Los propietarios de Álvaro Obregón 286 rechazan el memorial del terremoto de Ciudad de México
Los dueños del edificio colapsado en el barrio Condesa defienden su derecho a conservar la propiedad
Los propietarios del edificio Álvaro Obregón 286 han rechazado que el memorial del terremoto de Ciudad de México se construya en su terreno. 50 días después del seísmo, los cinco socios de Inmobiliaria Álvaro Obregón SA de CV han hecho públicas las condiciones del edificio que colapsó el 19 de septiembre y donde murieron 49 personas. Los dueños niegan que el inmueble fuese construido de forma irregular y aseguran que el Gobierno de la Ciudad de México no les ha informado de su plan de expropiación para la instalación del memorial.
El derrumbe del edificio en la avenida Álvaro Obregón 286 fue el más emblemático en los días que siguieron a la tragedia. Allí, cientos de voluntarios trabajaron durante más de 15 días para encontrar a los supervivientes y a las víctimas del terremoto de magnitud 7,1. Bajo sus ruinas 77 personas quedaron atrapadas y solo 28 consiguieron salir con vida durante las primeras 24 horas. La construcción, ubicada en el corazón del barrio de moda en la capital mexicana, fue el sitio en la ciudad donde los trabajos de rescate se extendieron hasta el último esfuerzo, el 4 de octubre.
La calle Álvaro Obregón está desierta y en el número 286 solo quedan algunos escombros de aquel edificio marrón de seis plantas que albergaba oficinas. Las autoridades explicaron durante los días siguientes al seísmo que el edificio había colapsado porque existían irregularidades en su construcción, como la añadidura de tres pisos que generaron un exceso de peso en el inmueble. Además, han señalado que los propietarios no han cumplido con el pago de impuestos y que carecían de una constancia de seguridad estructural.
La construcción del inmueble comenzó en 1959 y terminó en 1961. El plan, defienden los propietarios, siempre fue que el edificio tuviese seis plantas y así consta tanto en el permiso de construcción como en el aviso de terminación de obra, ambos emitidos por el Departamento del Distrito Federal (antiguo nombre del Gobierno local). José Luis Carrasco, representante legal de los propietarios, explica que el edificio siempre ha contado con seis pisos, que no existe una diferencia en el grosor de las losas de cada planta y que la única intervención que ha sufrido ha sido el remozamiento de su fachada en 1993. Una revisión ese mismo año descarta daños estructurales.
Hasta ahora ni las autoridades, ni los dueños del edificio tienen el resultado de los peritajes que explican las razones del colapso del inmueble de 24 metros de altura. “Los picos de mayor magnitud del sismo fueron en la parte de la colonia Roma (donde está el inmueble), entonces estamos hablando de un edificio de más de 60 años con seis niveles desde la construcción, hecho con la técnica de columnas y trabes que es una técnica donde no se necesitan muros de carga”, señala Carrasco. El letrado asegura que los impuestos están pagados hasta septiembre y que el permiso de seguridad estructural no era necesario por el tipo de construcción.
En los casi 60 años de vida del edificio, sus paredes han albergado a la Secretaría de Pesca y a la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México. Tras el terremoto de 1985, al edificio le fueron añadidas las escaleras de emergencia. En el caos del derrumbe, dos de los cinco dueños del inmueble quedaron atrapados en los escombros aunque salieron con vida unas horas después. La sede de la Inmobiliaria Álvaro Obregón SA de CV se encontraba en la sexta planta y tras el colapso sus propietarios perdieron planos, seguros y contratos de arrendamiento.
El domingo pasado, el Gobierno de la Ciudad de México anunciaba la construcción de un memorial en el mismo terreno para recordar a las 228 personas que perdieron la vida en la ciudad tras el seísmo. Los dueños se enteraron del anuncio por los medios de comunicación y comenzaron la defensa de su propiedad. “Nosotros creemos que las autoridades no tienen la facultad para hacer este tipo de expropiaciones. No hay ningún interés público sobre el predio. La construcción de cualquier memorial va en contraposición con la posibilidad de que tantas familias que vivían de ese edificio vuelvan a tener sus espacios de trabajo”, apunta Carrasco.
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