Israel.
Podríamos decir que Netanyahu encajaría bastante bien en la Gestapo.
Creo que el llamado Ser Supremo debiera cambiar de nombre.... Dios, Alá, Osiris, Olodumaré. Tantos nombres confunden Su nombre correcto sería Algo-Nada. Es que nadie se pone de acuerdo con el nombre de su querido Creador. Cada uno lo ve por encima del otro. Y lo curioso es que sus creyentes, convertidos en fanáticos, usan la venganza y el crimen como instrumento divino. Tal es la historia del Homo Sapien.
Respondiendo a una pregunta:Durante el régimen de Mubarak, Egipto mantenía el bloqueo a Gaza porque esa era una de las condiciones que daba la embajada de los EEUU a cambio de los más de 1.300 millones de dólares que les regala ese país (anualmente) al Ejército egipcio. En otras palabrasm, dinero con que sobornaban a Mubarak.Hoy Egipto ha abierto sus fronteras con Gaza, pero el paso de Rafah, el único que existe entre Egipto y Gaza, está controlado y gestionado por Isarel, de acuerdo a los tratados de Camp David firmados entre Egipto e Isarel. Así que aunque Egipto lo quiera, Israel igual puede cerrar la frontera de Gaza con ese país, y de hech lo hace constantemente.Es por eso que Egippto DEBE denunciar los acuerdos de Camp David, que han sido violados permanentemente por Israel. El temor a que el predidente de Egipto haga eso es justamente el motivo por el cual Netanyahu aceptó la tregua de hoy en Gaza.
Si mi info no me falla, creo que los que vienen eludiendo hace 60 años la negociación con Israel de la paz y de un Estado palestino son los propios palestinos, quienes no han sido capaces de hacer la paz ni entre ellos mismos. Perdón si me equivoco.
Desafortunada la población de Gaza. Lo está por ser víctima de perdición de la causa nacionalista árabe desde la iniciación de la Primera Guerra Mundial. Lo está por conspiración franco británica que estos dos países confeccionaron mediante el Tratado de Sykes Picot en 1916. Esta conspiración se culminó gracias al compromiso británico mediante la Declaración de Balfour al otorgar Palestina, convertida en territorio bajo su mandato una vez terminada la conflagración mundial, como hogar nacional para los judíos europeos que tanto problema causaron a Europa. Desafortunada esa población por culpa de las necias rivalidades árabes, que reinaban el mundo árabe desde el Atlántico hasta el Golfo Arábigo y de sus regímenes dictatoriales y reinos inconstitucionales. Desafortunados los gazatíes por la miopía política de los líderes, y por la traición de estos a la causa cuyos eslóganes les ascendieron al poder, mediante los golpes militares y el beneplácito de las grandes potencias.
¿Y qué decir de los mismos líderes palestinos, divididos en la causa común pero fieles a sus propios intereses económicos? ¿Volverá la unificación de los líderes palestinos como lo está dando a entender los deseos del pueblo? ¿Reunificará el conflicto palestino lo que está desintegrando la revolución en Siria?Todo esto no niega el derecho de los palestinos en Palestina histórica sea una realidad, y así debemos entenderla para devolverle algo de sus derechos al pueblo que sufre desde hace casi un siglo.Israel no quiere la paz, y la prueba de ello es la última encuesta a raíz de la operación militar “pilar defensivo” de la que confirma que el 90% de los israelíes apoyan los bombardeos de Gaza.Los multimedios globales apoyan claramente a Israel, siempre corren para socorrerla. Fácilmente logran el insólito éxito para luego taladrar en la menta colectiva global la conclusión de que los árabes, palestinos especialmente y los grupos de resistencia como la OLP, Hezbollah o Hamás son el foco del terrorismo mundial. Insisten en que quien mata una persona sea un terrorista pero quien mata miles y centenares de miles es considerado “defensor de la libertad”.
Agradeciendo la contestación.Muchas gracias por la aclaración respecto a los motivos por los que Egipto mantiene el bloqueo de Gaza, que según parece son los que yo conocía. Es decir, el bloqueo de Gaza es admitido voluntariamente por Egipto en virtud de unos pactos también aceptados voluntariamente por dicha nación. Por tanto el aislamiento y bloqueo de Gaza no es únicamente responsabilidad de Israel, sino que Egipto tiene algo que ver ¿o me equivoco?. Entonces, insisto, entiendo los motivos de Israel, cualquiera que conoce la historia entiende esos motivos, pero sigo sin entender los motivos de Egipto, o por mejor decir, los entiendo demasiado bien. En fin, que parece que la idea de que Israel es malo y el mundo árabe bueno, es una simplificación ¿O no?
No comparto su opinión , el conflicto entre israelíes y palestinos es siempre lo mismo, desde hace décadas los objetivos de ambos bandos son los mismos.El conflicto entre Israel y el pueblo palestino no evoluciona , esta estancado, cambian las acciones violentas, militares que se producen y los dirigentes políticos que las deciden pero siempre es lo mismo , lo malo son las dramáticas consecuencias que sufren los ciudadanos palestinos para no lograr nada. Desde hace tiempo pienso que un Estado palestino es inviable, por numerosas razones, cito dos. Económicas, aunque parezca contradictorio un porcentaje importante de palestinos depende de su trabajo en Israel. Segunda, un Estado palestino supondría una elevada amenaza para la seguridad de Israel. La comunidad internacional ha favorecido y apoyado que Kosovo se convirtiera en un Estado independiente y soberano porque Kosovo ahora no representa una amenaza para Serbia ni es un elemento desestabilizador en los Balcanes. ¿Que pasaría si hubiera un Estado palestino?, la comunidad internacional no cree que ello fuera beneficioso para la estabilidad y la paz en esa zona. El conflicto entre israelíes y palestinos sigue una y otra vez siendo actualidad simplemente porque pulsos de poder de diferente naturaleza y carácter de otras zonas del mundo son trasladados, incluso finalizada la guerra fría, a esa zona geográfica. A la UE ese conflicto le ha costado mucho dinero y vidas humanas. Personalmente creo que la UE debería valorar si es mejor que todo siga igual , repitiéndose una y otra vez lo mismo, o si seria mejor favorecer que el conflicto evolucionara en alguna dirección.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).