Los cubanos hacen cola para salir legalmente del país
La isla vive con expectación y dudas el fin de algunas restricciones de viaje
Desde las primeras horas del domingo, ya eran visibles grupos de personas frente a los Departamentos de Inmigración y Extranjería (DIE) de la ciudad de La Habana. A pocas horas de entrar en vigor la Reforma Migratoria, este lunes, los cubanos oscilan entre la expectativa y la incertidumbre. El decreto ley 302 impone una reducción sustancial de los trámites para salir del país y disminuirá los costos de los mismos. Sin embargo cunden las dudas y especulaciones sobre cómo se pondrá en práctica dicha reforma.
Las maletas ya están preparadas en miles de casas. El fin del permiso de salida, también conocido como “tarjeta blanca”, es la mejora más importante. Si antes se necesitaba solicitar una autorización de viaje, ahora el ciudadano podrá saber si puede viajar al extranjero o no en el momento mismo en que le entreguen su pasaporte. Para tramitar las miles de solicitudes previstas, las autoridades han habilitado también las oficinas de elaboración de carnés de identidad. La gran mayoría de los cubanos ve con alivio y esperanza esta nueva ley que facilita la emigración sin cortar los vínculos con el país natal. La ley prolonga el tiempo de estancia en el extranjero de 11 meses a 24 meses, lo cual amplía las posibilidades de contar con residencia y contrato de trabajo en otra nación sin perder la posibilidad de retornar.
Roberto Cortizas, quien desde muy temprano empezó a hacer la fila en el DIE del municipio Plaza de la Revolución, afirmaba hoy que quería mantener la residencia en la isla. “Quiero irme a Brasil, donde tengo un hermano con una pequeña empresa y allí podré trabajar. Así puedo enviar dinero a mis padres y reunir para comprarme una buena casa aquí”. Justamente la emigración económica parece ser uno de los objetivos que persigue la reforma. Es urgente para Cuba aumentar la entrada de remesas.
Otros, sin embargo, esperan la implementación de las flexibilizaciones para marcharse sin retorno. “Yo, aquí, ni de visita”, asegura un joven que no quiere dar su nombre y que aguardaba a las afueras de la oficina del Carné de Identidad del municipio Cerro. Como él, muchos han comenzado un proceso de liquidación de sus propiedades y asuntos en Cuba, a la espera de que este lunes los cerrojos insulares se descorran. Aumenta el número de casas y coches en venta, y las reservas de billetes de avión se han disparado en las últimas semanas.
El Gobierno cubano le ha lanzado el problema de la emigración a los consulados extranjeros. Aunque será más fácil salir del país, no se avista ninguna flexibilización para obtener visados hacia Estados Unidos, Europa o el resto de Latinoamérica. Aun así, los cubanos se han dado a la tarea de recopilar la lista de naciones que no exigen visa.
Varios requisitos se levantan como obstáculos para esa posible avalancha de emigrantes. Por ejemplo, no obtendrán el pasaporte aquellos que carezcan de “la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada”. Marianela, doctora de un hospital de provincia, expresa sus recelos: “Se dice que dejarán viajar al personal de Salud Pública, pero nadie nos ha hablado claro. Así que nos tendremos que enterar a partir del lunes”. Según esta especialista en nefrología “si me dejan salir me iría a Ecuador con una amiga que abrió un consultorio, donde seguro me pagarán mejor que aquí”.
Los opositores cubanos también desconfían. Un inciso de la ley deja abierta la posibilidad de negar el pasaporte “por otras razones de interés público”. En esa breve línea de texto puede estar incluido el filtro político para impedir que los críticos con el Gobierno concurran a certámenes o eventos internacionales. La ley no dice que entrar y salir del país sea un derecho. El activista de derechos humanos Elizardo Sánchez prevé que se mantendrá “una política discriminatoria con aquellas personas que no son partidarias del Gobierno”.
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