Bernardo de Gálvez, un héroe español en América
Una exposición muestra en Madrid el papel de España y de uno de sus militares en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos
En el pasillo que da comienzo a la exposición, frente a la imagen del que fuera ministro de Indias, cuelga la de un jefe apache aliado de los españoles. Es la entrada a la muestra Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos, inaugurada ayer en Madrid por el rey Felipe VI y patrocinada por Iberdrola. Con más de 100 piezas —entre documentos, dioramas, cuadros...—, ordenadas en cuatro salas, el Ejército de Tierra y la Casa de América dan cuenta de la vida del militar y político español del siglo XVIII Bernardo de Gálvez (1746-1786), quien desempeñó un papel esencial en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos (1775-1783); y de la huella que dejó España en América.
Más información sobre la muestra
Fecha: desde el 4 de diciembre de 2015, hasta el 12 de marzo de 2016.
Lugar: Casa de América, en calle de Marqués del Duero, 2, 28014, Madrid.
Precio: entrada gratuita.
La muestra, abierta hasta el 12 de marzo en Casa de América, nace con el objetivo de celebrar, en 2016, el 270º aniversario del nacimiento de De Gálvez; el 240º de la revolución estadounidense (1776); y que Estados Unidos le otorgara el año pasado el título de Ciudadano de Honor por su papel en esta guerra, recibiendo así mayor reconocimiento en este país que en España.
Antes de sumergir al visitante en las contiendas bélicas, la exposición le sitúa en el contexto histórico con dos trajes originales del siglo XVIII —incluida la única casaca militar que se conserva en España— cedidos por el Museo del Traje de Madrid; retratos de Bernardo de Gálvez y otras personalidades; un ejemplar del periódico La Gaceta de Madrid que narra las entonces incipientes revoluciones en Colombia...
De Gálvez llegó a América en 1762 y alcanzó a ser virrey de la Nueva España en 1785, un año antes de su muerte. Utilizando su presencia en el continente como hilo conductor, la segunda sala trata de resaltar “el legado de España en América: la cultura, el idioma, la religión y el mestizaje”, explica el teniente coronel José Manuel Guerrero, comisario de la exposición. Uno de los objetos que pretenden transmitir hasta qué punto esta influencia no se dio tan solo en la América Latina sino en todo el continente es la moneda del Real de a 8 de plata, que dio lugar al dólar estadounidense. El signo de la divisa norteamericana tiene también un origen español: la cinta que lee “Plus Ultra” y que serpentea entre las dos columnas de Hércules en el escudo de España se transformó en la “S” cruzada por dos rayas verticales del símbolo monetario.
“Sala 3”, se lee tras subir la escalera. Es la habitación destinada a la figura de De Gálvez. Nada más entrar, un cuadro enseña el pueblo malagueño (al sur de España) donde nació el militar, Macharaviaya. Un poco más adelante, tras una vitrina, se muestran dos escudos originales de la época: una rodela, utilizada por los indígenas; y una adarga, usada por los españoles. Junto a ellos, un espadín. “No es el de Bernardo de Gálvez, pero él usaba uno como éste”, dice el capitán Germán Segura, miembro del comisariado.
Para entrar a la última sala, que detalla la Guerra de la Independencia, hay que pasar por la recreación —con juegos de luces y ruido de explosiones— de una trinchera. Al salir de la zanja, un soldado moribundo espera tirado en el suelo. “Con esto recordamos que la mayoría de los soldados españoles morían por enfermedades, no por el fuego enemigo”, explica el comisario. Se cree que De Gálvez murió de difteria.
“Aunque en las películas se refleja la ayuda francesa a la sublevación estadounidense, España mandó el doble de tropas”, asegura Guerrero. El comisario afirma que hay dos razones por las que la asistencia española pasó desapercibida: la Corona no quería que se conociese el apoyo a los rebeldes porque las revueltas en sus territorios ya habían comenzado; y a EE UU tampoco le convenía, porque así no se le podía reclamar un pago.
La presencia de De Gálvez marcó la diferencia en la reconquista española de territorios ingleses, sobre todo en la batalla de Pensacola (1781), cuando la Armada no se atrevía a cruzar un estrecho canal. “Él se adentró solo, con su embarcación, entre fuego enemigo. El resto tuvo que seguirle”, explica Guerrero. El comisario resaltar las diferencias étnicas de las tropas de De Gálvez reflejadas en un cuadro de Augusto Ferrer Dalmau. “Fue el primer ejército multirracial”, asegura. Hecho que, seguramente, le facilitó la victoria: “Los mejores soldados que tenía para enfrentar a los indígenas aliados de los ingleses eran [los del batallón de] los Morenos de Cuba. Porque eran mejores tiradores y se adaptaban mejor a este tipo de combate”.
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