Víctimas de Colombia hablan de su drama ante sus verdugos en Cuba
Por primera vez toman la palabra en los diálogos de La Habana, ante miembros de las FARC
A Constanza Turbay la guerrilla de las FARC le exterminó la familia. Primero fue su hermano Rodrigo, un diputado del Caquetá que pasó secuestrado casi dos años y luego fue hallado ahogado. Tres años después, Diego, su otro hermano y su madre, Inés, fueron asesinados junto a cinco personas más cuando se dirigían a una reunión política por una carretera de esta región selvática de Colombia. Han pasado 19 años y Constanza, la única sobreviviente de esa familia de políticos liberales, pudo encontrarse cara a cara con sus victimarios. Fue el sábado en La Habana (Cuba), en el marco de las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC.
Otras 11 víctimas de la violencia participaron en ese encuentro considerado histórico por un país que ha padecido durante 50 años una guerra que ha causado más de seis millones de víctimas. Durante 10 minutos, cada uno de estos 12 damnificados pudo decirles a los representantes de la guerrilla y del Gobierno lo que sentía y lo que espera de las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana desde noviembre de 2012. La sesión, a puerta cerrada, comenzó con un minuto de silencio donde víctimas y negociadores, de pie en círculo, se dieron las manos.
“Es el encuentro más importante y trascendental de toda mi vida”, confesó la única superviviente de los Turbay en una comparecencia tras el encuentro, que duró más de 10 horas. También contó que, en un receso, Luciano Marín, Iván Márquez, número dos de las FARC, le pidió perdón. “Se acercó con sentimientos de sinceridad. No fue un perdón mecánico, fue un perdón de corazón”, según ella. Contó que Márquez le dijo que el asesinato de su familia fue “una equivocación”.
Fue difícil para ese grupo de víctimas enfrentarse a los que fueron responsables de su dolor. Se trató de un encuentro emotivo marcado por los recuerdos. Entre los 12 hay cinco afectados por las FARC; cuatro, por agentes del Estado; dos, por paramilitares y una, por varios grupos, reflejo del gran universo de civiles que han sido golpeados por la guerra. El grupo, al final del encuentro, se declaró “unido en el dolor”, sin importar su verdugo, y llamó a la reconciliación y al perdón, incluso pidió a opuestos al proceso de paz que lo consideren una última oportunidad de superar las diferencias, como ellos mismos lo están haciendo.
Ángela María Giraldo, hermana de un político secuestrado por las FARC en 2002 y asesinado en 2007 tras cinco años de cautiverio, reconoció que tienen un compromiso con el país por encima de sus sentimientos personales. “Hay un absoluto compromiso de las víctimas de perdonar, de llegar a esa anhelada reconciliación con el fin de que se pueda llegar a la paz en nuestro país”, dijo Giraldo, que como el resto compareció ante la prensa con flores blancas.
También acudieron a La Habana los representantes de la ONU en Colombia, que tuvieron la difícil tarea de seleccionar a esta docena de víctimas y elegirán a otras 48 que viajarán a Cuba en los próximos meses mientras los negociadores debaten sobre cómo resarcir a los afectados por el conflicto. Fabrizio Hochschild, de la ONU, resaltó el respeto y la humildad con la que las FARC y el Gobierno escucharon a las víctimas. “Ellos han manifestado trabajar para que el proceso de paz asegure que nunca más se vuelvan a vivir estas situaciones de dolor”, explicó.
Yaneth Bautista, hermana de una guerrillera del desmovilizado M-19 que fue secuestrada, torturada y asesinada por agentes del Estado, destacó ese respeto con el que fueron escuchadas y agregó que no tienen sentimientos de venganza. “Éste es nuestro aporte a la democracia (...), sacamos del fondo de nuestro corazón, de nuestro dolor, lo mejor de nosotros mismos para este país”, añadió al final de la jornada, donde varias de ellas leyeron un comunicado en el que invitaron a “todas las víctimas” a hacer “una causa común”.
Este primer grupo instó a todos los colombianos a acompañarlos en la reivindicación de sus derechos. Y pidieron a los negociadores que incorporen sus propuestas a los acuerdos de paz. “Yo ya lo perdí todo, pero podemos hacer mucho en honor de todos estos seres queridos que perdimos para reconstruir la paz y la reconciliación”, dijo Consuelo Turbay, citada por los medios locales.
Verdad, justicia y reparación
Que las víctimas del conflicto armado en Colombia participen en las conversaciones entre el Gobierno y las FARC es inédito no sólo para un país con 222.000 muertos en el conflicto, sino para el mundo. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, recalcó que el testimonio directo de las víctimas, justo cuando se debate la creación de “los mecanismos que les empoderarán para responder a su sufrimiento”, no tiene precedentes.
La agenda de las negociaciones de paz está compuesta por cinco puntos. Las partes han logrado acuerdos parciales en tres de ellos: desarrollo agrario, participación en política y narcotráfico. La sociedad civil ha participado enviando sus propuestas a La Habana, pero sin mandar representantes. Los grandes asuntos pendientes son resarcir a las víctimas de la guerra y decidir cómo se desmovilizarán los guerrilleros. Los dos son cruciales, pero el primero ocupa el centro del diálogo.
Fue a principios de junio, antes de que empezara el diálogo sobre las víctimas —y días después de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en las que Juan Manuel Santos quedó segundo— cuando los negociadores de paz anunciaron que se organizarían en Colombia cuatro grandes foros que finalmente reunieron a más de 3.000 víctimas de todo el país. Allí dieron a conocer sus propuestas sobre lo que esperan en términos de verdad, justicia y reparación. También se anunció que 60 de ellos viajarían a verse cara a cara con sus victimarios.
Ayer, al día siguiente del encuentro con las primeras 12 víctimas, las delegaciones del Gobierno de Santos y de las FARC agradecieron su testimonio y se comprometieron a que sus propuestas servirán de “insumo” para la discusión sobre cómo serán reparadas. Y recordaron que han recibido más de 5.000 propuestas a través de una página web. “Recibimos sus manifestaciones de dolor y sus demandas como un imperativo ético y moral para concluir exitosamente estas conversaciones”, dice un comunicado conjunto.
220.000 muertos desde 1958
- El Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia recopiló los datos desde 1958 hasta 2012 de un conflicto que ha costado la vida a 218.094 personas. Solo el 19% eran combatientes. Los civiles fallecidos ascienden a 177.307.
- Desde 1970 hasta 2010 han sido secuestradas 24.482 personas por las guerrillas y 2.541 por los paramilitares.
- Desde 1985 hasta 2012 se registraron 1.982 masacres, con un total de 11.751 víctimas. En el mismo periodo hubo 1.754 víctimas de violencia sexual y 25.007 desapariciones forzadas.
- El conflicto ha provocado el desplazamiento forzoso de 5.712.506 personas.
- Las minas antipersonas han causado 2.119 muertos y 8.070 heridos desde 1988.
- 5.156 personas han sido reclutadas ilícitamente por las facciones en liza.
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