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MUNDO GLOBAL

La tregua del fútbol que no pudo ser en Alepo

El régimen sirio invita a los rebeldes a jugar un partido amistoso en el frente en favor de la “reconciliación nacional”. Los insurgentes ven una “broma pesada” tras cinco años de guerra

Juan Carlos Sanz

“¡Oh, combatientes de los barrios orientales! La Gobernación de Alepo os invita a asistir y participar en un partido amistoso de fútbol como muestra de buena voluntad en favor de la reconciliación nacional”. Los curtidos rebeldes sirios que recibieron el miércoles este mensaje de texto en sus móviles o lo leyeron en las redes sociales o en alguno de los panfletos arrojados desde el aire por el régimen de Bachar el Asad debieron pensar que alguien había perdido el juicio en Damasco.

Un rebelde juega al fútbol en el frente de Alepo (Siria), en julio de 2014.
Un rebelde juega al fútbol en el frente de Alepo (Siria), en julio de 2014.Hosam Katan (REUTERS)

La dividida capital del norte de Siria sufre desde hace una semana las consecuencias de una ofensiva general de las fuerzas gubernamentales, que dominan el oeste de la ciudad, contra las milicias rebeldes, que controlan el este desde 2012. Está siendo una de las batallas más sangrientas en los más de cinco años de conflicto civil en el país árabe. Desde el pasado día 15, cuando se reanudaron los ataques tras cerca de un mes de relativa calma, han muerto al menos 140 civiles en los distritos orientales; los hospitales han quedado prácticamente fuera de servicio, y las escuelas han vuelto a ser clausuradas por los bombardeos. A partir del mes de julio, más de un cuarto de millón de personas siguen cercadas bajo un diluvio de fuego y sin poder recibir ayuda humanitaria.

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El partido, que estaba convocado para el mediodía de este jueves, nunca se disputó. Los portavoces del régimen habían habilitado incluso un “corredor seguro” para permitir el acceso de los habitantes del este de Alepo al estadio de Hamdania, en una zona gubernamental próxima al frente de guerra, según informa la BBC. Ni las bombas arrojadas por la aviación siria ni los cohetes disparados por las baterías insurgentes han dejado de caer sobre las inmediaciones del terreno de juego.

Desde las filas gubernamentales tal vez se haya querido evocar la tregua de Navidad de 1914, en las trincheras Primera Guerra Mundial, durante la que soldados británicos y alemanes se enfrentaron en un partido de fútbol tras la interrupción de los combates. En las redes sociales, los partidarios de El Asad desprendían un cierto tono de burla.

El régimen ofrece periódicamente vías de escape a los combatientes rebeldes para poder abandonar con seguridad el cerco de Alepo a cambio de deponer las armas. Mediante el envío masivo de SMS o del lanzamiento de octavillas, también anima a los civiles a pasarse la zona bajo control gubernamental sin temor a represalias. Los insurgentes han rechazado hasta ahora todas las ofertas y prosiguen la lucha. La población, mientras tanto, no se atreve a salir de los refugios situados bajo sus casas ni para recibir atención sanitaria.

La invitación al partido amistoso ha sido  recibida desde la oposición como una operación de propaganda del régimen para intentar mejorar su imagen internacional con un gesto de buena voluntad mientras prosigue los ataques sistemáticos sobre zonas densamente pobladas. “Nos bombardean y nos matan, y luego nos invitan al fútbol”, se quejaba a la cadena Al Arabiya un médico del este de Alepo. “¿Es una especie de broma pesada”. Parecía que el fútbol era lo único que quedaba en común a ambos lados de las trincheras de Siria.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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