Israel teme una escalada de la tensión con Hezbolá en el Golán
La aviación israelí ha destruido en Siria depósitos de misiles de la milicia chií
El Ejército israelí está reforzando su presencia en los altos del Golán con carros de combate y vehículos blindados junto a la línea de separación con Siria tras una semana jalonada por ataques contra objetivos de Hezbolá e intentos de represalias de la guerrilla chií libanesa, aliada del régimen de Bachar el Asad. El despliegue militar desvelado por el diario Maariv marca un hito en los más de cuatro años de guerra civil en el vecino país árabe. Tanto los servicios de inteligencia como las Fuerzas Armadas consideran que el arsenal de misiles de Hezbolá es la principal amenaza para la seguridad del Estado judío.
La aviación de combate israelí atacó el pasado fin de semana en Siria almacenes de cohetes de precisión y convoyes que transportaban misiles de largo alcance a Líbano con destino a Hezbolá. Israel intenta por todos los medios que no lleguen al partido-milicia misiles de crucero como los Yakhont, que tienen un alcance de 300 kilómetros y son difícilmente detectables por los sistemas de radar.
“Hezbolá es la principal amenaza para Israel por su capacidad de disparar cohetes contra cualquier punto de nuestro territorio”, reconoce el teniente coronel Peter Lerner. “Su protagonismo en la guerra de Siria ha aumentado además su capacidad de combate”, advierte este portavoz militar oficial israelí. El desarrollo de sistemas antimisiles como la Cúpula de Hierro, puesta a prueba por Israel el pasado verano durante el conflicto de Gaza, choca con el amplio arsenal de la guerrilla libanesa, que Lerner eleva a “miles de cohetes”.
Hezbolá no ha lanzado aún ninguno de sus misiles. Sus combatientes están enfrascados en la guerra de Siria en apoyo del régimen, y la advertencia israelí de que habrá duras represalias sobre Líbano si se produce un ataque con cohetes amenaza con privar a la guerrilla chií del apoyo que le brinda parte de la sociedad libanesa desde la guerra de 2006.
La aviación israelí, sin embargo, intervino el lunes para cerrar el paso a la infiltración de un comando que pretendía colocar explosivos en la valla de separación en los altos del Golán. El Ejército asegura que en la operación murieron cuatro supuestos miembros de Hezbolá.
Las sirenas de alarma han sonado varias veces en los últimos días para alertar a los colonos agrícolas israelíes en el Golán del peligro de caída de proyectiles lanzados desde territorio sirio. Al menos tres granadas de mortero impactaron el miércoles sin causar daño en la zona que Israel ocupa desde 1967.
Los combates emprendidos por milicias rebeldes islamistas cercanas al Frente al Nusra (asociado a Al Qaeda) para desalojar de un puesto fronterizo con el Golán en Quneitra a un grupo yihadista afiliado al Estado Islámico están detrás de esos disparos, según informaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humano. El Frente al Nusra ha venido operando en la zona fronteriza con el Golán sin haberse enfrentado en ningún momento con el Ejército israelí.
Efraim Halevy, exjefe del Mosad (servicio de inteligencia exterior israelí), mantuvo en una reciente intervención ante periodistas en Jerusalén que es Irán quien maneja los hilos que mueven a Hezbolá, pero criticó también al Gobierno por “no tener una estrategia clara de disuasión ante las amenazas, cada vez mayores, procedentes del norte”. La milicia chií libanesa ha intentado ocupar posiciones próximas al Golán bajo control del Ejército sirio para intentar situar a las fuerzas israelíes entre dos fuegos, pero sólo ha confirmado su hegemonía hasta ahora en sus bases del sur de Líbano.
La espiral de la tensión ya estuvo a punto de desbordarse el pasado mes de enero, cuando las fuerzas israelíes mataron a un comandante de la milicia chií libanesa y a un jefe de la Guardia Revolucionaria iraní en la frontera con el Golán. La artillería de Hezbolá acabó poco después con la vida de dos soldados israelíes y dejó heridos a otros siete. Durante las represalias contra este último ataque falleció el cabo Francisco Javier Soria, desplegado en la Fuerza Interina de la ONU para Líbano, a consecuencia del impacto de un proyectil de la artillería israelí.
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