“Si soy asesinada...pues hasta aquí llegué”
Thelma Aldana denuncia amenazas de muerte y dice vivir espiada por drones desde que procesó al expresidente Pérez Molina
Thelma Aldana, fiscal General de la República de Guatemala, es uno de los personajes más respetados en un país donde el prestigio de los servidores públicos anda por las alcantarillas. Se lo ha ganado a pulso. Aldana empezó como conserje de un juzgado, y 25 años después, alcanzó la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia.
Su nombramiento como Fiscal por el expresidente Otto Pérez en mayo de 2014, despertó suspicacias. Se temía que Pérez elegía a una funcionaria complaciente, que lo ayudara a ocultar sus delitos. Pero esta mujer, de 60 años, demostró su independencia y el ex mandatario acumula denuncias mientras guarda prisión preventiva, a la espera de por lo menos tres juicios por corrupción.
Con el apoyo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG, patrocinada por la ONU), Aldana ha acumulado pruebas suficientes para tener acorralado al exmandatario y a la que fuera su vicepresidenta, Roxana Baldetti; a militares de alto rango acusados de crímenes de lesa humanidad durante la guerra civil (1960-1996), y a la cúpula del Partido Patriota (PP), la administración más abiertamente corrupta de la historia de este país centroamericano.
Demasiada osadía. Las mafias que han secuestrado al Estado y tienen mucho que perder no se rendirán fácilmente y han iniciado una bien orquestada campaña mediática en su contra. A ello se suma, como la misma Fiscal denunció públicamente, la existencia de una conspiración para asesinarla, que ha incluido la vigilancia de su residencia por medio de drones. Pese a ello, Aldana luce tranquila, segura de sí misa. Transmite serenidad.
Pregunta. ¿Qué la motivó a procesar al exmandatario Otto Pérez Molina?
Saber que el presidente de la República estaba involucrado en actos de corrupción fue decepcionante
Respuesta. Siempre supe que mi obligación es cumplir con la ley. Así, resultó sencillo responder a mi deber. Nunca sospeche que Pérez pudiera estar involucrado en actos de corrupción, aunque sentía algún temor porque condicionara mi mandato impidiéndome que conociera las demandas en contra de los militares por los crímenes de guerra. En tal caso, tenía claro que hubiera declinado mi nombramiento, pero no ocurrió.
P. Al grado de tener en la cárcel al hombre que la nombró para el cargo…
R. Saber que el presidente de la República estaba involucrado en actos de corrupción fue decepcionante. Pero no dudé ni un segundo. No fui a advertir al mandatario de lo que se preparaba en su contra, sino seguí el camino legal. Era lo mínimo que podía hacer.
P. ¿Conocía al presidente Pérez Molina previo a su nombramiento como Fiscal?
R. Sí. Cuando él llegó al poder, yo era presidenta del Supremo. Lo busqué porque pensé que era importante que los presidentes de los tres poderes del Estado trabajáramos conjuntamente. El problema es que los entonces titulares del Ejecutivo y el Legislativo están ahora en prisión.
P. Pérez Molina la acusa públicamente de ser un títere de la CICIG y de la Embajada de Estados Unidos. ¿Qué opina al respecto?
R. Tengo dignidad y creo saber qué es lo mejor para el país. Y tener aliados como la CICIG es tener los pies en la realidad, y me propuse trabajar de la mano con la Comisión Internacional contra la Impunidad y de la agencia estadounidense antinarcóticos (DEA). Pretender combatir a la delincuencia organizada en solitario sería imposible.
P. Todo indica que la Fiscalía tiene pruebas suficientes para que los exmandatarios Otto Pérez y Roxana Baldetti sean condenados. En tal caso, ¿hasta cuántos años podrían purgar?
Combatir la delincuencia organizada en solitario es imposible
R. De los delitos de los que se les imputa, el lavado de dinero tiene penas de seis a 20 años; la asociación ilícita, de seis a ocho; cohecho pasivo (cobrar sobornos), de cinco a 10 años, y defraudación aduanera, de siete a 10. Hay materia para una condena muy larga.
P. ¿Cómo afectan las amenazas de muerte y el espionaje de su residencia en su trabajo?
R. Vivo el día a día con la amenaza de muerte. Las estructuras mafiosas se han unido y de acuerdo a nuestra investigación tienen preparado un atentado en contra de mi vida.
P. ¿Qué resultados arroja la investigación de la Fiscalía para desmontar esa conspiración?
R. Una amenaza de esa naturaleza es, siempre, sumamente difícil de investigar. He tenido que cambiar mis rutinas, mi forma de vida, incrementar las medidas de seguridad. Pero no me da miedo, no me preocupa. Creo que es Dios el que decide. Estoy en sus manos. Si he de morir asesinada, pues hasta allí llegué.
P. ¿Pueden ser derrotadas estas estructuras mafiosas y, en su caso, cuánto tiempo llevaría?
No soy un títere de la embajada de Estados Unidos en Guatemala
R. Hemos avanzado pero el proceso es todavía frágil. Si el pueblo es pasivo, el criminal está de pie y el pueblo de rodillas. Así, su presencia y su exigencia son vitales para recuperar el Estado. Podemos hacerlo. Ya lo demostrados en abril de 2015 con las manifestaciones que culminaron con Pérez y Baldetti en la cárcel.
P. ¿Ha pensado en postularse a la presidencia de Guatemala?
R. Para incursionar en la política, hay que tener dinero y ejercer la demagogia. No tengo dinero ni me imagino en demagogia. Y con los partidos que tenemos, no me sentiría cómoda.
P. ¿Cuál será su futuro?
R. Mi futuro, si sobrevivo, será la docencia.
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