El UKIP se hunde más en el fango y Farage amaga con un nuevo partido
El cuarto líder en 18 meses del partido antieuropeo británico se aferra al cargo tras perder una moción de censura desencadenada por los comentarios racistas de su novia
El partido antieuropeo UKIP, fuerza política clave en la decisión de Reino Unido de abandonar la UE, continúa excavando hasta niveles ya caricaturescos en el fango en que se empezó a hundir tras alcanzar su misión vital con la victoria del Brexit en el referéndum de hace año y medio. Henry Bolton, su líder desde el pasado mes de septiembre, se ha atrincherado en el poder después de perder una moción de censura en el comité ejecutivo del partido.
Su resistencia a marcharse, tras un escándalo a raíz de unos comentarios racistas de su novia sobre Meghan Markle, prometida del príncipe Enrique, ha provocado este lunes una riada de dimisiones entre los más altos cargos de su partido. Hasta 13 de los 25 miembros de su equipo más próximo han abandonado sus puestos, redoblando la presión sobre el líder y colocando al UKIP en una "situación de limbo", en palabras de la hasta hoy número dos.
Bolton, de 54 años, un tecnócrata y exmilitar de perfil bajo, es el cuarto líder del UKIP desde que Nigel Farage dimitió tras ganar el referéndum. La salida del carismático líder sumió al partido en una sucesión rocambolesca de peleas internas que, en una ocasión, llegaron a las manos, con un candidato hospitalizado tras ser derribado en las dependencias del Parlamento Europeo de un puñetazo por un compañero de filas.
El motivo de la presión sobre Bolton ha sido la relación sentimental que mantiene desde estas navidades con Jo Marney, una joven activista del partido de 25 años, que se vio envuelta en un escándalo al publicarse mensajes racistas que envió en redes sociales sobre Meghan Markle. Marney pidió disculpas, dijo que sus comentarios habían sido sacados de contexto, y fue expulsada del partido. Bolton aseguró que había roto con Marney, pero después los tabloides les fotografiaron cenando juntos. Todo ello desencadenó una reunión de la ejecutiva del partido, que acabó con una moción de censura apoyada por todos menos el líder.
Esta lunes por la tarde Bolton ha comparecido ante la prensa, ha atacado duramente al órgano gestor del partido y ha reiterado que se quedará en su sitio, avocando al UKIP a una nueva batalla por el liderazgo, entre su menguante militancia, en las próximas semanas.
Para añadir más madera a la hoguera existencial en la que se consume el partido, que no encuentra una razón de ser tras el referéndum, la prensa del fin de semana ha publicado que Farage está en conversaciones con Arron Banks, el magnate de los seguros que fue máximo financiador del UKIP, para formar una nueva formación política. Se ha publicado que podrían presentarlo esta misma semana y que se trataría más de un movimiento que de un partido tradicional.
La posibilidad —a la que el presidente del partido, Paul Oakden, ha querido esta mañana restar credibilidad en una entrevista radiofónica— encajaría con las recientes declaraciones de Farage, que advirtió de que los proeuropeos estaban ganando el debate público y que los partidarios del Brexit harían bien en organizarse ante la posibilidad de que el Parlamento acabe forzando a celebrar un nuevo referéndum tras las negociaciones con Bruselas.
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