“El yihadismo es ahora la mayor amenaza a nuestra seguridad”
La responsable cree que los que vuelven decepcionados de Siria son "clave" para frenar el fenómeno
La comisaria de Interior de la Comisión Europea, Cecilia Malmström (Estocolmo, 1968), ha estado esta semana en Madrid para ofrecer al Gobierno español ayuda financiera. Se ha acordado un primer paquete de 10 millones de euros para apoyar la gestión del control de fronteras en Ceuta y Melilla. Es un dinero destinado, fundamentalmente, según Malmström, para mejorar las condiciones de acogida de los inmigrantes. Pero el gran asunto que ahora preocupa a la comisaria sueca es el yihadismo y muy especialmente los llamados combatientes extranjeros, los europeos que acuden a la guerra siria, se radicalizan y, una vez de vuelta, “pueden hacer mucho daño”, como se ha visto con el reciente atentado del Museo Judío de Bruselas.
Pregunta. ¿Diría usted que esos combatientes son la mayor amenaza para Europa en este momento?
Respuesta. Sí. Es la mayor amenaza en términos de seguridad. Hay una radicalización religiosa, pero también de extrema derecha y extrema izquierda que promueve la violencia.
P. En ese sentido, el resultado de las elecciones europeas no es muy alentador.
R. Por supuesto.
P. Alguna responsabilidad tendrá la política europea, que actúa de manera tan incoherente, por ejemplo, justamente, con Siria.
R. Claro. Todos hemos fracasado en este tema mientras miles de personas sufren esa guerra que parece no tener fin. Pero no me pregunte a mí cuál es la solución porque yo no la tengo. Lo cierto es que hay en Europa mucha gente que quiere ir a luchar a Siria. Algunos, por romanticismo. Se radicalizan allí y nos pueden hacer mucho daño cuando vuelven.
P. ¿Qué se puede hacer al respecto? No parece gran cosa lo de intentar convencer a las mujeres de que a su vez disuadan a sus hombres de ir a Siria, como hace el Reino Unido.
R. Pero ese tipo de iniciativas son muy importantes. El trabajo esencial lo están haciendo los países a través de la cooperación de sus servicios secretos. Pero nosotros también podemos ayudar a identificar a las familias, a las víctimas. Y trabajar con los que vuelven decepcionados porque ellos sí que son importantes para convencer a los demás de que no vayan, de que no es tan glamuroso luchar en Siria, que en realidad es muerte, sangre y tortura. Lo estamos haciendo a través de una red europea que se llama Radicalisation Awareness Network que creé hace dos años con gente de todos los países miembros de nivel local y regional. Participan líderes religiosos, profesores, ONG, académicos... Ayudan a identificar a los que entran en ambientes radicales y compartimos esta experiencia. En Alemania y Suecia se les facilita la reintegración social.
P. La prevención choca fácilmente con derechos fundamentales. ¿Está de acuerdo con el proyecto de penalizar el entrenamiento pasivo, los que acceden a lecciones de yihadismo?
R. Ese es un proyecto de algunos países. A nivel europeo no lo podemos hacer.
P. ¿Por falta de competencias o por convicción?
R. Por ambas cosas. Es complicado definir entrenamiento pasivo y hay derechos humanos que defender. Lo que sí podemos hacer es lograr la cooperación de la industria de Internet sin menoscabar la libre expresión.
P. En Europa no funciona la solidaridad ni para la recepción de inmigrantes económicos ni de refugiados. ¿Qué se puede hacer al respecto?
R. El problema es que no podemos forzar a los países miembros a que cooperen con los demás. El trabajo de los inmigrantes lo hacen solo 10 países, sobre todo los del sur; y el de los refugiados, solo cinco (Alemania, Francia, Suecia, Reino Unido e Italia). Solo ellos se hacen cargo del 70% de los demandantes de asilo. España apenas si acoge en un año los que acoge Suecia en un mes o Alemania en dos semanas. Y hay muchos sirios que intentan entrar como inmigrantes por Ceuta y Melilla. Estamos ayudando a España a establecer sistemas para distinguir a unos de otros, pero no es fácil porque la mayoría de esos sirios no se identifican como peticionarios de asilo y utilizan vías para llegar a Europa que no son nada seguras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.