La ex primera ministra de Tailandia huye ante su posible condena
El Tribunal Supremo ordena detener a Yingluck Shinawatra, que se enfrentaba a 10 años de cárcel
Nueva vuelta de tuerca al entuerto político tailandés. El Tribunal Supremo de dicho país ha emitido una orden de arresto contra la ex primera ministra, Yingluck Shinawatra, supuestamente dada a la fuga para evitar una sentencia en su contra que esa corte tenía previsto dictar este viernes. Yingluck, acusada de negligencia por un farragoso plan de subvenciones al arroz durante sus años al mando (2011-2014), se suma a un clan de prófugos que encabezó su hermano, el también exdirigente Thaksin Shinawatra, que provoca profundas divisiones en la sociedad tailandesa.
El paradero de Yingluck es una incógnita. El medio tailandés Khaosod afirma que la ex primera ministra tailandesa cruzó a Camboya con su hijo de 15 años el 23 de agosto, voló a Singapur, que no tiene acuerdo de extradición bilateral con Tailandia, y se marchó a Emiratos Árabes Unidos para reunirse con su hermano Thaksin. Su abogado, Norawit Lalaeng, no podía confirmar el viernes si su representada seguía en el país, y se limitaba a justificar su ausencia en la corte por "mareos, dolor de oído y de cabeza", según Reuters.
La ex primera ministra se enfrentaba este viernes a una condena de hasta diez años de cárcel y a la inhabilitación para ejercer cualquier cargo político de por vida. Al no comparecer, el tribunal pospuso la lectura de la sentencia para el próximo 27 de septiembre y emitió una orden de arresto contra ella.
Yingluck Shinawatra, que fue expulsada del poder en el golpe de Estado perpetrado en 2014 por los militares que están ahora al mando de Tailandia, está acusada de aprobar un plan de subsidios a los campesinos que arrojó pérdidas de unos 17.000 millones de euros para el país asiático. Para muchos, sin embargo, su enjuiciamiento es una estrategia del Ejército para apartarla de forma definitiva de la política tailandesa. Los Shinawatra y sus aliados, sea ella o su hermano Thaksin (que gobernó el país de 2001 al 2006 y fue también depuesto por los militares), han ganado los comicios de forma ininterrumpida durante más de una década. Thaksin se exilió en 2008 tras haber sido condenado a dos años de cárcel por corrupción; Yingluck siempre había afirmado que no seguiría el camino de su hermano.
Los procesos contra ambos exmandatarios han acrecentado las profundas divisiones en el seno de la sociedad tailandesa. Los hermanos son populares entre los campesinos y las zonas rurales del país, pero las clases medias y élites conservadoras en Bangkok —respaldadas por el Ejército— recelan de ellos y les acusan de comprar votos en las provincias con el citado programa de subsidios. Las protestas entre ambos bandos han terminado en ocasiones con disturbios violentos, aplacados por los militares y tras los cuales se ha instaurado un periodo de autoritarismo. La actual junta, liderada por el general Prayuth Chan-ocha, ha retrasado en varias ocasiones la convocatoria de elecciones "por motivos de seguridad nacional" y ha prometido convocarlas en 2018.
El polvorín político en el país ha logrado controlarse durante años gracias a la presencia unificadora del rey Bhumibol Adulyadej, fallecido en octubre del año pasado. El nuevo monarca, Maha Vajiralongkorn, no cuenta ni mucho menos con el aprecio que gozó su padre entre los tailandeses, y está por ver si su figura será capaz de calmar las aguas en las interminables crisis políticas que vive el país.
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