Francia e Italia se enfrentan por el flujo de inmigrantes
Bruselas presiona para que se aprueben las cuotas de refugiados
El debate europeo sobre inmigración sube de tono. Lo que comenzó como una expresión conjunta de solidaridad de los primeros ministros a cambio de responsabilidad está desatando tensiones entre países comunitarios y también con la Comisión Europea. El intento de cientos de miles de inmigrantes de cruzar la frontera italiana el pasado fin de semana hacia países vecinos ha provocado mayores controles en Francia y Austria, definidos por Roma como un bloqueo de fronteras. El comisario europeo de Interior, Dimitris Avramopoulos, ha convocado este martes a los ministros francés, italiano y alemán para apaciguar la crispación.
Francia exige mano dura y un estricto cumplimiento de las reglas comunitarias, pese a la crisis abierta por la situación de los migrantes bloqueados en el norte de Italia. París reclama a Roma un mayor control de los extranjeros que llegan a sus costas y firmeza a la hora de determinar quiénes pueden pedir asilo y quiénes son migrantes económicos. Los primeros, defiende París, tendrán que ser repartidos, mientras los segundos deben ser expulsados.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, negó que se haya cerrado la frontera, pero recordó que, desde hace un mes, la policía ha reforzado los controles para impedir que entren en Francia migrantes sin la documentación adecuada. En el último mes, Francia ha devuelto a Italia cada semana un millar de extranjeros llegados en trenes y autobuses desde Milán, Turín o Roma. Muchos de ellos, afirma París, no habían sido identificados en Italia.
Un plan b
“Se necesita una política firme”, señaló Cazeneuve a la cadena BFM, en clara alusión a Italia.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, había iniciado previamente la contienda verbal al advertir el domingo de las consecuencias del rechazo europeo al reparto de refugiados que propone el Ejecutivo comunitario. “Si Europa elige la solidaridad, está bien. Si no, tenemos un plan b que golpeará sobre todo a Europa”, alertó Renzi. Tácitamente, el primer ministro aludía a la capacidad que tiene todo país receptor de migrantes —como Italia— de dejarlos marchar hacia los países donde pedir asilo resulta más ventajoso, principalmente Alemania, Suecia, Francia y Bélgica.
Los ministros de Interior abordarán este martes en Luxemburgo la controvertida propuesta de distribuir entre Estados miembros una parte de los demandantes de asilo que hayan arribado por el Mediterráneo a Italia y Grecia. Casi la mitad de los 28 Estados rechazan que esa iniciativa sea obligatoria y otros ocho piden cambios en el criterio de distribución que ha diseñado Bruselas para repartir a esos potenciales refugiados. El comisario europeo envió ayer una carta a las capitales para persuadirlas de que aprueben este modelo a cambio de acelerar las expulsiones de todos aquellos migrantes sin derecho a solicitar asilo.
Los contactos continuarán en los próximos días para intentar aliviar un problema que pone a prueba los valores europeos. El presidente francés, François Hollande, prevé analizar esta crisis en un encuentro con Renzi el próximo domingo en Milán.
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