Líbano anuncia elecciones parlamentarias por primera vez en nueve años
El consenso político sobre una nueva ley electoral ha permitido desbloquear el ‘impasse’ político
Tras once maratonianas horas a puerta cerrada, el Gabinete libanés ha aprobado en la tarde del miércoles, y por primera vez en su historia, una nueva ley electoral basada en la proporcionalidad. Lo ha hecho a seis días de que venciera su mandato y estableciendo 15 circunscripciones electorales. La promulgación de esta ley era el último escollo a salvar para convocar las primeras elecciones parlamentarias desde 2009. El actual Parlamento ha prorrogado su mandato en tres ocasiones, siendo la última este miércoles con una extensión técnica de 11 meses. El documento será sometido a voto en una sesión plenaria este viernes, tras lo que se ratificará la fecha de los próximos comicios anunciada para el 6 de mayo de 2018.
“Se trata de un gran logro ya que la anterior ley no asegurada la representatividad”, se felicitó ante la prensa local el presidente libanés, Michel Aoun. El primer ministro, Saad Hariri, también se mostró optimista a pesar de disculparse ante los libaneses por aquellos puntos que han quedado fuera del texto. El nuevo voto proporcional reemplaza al antiguo sistema mayoritario en vigor desde 1960 por el que el candidato ganador sumaba la totalidad de los votos. “Esta ley va a permitir la inclusión de una mayor pluralidad y el sistema de implementación pretende reducir la corrupción en el voto. Se crearán tarjetas magnéticas en lugar del tradicional folio y lápiz, y las elecciones se realizarán en un solo día”, valora al teléfono y desde Beirut Rami Rajeh, miembro de la plataforma política Beirut Medinati.
Entre las propuestas que han quedado fuera de la mesa, se encuentran la cuota mínima de mujeres, otorgar el voto a los soldados libaneses así como la reducción de la edad mínima para votar de 22 a 18 años. Sin embargo, se ha acordado que en 2022, la diáspora libanesa —estimada en más de nueve millones de personas frente a los 4.5 que habitan en el país— podrán contar con seis escaños. Entre las críticas, ha destacado la del partido cristiano Kataeb, que ha calificado el acuerdo de “fraude político” y “perpetuación del confesionalismo”. Los 128 escaños actuales del Parlamento seguirán siendo mitad cristianos y mitad musulmanes. Por ley, el presidente de Líbano ha de ser cristiano maronita; el primer ministro, musulmán suní, y el portavoz del Parlamento, musulmán chií. “El confesionalismo está enraizado en todo nuestro país, lo que intentamos es reducir su impacto”, se ha defendido Hariri.
El anuncio de los comicios parlamentarios es un paso más en la normalización entre los dos bloques políticos que dominan el espectro libanés. Enfrentados con Siria como telón de fondo, el país ha arrastrado un vacío presidencial durante dos años y medio hasta el pasado mes de noviembre. Convertido en tablero habitual de las puyas regionales e internacionales, y albergando a 1.5 millones de refugiados sirios, el temor al contagio de la vecina guerra siria ha llevado a todos los actores involucrados en Líbano a forzar una salida política negociada. Sin embargo, la larga omisión de los asuntos internos como el deterioro de unas infraestructuras obsoletas, el rampante encarecimiento del coste de vida y la crisis en la gestión de desechos, han terminado por desatar una inusitada ola de protestas ciudadanas.
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