Israel repliega a sus soldados en Gaza, pero mantiene la ofensiva
El primer ministro Netanyahu dice que la misión “continuará hasta cumplir los objetivos” El Ejército da por muerto al militar que sospechaban secuestrado por Hamás
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, anunció esta noche que la ofensiva sobre Gaza “continuará hasta que se cumpla la misión” del Ejército. En una rueda de prensa televisada, el jefe del Gobierno israelí aseguró que sus tropas “habían destruido miles de objetivos” militares. Sobre las noticias de que había comenzado la salida de tropas de la Franja, Netanyahu aseguró que su Ejército “está moviendo a sus tropas según las conveniencias tácticas”. El Ejército, dijo, sigue “destruyendo los túneles” que las milicias de Hamás usan para protegerse y para hostigar a Israel. Un portavoz militar había dicho horas antes que este objetivo prioritario podría cumplirse “en 24 horas”, pero Benjamín Netanyahu no puso fecha para el final de la operación militar. Ya dura casi cuatro semanas. El primer ministro amenazó al grupo islamista Hamás, que controla la franja de Gaza desde 2007, augurando el “insoportable precio” de nuevas hostilidades contra Israel.
Desde el pasado 8 de julio han muerto más de 1.700 palestinos bajo las bombas de Israel, de los cuales eran civiles más del 75%. Casi la cuarta parte eran niños. Israel, cuya capacidad militar es abrumadoramente superior a la de las milicias palestinas, ha perdido al menos 63 soldados y tres civiles en estos 26 días. Pese al precio humano y económico que están pagando los gazatíes, los islamistas de Hamás se han podido apuntar esta serie de éxitos gracias al perfeccionamiento de su sistema de túneles. Cada soldado israelí muerto en combate es un triunfo para Hamás. En la invasión de 2008 murieron 10 soldados israelíes.
A la dos de esta madrugada (una de la mañana, hora peninsular) el Ejército de Israel anunció que Hadar Goldin, el militar que sospechaban que había sido capturado por Hamás el viernes, está muerto. Defensa ha explicado en un breve comunicado que la investigación especial sobre lo ocurrido en la incursión a un túnel de las milicias palestinas, en la que se perdió la pista de Goldin, y las evidencias halladas en el lugar concluyen que el teniente de 23 años murió.
El Ejército comenzó su repliegue el sábado, tras algunas de las horas más sangrientas desde que empezó la operación el ocho de julio. Los uniformados se retiraron de la localidad norteña de Beit Lahia, mientras seguían los bombardeos en Shiyaiya y en otras zonas orientales. Algunas áreas del barrio de Shiyaiya, donde viven unas 100.000 personas en tiempo de paz, están arrasadas por los bombardeos israelíes. Al sur, algunos pueblos agrícolas como Zanna y Juza son cementerios para decenas de vecinos atrapados en los escombros de sus casas o de sus granjas. Juza ya apenas existe: sus carreteras están inservibles y sus casas están en ruinas. El alcalde Farid Qudeh se lamentaba el viernes de la matanza de los vecinos y de los animales del pueblo: “Lo han matado todo”.
Israel también se retiró el sábado de partes de la localidad norteña Beit Hanún, donde los estragos casi igualan a los de Shiyaiya. En algunas manzanas no queda piedra sobre piedra. Las exiguas infraestructuras públicas y privadas de Gaza quedaron arruinadas por los bombardeos y por las cadenas de los tanques. Quemaron los comercios, hundieron los tendidos eléctricos y destruyeron el suministro de agua y las vías de transporte. Según calcula la ONU, Israel ha destruido más de 3.700 casas. Otras 4.200 están dañadas. Las bombas golpearon al menos 133 colegios y 22 centros de salud. En los lugares más devastados, donde huele a podrido bajo las ruinas, cuesta convencerse de que semejante destrucción fue una tarea humana.
Israel declaró el sábado que renuncia a nuevas negociaciones de alto el fuego con Hamás. Algunas fuentes hablan de “una cuestión de días”. El Ejecutivo de Benjamín Netanyahu canceló el viaje de su delegación negociadora a El Cairo.
A las ocho de la mañana del viernes comenzó el último intento de alto el fuego, auspiciado por Estados Unidos y la ONU. Israel acusó a Hamás de haberlo roto con la supuesta captura del teniente israelí Goldin cuando ya había empezado, pero los líderes de las milicias aseguraron que no sabían nada. Israel aseguró entonces que capturaron a su oficial a las ocho y media —cuando ya estaba vigente el alto el fuego—, mientras operaba en las proximidades de Rafah, al sur de la franja de Gaza; donde finalmente se ha determinado que murió en combate. La artillería y los tanques israelíes bombardearon durante más de un día toda el área adyacente al lugar donde el Ejército pensaba que lo habían apresado. Según fuentes palestinas, allí murieron más de 100 personas a consecuencia del implacable fuego artillero.
Las brigadas de Hamás descartaron desde un principio que el soldado israelí estuviera en su poder y alegan que perdieron el contacto con unos milicianos que “libraron combates a las 7 de la mañana” del pasado viernes en la zona. Diversos testimonios describen muchas horas de bombardeos israelíes “masivos e indiscriminados, a los que resulta difícil sobrevivir” a partir de las 9 de la mañana del viernes sobre las áreas orientales y sureñas de Rafah.
Ambas partes se acusan mutuamente de haber “utilizado el alto el fuego” para mover sus tropas o preparar ataques. Las 24 horas siguientes a la ruptura del alto el fuego estuvieron entre las más sangrientas desde que comenzó la operación contra la Franja.
Esta tarde, Israel continuaba su martilleo de artillería sobre el este y al sur de Rafah, donde miles de vecinos huyeron hacia las áreas más céntricas de la ciudad, sitiada desde el viernes. Allí vive con su familia la estudiante Haifa Bayumi, de 22 años. Su casa acoge a 60 personas entre parientes y amigos que huyen de las bombas. Israel amenazó por mensajes de texto a miles de vecinos de la localidad de 180.000 habitantes para que “se mantengan en sus casas” y renuncien a salir a las carreteras. Por eso ayer no llegaban todavía demasiados heridos del sur al hospital de Al Shifa, en el centro de Gaza. Bayumi contaba al teléfono que la infantería israelí peina las calles que no bombardean: “Estamos aterrados”.
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