Seúl propone a Pyongyang conversaciones militares para reducir la tensión
Serían las primeras conversaciones entre Corea del Sur y Corea del Norte en tres años
Por primera vez desde la investidura del nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, Seúl ha propuesto conversaciones militares con Corea del Norte. Si el régimen de Kim Jong-un acepta, el diálogo ocurriría el próximo viernes en la localidad de Panmunjom, en la zona desmilitarizada que separa a los dos países. La iniciativa busca, según el Ministerio de Defensa del sur, rebajar las tensiones en el área fronteriza, y llega dos semanas después de que Pyongyang probara con éxito por primera vez un misil intercontinental.
La oferta coincide con una propuesta similar de la Cruz Roja Internacional sobre la reunión de familiares separados por la guerra de Corea (1950-1953), que también se desarrollaría en Panmunjon, en este caso el 1 de agosto.
Los contactos militares directos entre las dos Coreas son sumamente raros. El último del que se tiene noticia ocurrió en octubre de 2014, en la zona desmilitarizada, sin que entonces ambas partes lograran llegar a un acuerdo. Un año más tarde, en el mismo lugar, dos delegaciones ministeriales desarrollaron conversaciones, la última ocasión en que los dos países conversaron cara a cara. Las reuniones de familiares también serían las primeras en dos años.
En un comunicado del Ministerio, leído a los periodistas en Seúl por el viceministro Suh Choo-suk, el Gobierno de Seúl indicó que su propuesta quiere poner fin a “todos los actos de hostilidad" en la frontera. No ha precisado a qué nivel se desarrollarían las negociaciones ni la agenda exacta a abarcar.
Ambos países transmiten propaganda por altavoces en la zona fronteriza. Activistas de Corea del Sur también envían panfletos en globos de helio al otro lado de la zona desmilitarizada.
“Corea del Norte debe responder a nuestras propuestas sinceras si de verdad quiere la paz en la península coreana”, ha indicado el ministro surcoreano de Unificación, Cho Myoung-Gyon, citado por Reuters.
Moon, de ideología centro-izquierdista y que venció en las elecciones adelantadas en Corea del Sur por una amplia mayoría, es partidario del diálogo con Pyongyang y ha prometido una mayor participación de su país en los esfuerzos por controlar a su vecino del norte. En un discurso en Alemania este mes, a donde viajó para participar en la cumbre del G20, el presidente surcoreano volvió a subrayar la importancia del diálogo para atajar una situación que considera “seriamente peligrosa”.
Pero desde su llegada al poder el régimen de Kim Jong-un no ha hecho sino intensificar sus pruebas de misiles. El 4 de julio lanzó un cohete intercontinental que, según algunos expertos, podría llegar a alcanzar Alaska o, incluso ciudades de la costa oeste estadounidense. Entonces, Pyongyang definió aquella prueba como un “regalo” a Washington.
Contar con la capacidad de alcanzar territorio estadounidense con misiles dotados de cabezas atómicas es el objetivo declarado de Corea del Norte y la rapidez de sus progresos ha alarmado a los analistas. El pasado viernes, la página especializada 38 North alertaba que ese país podría haber producido más plutonio del que se calculaba hasta ahora para su programa de armamento.
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