Trump titubea con la inmigración en su búsqueda del voto moderado
El candidato republicano intenta vincular a su rival demócrata Clinton con el KKK
En su último mitin, en Des Moines (Iowa) el sábado, Donald Trump hizo lo que hace muy a menudo: subir al estrado a los familiares de una víctima muerta a manos de un inmigrante “ilegal criminal” que vivía en Estados Unidos sin papeles a pesar de tener antecedentes penales. “Vamos a deshacernos de los criminales, y eso va a empezar a suceder una hora después de que asuma la presidencia, ¿de acuerdo?”, prometió. Desde el primer día de campaña, el candidato republicano ha hecho de la mano dura en materia migratoria un pilar central de su carrera a la Casa Blanca. Pero, en la búsqueda del voto más moderado, su discurso ha dejado de estar tan claro.
Durante la última semana, Trump ha sembrado numerosas dudas acerca de algunas de sus propuestas más controvertidas, como la de crear una “fuerza de deportación” para expulsar del país a los 11 millones de inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos, algunos desde hace décadas. “Se tienen que ir”, insistió durante meses.
Mientras que su promesa de construir un muro con México se mantiene, lo de la “fuerza de deportación” ha desaparecido totalmente de su discurso y su creación está, en palabras de su gerente de campaña, Kellyanne Conway, “por determinar”. En vista de los vaivenes que ha dado durante días en materia migratoria, hay mucho más “por determinar” en los planes de Trump, empezando por saber qué pretende hacer con los 11 millones de indocumentados que viven en el país, la mayoría de los cuales no son los “criminales” con antecedentes penales a los que se refiere constantemente en sus discursos.
El mayor bandazo lo dio Trump en un foro organizado por la cadena conservadora Fox y retransmitido el martes y miércoles, cuando se mostró dispuesto a “suavizar” su postura respecto a personas que llevan años viviendo en EE UU y que pagan sus impuestos a pesar de no estar regularizadas. “Tenemos algunas personas estupendas en este país”, afirmó. El jueves sin embargo, dijo a la cadena CNN que “no habrá un camino a la legalización (de indocumentados) a menos que salgan del país” primero. Pese a ello, siguió —y sigue— sin explicar si sus planes incluyen la deportación masiva que prometió en sus primeros meses de campaña. El sábado, Trump usó otro de sus recursos habituales para eludir el tema de fondo: acusar a los medios de manipular sus palabras. La prensa “toma frases y declaraciones, los corta, los saca de contexto y los discute durante días”, criticó. Pero siguió sin aclarar las dudas clave.
Trump ha cortejado en la última semana el voto hispano y el afroamericano, dos de las minorías a las que más ha insultado durante su campaña y entre las que el candidato republicano tiene cifras bajísimas de intención de voto. “¿Qué tenéis que perder?”, instó en los pasados días a los votantes negros, usando estereotipos sobre la alta criminalidad y pobreza entre afroamericanos, hecho que ha indignado a representantes de esta comunidad. El sábado volvió a las andadas al usar la muerte en Chicago por una bala perdida de una prima de la estrella de la NBA Dwyane Wade como una confirmación de sus palabras. “La prima de Dwyane Wade murió de un disparo cuando paseaba con su bebé en Chicago. Justo lo que he estado diciendo. ¡Los afroamericanos van a votar a Trump!”, afirmó en su cuenta de Twitter.
Para los analistas, el giro de Trump con sus titubeos migratorios y con sus llamamientos al voto afroamericano no está necesariamente dirigido a aumentar de forma sustancial los apoyos en la comunidad negra e hispana. El objetivo prioritario sería suavizar lo suficiente su discurso como para asegurarse el voto del republicano —blanco— más moderado que se siente repelido por el tono xenófobo y racista de Trump, sin perder por ello el apoyo de los seguidores más acérrimos que lo han llevado hasta la carrera por la presidencia precisamente por su cargado discurso.
Trump intenta vincular a Clinton con el KKK
La candidata demócrata, Hillary Clinton, respondió esta semana al cortejo del voto hispano y negro de Trump con uno de sus discursos más duros contra su rival republicano, al que acusó de impulsar los valores de los supremacistas blancos. Trump replicó el fin de semana retuiteando un mensaje de dos conocidas afroamericanas suyas vinculando a Clinton con el KKK.
El tuit hacía referencia al fallecido senador demócrata Robert Byrd, que reconoció que en su juventud formó parte del Ku Klux Klan y a quien Clinton llamó “amigo y mentor”. Lo que olvidaron Trump y sus dos seguidoras afroamericanas es que Byrd no solo hizo un mea culpa público sino que, como reconoció la NAACP, la principal organización negra del país, a su muerte en 2010, Byrd se convirtió en un “incondicional defensor de normativas fundamentales como la Ley de Derechos Civiles y la Ley de Derechos de Voto que fomentaron los derechos y libertades civiles” en EE UU.
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