Hollande crea una Guardia Nacional para apoyar la lucha antiterrorista
La creación del cuerpo no conlleva el despliegue de fuerzas adicionales, sino la agrupación de las ya existentes
El presidente francés, François Hollande, anunció este jueves la creación oficial de una Guardia Nacional, que se alimentará de las reservas operativas de civiles voluntarios y militares jubilados. La medida había sido ya evocada tras los ataques de noviembre pasado y todavía se tienen que definir sus modalidades de distribución. Tras consultarlo con todos “los actores concernidos”, se comunicarán más detalles con motivo de un Consejo de Defensa previsto a principios de agosto. El proyecto será sometido a la “consulta de comisiones parlamentarias” en septiembre, con el objetivo de estar operativo “cuanto antes”.
Sin margen de maniobra tras la batería de medidas antiterroristas tomadas desde los atentados del año pasado, y ante la presión de la oposición, Hollande da así forma a una iniciativa reclamada por la derecha y evocada tras los últimos atentados por el propio presidente. La Guardia Nacional, originalmente creada durante la Revolución y desparecida en 1871, se alimentará en un principio de las reservas operativas. Estas se crearon precisamente para reemplazar en su día a la Guardia Nacional.
“No tiene vocación de sustituir a las fuerzas de seguridad, sino de apoyarlas, reforzarlas”, detalló Hollande este jueves en un discurso desde Rivesaltes, en el sur de Francia. Tras el ataque de Niza, el presidente había lanzado un llamamiento a los jóvenes a unirse a las reservas para aliviar el esfuerzo de los efectivos de seguridad, agotados tras más de ocho meses de Estado de excepción. “Desde que lancé ese llamamiento —esa movilización me ha emocionado—, muchos jóvenes se han presentado”, añadió. El miércoles, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, indicó que más de 250.000 voluntarios se habían presentado.
Unos 15.000 reservistas operacionales de gendarmería y de policía deberían estar ya disponibles a finales de mes para “garantizar la seguridad de diferentes eventos durante el verano”, según Hollande. El ministerio de Defensa, por su parte, movilizará a sus 28.000 reservistas voluntarios “para que estén disponibles para las próximas semanas”, añadió. Defensa prevé aumentar su número a unos 40.000 para finales de 2019.
En caso de necesidad, el Gobierno cuenta también con reservistas de segundo nivel. Un grupo compuesto por militares y gendarmes jubilados desde hace menos de cinco años y que pueden ser movilizados en circunstancias excepcionales. Cuenta así con un vivero adicional de unos 10.000 efectivos. En cualquier caso, el Gobierno de momento sólo se ha referido a las reservas de primer nivel, la cual está compuesta por civiles y efectivos de seguridad voluntarios.
Detalles indefinidos
La distribución entre civiles y militares, la formación requerida o las misiones asignadas a este nuevo cuerpo son algunos de los detalles que todavía quedan por definir. El Gobierno ha seguido un informe parlamentario y estudiará sus modalidades "con el conjunto de los actores”, según el comunicado del Elíseo. Las modalidades se anunciarán a principios de agosto y serán sometidas a la consulta de comisiones parlamentarias en septiembre.
A la espera de que se concrete la forma de esta gran Guardia Nacional, las reacciones han sido más bien de escepticismo. “Espero a ver a los detalles, pero de momento no entiendo bien qué puede aportar”, reaccionó así el exministro de Defensa, el centrista Hervé Morin. “Que me expliquen en qué habría evitado el atentado de Niza”, en el que un camión embistió a la multitud y mató a 84 personas. “Es pura comunicación, ponemos una etiqueta nueva a algo que ya existe”, explicó el experto en cuestiones militares, Jean-Dominique Merchet, en la radio France Info. “Guardia Nacional, muy bien, ya lo proponíamos en 2012”, escribió en Twitter un alto cargo del Frente Nacional, Florian Philippot. “Pero que no justifique una débil aportación presupuestaria para nuestro Ejército”, advirtió.
Este es de los pocos anuncios, aunque todavía por definir, realizado por el Gobierno tras el último atentado perpetrado el pasado martes contra una iglesia en Normandía. La víspera, el ministro del Interior había tan solo indicado que desplegaría 23.500 efectivos de seguridad adicionales para garantizar la seguridad en unos 56 eventos a lo largo del verano. Ni Hollande ni su Ejecutivo han querido entrar en el debate levantado por la oposición, que reclama centros de retenciones o arresto domiciliario para todos los sospechosos de terrorismo, aunque ello signifique tener que modificar la Constitución.
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