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La primera pausa humanitaria en Guta Oriental no permite evacuar civiles ni introducir alimentos

Los dos bandos enfrentados se acusan mutuamente de quebrantar la tregua anunciada por Putin

Natalia Sancha
Un grupo de niños sirios prepara pan, este martes en Hamouria (Guta Oriental).
Un grupo de niños sirios prepara pan, este martes en Hamouria (Guta Oriental).ABDULMONAM EASSA (AFP)

El optimismo expresado este martes en Moscú contrasta con el escepticismo manifestado en Siria en el primer día de entrada en vigor de la tregua anunciada este lunes por el presidente ruso, Vladimir Putin. "La tregua humanitaria de cinco horas diarias es un avance real y da crédito a la iniciativa rusa", dijo desde Moscú el ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. A más de 3.000 kilómetros de distancia, en el mayor enclave insurrecto de la periferia de Damasco, los vecinos de Guta Oriental discrepan y aseguran que los bombardeos no han cesado este martes.

A las 9 de la mañana (8 en la España peninsular) los diez miembros de la familia Al Helwe asomaron sus cabezas desde la entrada que da al sótano de su hogar en la localidad de Hezzeh (población de Guta), donde han permanecido encerrados durante los últimos nueve días. Algunos de los críos incluso se han atrevido a corretear por los escombros aún humeantes del día anterior. “Ni una sola hogaza de pan ha entrado hoy [este martes] en Guta”, exclama al teléfono el responsable del comité local médico, Maher Hanin. La indignada voz de este funcionario de la oposición siria llega desde Duma, la mayor población de Guta con 120.000 habitantes. Con los estómagos vacíos y los enfermos sin tratar, los Al Helwe han retornado a la frágil seguridad de los sótanos conforme la tregua diaria llegaba a su fin y los bombardeos y morteros recobraban la intensidad de la víspera.

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Sin embargo, el alto el fuego temporal ha logrado reducir el escalofriante ritmo de muertes de los últimos días. Durante la pausa humanitaria, al menos dos personas han muerto, uno de ellos menor, y una docena han resultado heridas en la localidad de Jirsin. Los habitantes de la capital siria despertaron con el mismo escepticismo compartido por sus conciudadanos del otro lado del cerco, después de que una docena de morteros golpearan los barrios de Damasco hiriendo a al menos dos personas. Un déjà vu tras la decena de treguas anunciadas y quebrantadas en el país durante los casi siete años de contienda.

Al menos 568 personas (141 menores) han muerto y más de 2.500 resultado heridas desde que el pasado 18 de febrero las tropas regulares sirias lanzaran una ofensiva aérea sobre estos suburbios de Damasco. La Red Siria para los Derechos Humanos eleva a 13.000 muertos el balance humano de los cerca de cinco años de asedio gubernamental sobre Guta Oriental. Un balance que los voluntarios y médicos locales aseguran que engrosará una vez amainen los bombardeos y puedan desenterrar a aquellas familias que han quedado sepultadas bajo los escombros en barriadas hasta ahora inaccesibles. En sentido inverso, la lluvia de morteros insurrectos sobre la capital ha dejado más de 128  muertos (entre ellos varios niños) y más de 600 heridos en los últimos tres meses.

Tregua unilateral

Tanto la ONU como el Comité Internacional de la Cruz Roja en Siria (CICR) y la Media Luna Roja Siria aceleran los preparativos para una eventual entrada. “No se ha implementado distribución humanitaria alguna este martes ni se han evacuado heridos”, dice al teléfono y desde Damasco Ingy Sedky, portavoz del CICR en Siria. “Por ahora, la tregua es unilateral y sin ratificar por los grupos armados, por lo que no se dan las condiciones de seguridad necesarias para la evacuación de civiles ni para la entrada de ayuda humanitaria”, apostilla Sedky.

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso ha acusado a los rebeldes de atacar el corredor humanitario creado para permitir la salida de civiles y con ello impedir que estos abandonen el enclave. La agencia estatal de noticias siria también ha incidido en los ataques de insurgentes contra los corredores de salida. Trabajadores de la Media Luna Roja Siria se muestran escépticos en cuanto al horquillado de cinco horas de pausa diaria, un plazo que consideran insuficiente a sabiendas que el último convoy humanitario tardó cerca de 12 horas en traspasar la miríada de controles leales e insurrectos que separan los 10 kilómetros de recorrido entre Damasco y Guta Oriental. La experiencia de Alepo oriental, cuya ofensiva se zanjó con una evacuación masiva en diciembre de 2017, ha sentado precedentes tras los repetidos ataques con mortero que sufrieron las caravanas humanitarias y los corredores civiles.

Desde Moscú, Le Drian aseguró este martes que los tres grupos opositores sirios presentes en Guta "han aceptado y firmado" la tregua en todo territorio de Siria exigida en la resolución aprobada el sábado pasado por el Consejo de Seguridad de la ONU. El ministro galo hace referencia a los grupos islamistas Jeish el Islam, Faylaq Al Rahman y Ahrar Al Sham, que según un comunicado difundido este martes en las redes sociales prometieron en una carta a la ONU “evacuar los combatientes de Hayat Tahrir Al Sham y sus aliados de la rama local de Al Qaeda en un plazo de 15 días a partir de la entrada en vigor de la tregua".

“Son falacias”, desdice en una conversación telefónica Ammar Al Hassan, portavoz de la milicia Jeish el Islam y mayoritaria en el enclave del que, según cálculos del centro de estudios Omran, controla un 65% del territorio. Según el portavoz, la ofensiva aérea siria ha permitido dirimir trifulcas pasadas y sellar una unión con Faylaq al Rahman. “No existe compromiso alguno para evacuar a los combatientes de Al Qaeda a los que ya hace tiempo hemos expulsado de la zona”, zanja al Hassan.

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